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Sor Juana Inés de la Cruz: Datos curiosos de su vida

Sor Juana Inés de la Cruz nació el 12 de noviembre de 1648, por lo que en el 2024 tendría 376 años.

En Revista Única recordamos a la «Décima Musa» en el 370 aniversario de su nacimiento, hablamos de Sor Juana Inés de la Cruz, quien es una reconocida escritora mexicana. Aquí daremos algunas anécdotas y curiosidades de la vida de esta mujer dueña de in espíritu inquieto que la llevaría a enfrentar a todos los convencionalismos de su época y fuera una de las más grandes exponentes del Siglo de Oro de la literatura en español, a quien muchos la conocemos como «El Fénix de América».

Nació el 12 de noviembre de 1651 en la hacienda de San Miguel Nepantla, en el Estado de México, en la Nueva España. Su nombre completo era Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana. Se cree que murió el 17 de abril de 1695 en la Ciudad de México. En el ámbito religioso es conocida como sor Juana Inés de la Cruz.

Los padres de sor Juana fueron el capitán Pedro Manuel de Asbaje e Isabel Ramírez, pero su padre falleció cuando sor Juana era muy pequeña. Al poco tiempo su madre se volvió a casar y tuvo más hijos; por lo que Juana tuvo que irse a vivir a casa de su abuelo materno.

Pasó su infancia al cuidado de sus abuelos maternos, Don Pedro Ramírez y Beatriz Rendón. Don Pedro era hacendado en Panoaya, en la actual Amecameca, cuyos trabajadores, evidentemente a escondidas, instruyeron a Juana Inés en las antiguas tradiciones del México prehispánico, así como en la lengua náhuatl.

En esa época la educación para las mujeres era muy restringida (no prohibida como se suele pensar), por lo que este hecho deja sin lugar a dudas la genialidad innata de Juana Inés. Cuando la Décima Musa tenía tan solo 3 años y a través de una pequeña mentira, obligó a la maestra de su hermana mayor a darle clases. Fue así como logró aprender a leer y escribir a una edad muy temprana. A los tres años de edad aprendió a leer español.

Años más tarde, aun siendo una niña, le bastaron 20 lecciones escuchadas a escondidas para dominar el latín.

Entre los seis y los ocho años ¡Escribió su primera obra literaria! Se trata de una loa (breve pieza teatral) que dedicó a la festividad católica del Corpus Christi, y que tituló “Loa al santísimo Sacramento“; lo más fascinante de todo, ¡Es que la escribió en náhuatl y español!

Cuando en 1656 falleció su abuelo, fue enviada a la Ciudad de México, donde habitó en la casa de su tía María Ramírez, y donde recibió sus primeras lecciones de gramática latina. Muchos historiadores coinciden en que pasó poco tiempo antes de que Juana Inés dominara a la perfección la lengua oficial de la Iglesia católica.

Era tal su deseo por ir a la universidad que pensó en vestirse como hombre. Para poder seguir disfrutando de sus aficiones intelectuales, Sor Juana ingresó al convento de la Orden de San Jerónimo, pese a no tener gran vocación religiosa. Lo curioso, es que allí dedicaría su vida entera a escribir versos sacros y profanos.

El genio, el carisma y la belleza de Juana Inés rindieron fruto cuando fue seleccionada para ingresar a la corte del virrey Antonio de Toledo y Salazar como dama de compañía de la virreina Leonora María del Carretto con tan sólo 15 años de edad. Sin embargo, su estancia no se prolongó más allá de dos años.

Además de tener que recibir protección por parte de la Virreina Marquesa de la Laguna, fue también una mujer en este mismo cargo quien publicó sus primeros poemas.

Cuando Juana Inés se cuestionó sobre el matrimonio y el destino gris de las mujeres que debían someterse a sus maridos, decidió que casarse no era lo suyo. Su única alternativa fue ingresar al convento de San José de las Carmelitas Descalzas en agosto de 1667, pero las duras condiciones de la vida en el convento, la obligaron a abandonarlo cuatro meses después.

Retomó la empresa religiosa al ingresar al Convento de Santa Paula de la orden de las Jerónimas, de naturaleza más comprensiva y tolerante, y donde tomó el hábito ya como Sor Juana Inés de la Cruz en 1669. Al interior de su celda (no te espantes, así se llamaban los cuartos de las religiosas), guardaba con recelo más que fanático ¡Alrededor de 4mil volúmenes de las más variadas disciplinas y campos del saber!

Sor Juana Inés de la Cruz también fue conocida por sus dos sobrenombres: “El Fénix de América” y sobre todo por el de “La Décima Musa” debido a la calidad de su extensa obra, que sacudió al mundo literario de su tiempo, mismo que la colocó en un muy merecido lugar junto a las nueve musas que inspiraron las ciencias y las artes de la tradición helena.

Su primer libro publicado, “Inundación Castálida“, vio la luz en España en 1689, donde ya gozaba de una inusitada fama. De hecho, era leída en la gran vastedad del mundo hispano parlante, e inclusive en Portugal. Escribió más de un centenar de obras, entre sonetos, loas, piezas teatrales, y un sinfín de géneros literarios, cuya aportación a la literatura mexicana es sencillamente invaluable y muy apreciada hasta nuestros días.

En su Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, el Fénix de México cuenta que, en cuanto escuchó que consumir queso volvía tonta a la gente, se privó de él de inmediato. De esta manera, Sor Juana demostró que prefería por mucho el conocimiento y la inteligencia antes que cualquier cosa.

De 1676 a 1691, Sor Juana se aventuró en una forma poética particular y popular en su época conocida como villancico. Algunos de los villancicos que escribió fueron en honor a la Purísima Concepción de Nuestra Señora.

Tiempo antes de su fallecimiento, el 17 de abril de 1695, recibió una orden que la obligaba a deshacerse no sólo de su biblioteca completa, sino también de su numerosa colección de instrumentos musicales y científicos.

La Décima Musa falleció por tifus y fue sepultada en el coro debajo de la iglesia del templo de San Jerónimo que se convirtió en la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Desde 1981, en los jardines de la calle de Ferraz (Madrid) tiene lugar un monumento en honor a Juana Inés de la Cruz.

Se conoce también que gran cantidad de sus obras fueron escritas por encargo, siendo la única que escribió por gusto propio el poema filosófico “Primer sueño”.

Además de sus dos comedias, “Amor es más laberinto” y “Los empeños de una casa”, Sor Juana escribió un tratado de música al que llamo “El Caracol”, trabajo que actualmente se encuentra extraviado.

La primera traducción de sus obras a otro idioma, en este caso al alemán, llegaría en 1879 de mano del poeta suizo Edmund Dorer.

El reconocido escritor Octavio Paz es el responsable del estudio con más autoridad acerca de esta escritora mexicana. El mismo se titula “Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe”.

Expertos en letras señalan que su lectura puede resultar un tanto complicada para la época actual, especialmente por las numerosas alusiones mitológicas que hace. Investigar acerca de mitología te dará muchas más herramientas para llegar a comprender sus distintos trabajos.

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