Salman Rushdie, tiene nueva novela considerada un cuento feminista. Recordemos que el escritor recibió una decena de puñaladas por parte de un fanático musulmán por publicar Los versos satánicos, novela que le valió una condena de muerte por parte del régimen iraní.
El escritor ha vivido recluido en su casa después de seis semanas de hospitalización. El juicio contra su atacante, Hadi Matar, comenzará posiblemente en 2024 y podría recibir una condena de 25 años de cárcel por intento de asesinato en segundo grado, más otros siete años por apuñalar a Henry Reese, otro escritor que trató de impedir el ataque contra Rushdie.
Pero el autor pasó años escondido después de que el ayatola iraní Ruhola Jomeini emitió, en 1989, una fatwa, en la cual pidió su muerte después de que publicó la novela, considerada blasfema por algunos musulmanes.
Su más reciente novela
‘Ciudad Victoria’ es un relato mágico, lleno de humor, en el que el autor defiende las ideas progresistas en que siempre ha creído.
Antes de ser apuñalado el pasado agosto, Salman Rushdie (Mumbai, la India, 1947) entregó Ciudad Victoria (Penguin Random House), uno de los mejores manuscritos de su carrera literaria, según ha dicho ya la crítica internacional. El cuchillo no pudo con el hombre ni con su literatura.

Esta llega este jueves a todas las librerías del mundo, también las españolas (gracias a la traducción de Luis Murillo Fort).
El lector se va a topar con un Rushdie en una forma inmejorable: pura melodía que fluye como el agua y de la que brota un cuento de hadas feminista contra el fanatismo religioso, el puritanismo, la intolerancia, el nacionalismo y la masculinidad tóxica, y a favor de la libertad, el goce y el placer.
Una joya literaria de uno de los mejores narradores vivos del planeta. Para disgusto de los dogmáticos.
El ataque y sus secuelas
Rushdie, que ha publicado recientemente en sus redes sociales una imagen con su nuevo rostro, en la que aparece más delgado y con la lente derecha oscurecida (perdió el ojo derecho tras las graves puñaladas recibidas el 12 de agosto por un joven religioso radicalizado y que casi acaban con su vida), ha relatado también en una larga entrevista en The New Yorker
La primera y única entrevista concedida después del ataque, en ella cómo ha cambiado su vida en estos meses. Ha perdido sensibilidad en su mano izquierda y durante semanas sufrió pesadillas. Tiene estrés postraumático.
Pero también siente alegría. La de no estar ya en un hospital. La de estar vivo. La de haber vencido a quienes dictaminaron aquella fatwa en 1989 por la publicación de Los versos satánicos.
Es curioso, pero la última frase de Ciudad Victoria es casi profética: “Las palabras son los únicos vencedores”. Porque aunque el asesino hubiera tenido éxito, la novela no habría desaparecido. Eso siempre es ganar.

Ciudad Victoria
En ella, como si fuera un autor quijotesco, el escritor nos presenta el cuento mágico y autobiográfico que escribió Pampa Kampana, una diosa que vivió 247 años y que fundó la maravillosa ciudad Bisnaga, que en realidad no es otra que la verdadera Hampi, la capital del imperio Vijayanagara que duró dos siglos, del XIV al XVI, que significa ciudad victoria y que hoy mantiene las ruinas de sus templos, palacios reales e incluso el Recinto Real la Gran Casa Elefante, a las orillas del río Pampa, al sur de la India.
Un lugar por el que entre relieves de bailarines, dioses y diversas posturas sexuales todavía brincan los monos y sigue vigilando desde su atalaya el dios Hanuman.
Pampa Kampana desde que era una niña que pierde a su madre y al resto de mujeres del pueblo en una batalla y que pronto obtiene los poderes de una gran diosa. Recibe la misión de crear una ciudad y decide que esta sea un lugar mágico en el que las mujeres vivan cómodas y felices, sin peligros ni crueldades.
Al frente, en un principio, dos hombres, los hermanos Hukka y Bukka. Y en la retaguardia, un monje, Vidyasagar, que desde el principio va a ser el personaje a temer.
En la forma, el escritor nos lleva por bosques encantados donde solo viven animales y mujeres. Y es un paraíso. Es el bosque de Hanuman, lleno de frutos y toda una exuberancia vegetal. Hay ahí cierto mensaje ecologista y de amor a la naturaleza muy acorde con Thoreau y acólitos.
La protagonista, la diosa Pampa Kampana, no mira hacia delante con rencor, amargura, oscuridad o resentimiento, y tendría muchos más motivos que otros. Como le ocurre al escritor. No debe ser fácil vivir con la espada damocliana de la muerte desde hace más de 30 años.
Según los críticos en la novela se ve la oposición de la fe frente a la magia, la intolerancia frente a la libertad, el feminismo frente al machismo.
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