El gobierno fundamentalista del talibán en Afganistán ha seguido la recomendación de «académicos religiosos» por lo que las mujeres han perdido sus derechos.
La realidad de las mujeres en Afganistán se ha deteriorado a niveles alarmantes, desde que las tropas estadounidenses se retiraron en agosto de 2021. La situación de millones de mujeres ha empeorado aún más que antes de 2001 cuando Estados Unidos derrocó al gobierno talibán e intentó establecer una democracia.
En este sentido el grupo fundamentalista de los talibanes quienes retomaron el poder en 2021 ha quitado derechos básicos a las mujeres afganas.
Nacer niña en Afganistán, hoy es una condena de vida a no ser libre y en el mejor de los casos a ser un ser vivo sumiso a las reglas del grupo fundamentalista. Aunque varias organizaciones en defensa de los derechos de las mujeres han alzado la voz por las féminas afganas, la comunidad internacional ha guardado silencio.
La tragedia comenzó cuando el gobierno talibán prohibió el acceso total a la educación a las mujeres. Ni escuelas de nivel básico, así como a las universidades pueden ingresar; además, tampoco pueden ser investigadoras, maestras o docentes en cualquier nivel.
Poco a poco el talibán comenzó a despojar a las mujeres de sus derechos conquistados al menos en los últimos 20 años. Y todo esto ante el silencio de la comunidad internacional. La explicación del gobierno afgano es que ha recibido numerosas quejas de “académicos religiosos” que atentan contra el espíritu de la nación.
A principio los cambios fueron impuestos en comunidades rurales, por tratarse de mujeres “sin preparación”, denunciaron distintas organizaciones. Sin embargo, pronto la medida se hizo realidad en grandes urbes como Kabul la capital de Afganistán.
También las mujeres tienen prohibido la gran mayoría de los pocos empleos que hay para ellas, ni siquiera pueden participar en misiones humanitarias en su propio país. Cabe recordad que hace tan solo unas semanas, el gobierno talibán prohibió a las afganas trabajar en la ONU y otras organizaciones de ayuda internacional.
Por último, la prohibición se extiende a visitar terrazas en restaurantes, parques y jardines; la razón es que las mujeres pueden convivir con otros hombres. Y con todas estas medidas, la comunidad internacional continúa en silencio.
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