Anaïs Nin escritora vanguardista del siglo XX destacó como autora de novelas y cuentos con impronta surrealista, psicoanalítica y erótica.
Alcanzó el reconocimiento mundial en 1966, tras la publicación de sus diarios compuestos por más de 35000 páginas manuscritas, una obra a la que dedicó toda su vida.
Anaïs Nin llegó al mundo el 21 de febrero de 1903 en Neuilly-sur-Seine, una ciudad francesa ubicada en el área metropolitana de París. Su padre, Joaquín Nin, era un pianista y compositor habanero. Su madre, Rosa Culmell, una cantante franco-danesa de formación clásica, también nacida en Cuba.
Así, Anaïs vivió sus primeros años de vida en Francia, en el corazón de una familia de artistas y desde muy pequeña, sintió curiosidad por el arte y la necesidad de unirse, a ese fascinante mundo.

París y los primeros relatos
Anaïs Nin conoció al poeta y banquero Hugh Guiller en 1923. Pronto, Nin y Guiller se enamoraron y contrajeron matrimonio en La Habana. Un año más tarde, los artistas se trasladaron a París, donde Hugh trabajó en un banco y Anaïs encontró el tiempo y el espacio para escribir.
Fue entonces, entre 1929 y 1930, cuando Nin completó su primer libro titulado La intemporalidad perdida. Esta vez, Anaïs se alejaba de la escritura diarística para crear dieciséis historias con tintes oníricos y psicoanalíticos que emanaban el espíritu del París de los años veinte.
Durante su época en París, Anaïs conoció al escritor Henry Miller y a su esposa June Miller. Nin quedó completamente fascinada por la pareja e inició una relación erótica y literaria con Henry y, al mismo tiempo, con June quien, tanto para ella como para Henry, encarnaba la viva imagen de una femme fatale.
Anaïs y Henry compartieron su vocación literaria, intercambiando ideas y manuscritos.
Al mismo tiempo, arrastrando la sombra del dolor producido por el abandono de su padre, Nin se interesó profundamente por el psicoanálisis, estudiándolo primero con René Allendy y luego con Otto Rank (compañero de Sigmund Freud), maestros que también fueron sus amantes.

Nueva York, literatura erótica y el psicoanálisis
Esta agitada vida parisina terminó en 1939 cuando, asustados por el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Anaïs y Hugh decidieron trasladarse a Nueva York.
Ahí Anaïs decidió imprimir y publicar sus propios escritos, prescindiendo del beneplácito de las editoriales. El primer libro que editó fue La casa del incesto, una novela que había empezado a escribir en París en la que alude a una breve relación incestuosa que tuvo con su padre cuando se reencontraron, en 1933.
En Nueva York, también se reunió con Otto Rank y ejerció el psicoanálisis, atendiendo a sus pacientes en la habitación contigua a la de Rank. Sin embargo, la escritora pronto advirtió que era incapaz de seguir ese camino. “Descubrí que no era buena porque no era objetiva. Me atormentaban mis pacientes. Quería interceder”.
En su novela ‘Corazón cuarteado’, Anaïs aseguró: “Debo ser una sirena, no me asustan las profundidades pero sí temo la vida superficial”.
Durante los años cuarenta, Anaïs empezó a escribir relatos eróticos para un lector anónimo. El encargo llegó a través de un bibliógrafo y coleccionista que decía representar a un millonario interesado en la literatura erótica, que contactó con Henry Miller para hacerle llegar su petición a Nin. Instalada en el West Village de Nueva York, Anaïs redactó las historias sexuales que luego completarían el volumen Delta de Venus y Pajaritos.
Como el lector misterioso pagaba un dólar por página, este trabajo le sirvió a Nin para resolver su propia manutención y la de varios de sus amantes. A menudo, sus amigos escritores y poetas se reunían junto a ella para idear caricaturas extremas que luego Anaïs incluía en los relatos.
A los 44 años conoció al ex actor Rupert Pole en un ascensor de Manhattan. En 1955, Nin se casó con Pole (dieciséis años menor que ella) en Arizona y fue a vivir con él a California.

Durante un tiempo, Nin mantuvo dos matrimonios en paralelo: en Nueva York, le esperaba Hugh (quien no sabía del otro esposo), y en Los Ángeles, estaba Rupert. De estas vivencias nació Ciudades interiores, una serie de novelas en las que Nin ficcionó sus experiencias.
La publicación del diario y el auge feminista
A lo largo de toda su vida, Anaïs Nin desafió a las convenciones sociales y literarias del momento. Estuvo abierta al poliamor, mucho antes de que la palabra se acuñara, y escribió literatura erótica despojándose de cualquier tipo de pudor, explorando el deseo femenino y la sexualidad tan censurada durante esa época.
Indagó en su laberinto interior con una profundidad excepcional, analizándose y cuestionándose continuamente, y dejando por escrito todo entre la poesía y la prosa.
La publicación de los diarios en 1966 fue un éxito absoluto y tras toda una vida dedicada a la literatura, Anaïs Nin alcanzó la fama a los 63 años.
En la década de los setenta recibió el doctorado honorífico del Philadelphia College of Art (1973), fue elegida miembro del instituto Nacional de Artes y Letras de Estados Unidos (1974) y obtuvo el premio a la Mujer del Año de Los Angeles Times en 1976.
Su legado
Anaïs falleció en Los Ángeles el 14 de enero de 1977, tras luchar contra un cáncer de cuello de útero. Durante los años 90, Rupert Pole, que fue nombrado su albacea literario, publicó los siguientes volúmenes de los diarios de Anaïs Nin, así como las versiones sin expurgar.
Pole respetó la voluntad de Hugh Guiller y no incluyó los pasajes en los que este aparecía hasta después de su muerte. También se encargó de que las cenizas de Hugh fueran esparcidas en el mismo lugar que las de Anaïs, un paraje llamado Mermaid Cove, en California, frente a la costa del Pacífico.
Décadas después, sus palabras siguen resonando en el interior de los lectores y lectoras de su obra.
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