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Sexualidad y Feminismo: El placer también es nuestro

Durante siglos, la sexualidad femenina ha sido moldeada por estructuras patriarcales que dictaron cómo, cuándo y con quién debían las mujeres experimentar su deseo. Por eso, sexualidad y feminismo están profundamente entrelazados: desde sus distintas olas y enfoques, el feminismo ha sido una herramienta fundamental para cuestionar, desmantelar y reconstruir esas narrativas impuestas.

Hoy, hablar de sexualidad y feminismo no se limita a discutir derechos reproductivos o consentimiento; es también redescubrir el cuerpo, resignificar el deseo y reivindicar el placer como parte de nuestra libertad, identidad y justicia.

El cuerpo como territorio político

La autonomía sobre el propio cuerpo es uno de los pilares del feminismo. Esto incluye la capacidad de decidir sobre el sexo, el aborto, el uso de anticonceptivos, la maternidad, la identidad de género y más.

El feminismo ha luchado históricamente contra la idea de que el cuerpo femenino existe para el placer o el servicio del otro. Desde los años 60, con la revolución sexual y la invención de la píldora anticonceptiva, las mujeres comenzaron a reclamar su derecho al placer propio y no condicionado.

Placer, culpa y educación sexual

Una de las grandes herencias del patriarcado es la culpa asociada al placer femenino. La falta de educación sexual integral, afectiva y basada en derechos ha perpetuado la ignorancia sobre el propio cuerpo. Muchas mujeres llegan a la adultez sin haber explorado su sexualidad, sin conocer su anatomía, o creyendo que su deseo es secundario.

El feminismo ha insistido en que el placer no es un lujo ni una frivolidad: es un derecho. Y ese derecho comienza con el conocimiento. Con saber decir “sí” con entusiasmo y “no” con claridad. Con entender que no hay una sola forma de vivir la sexualidad, y que todas (heterosexuales, lesbianas, bisexuales, asexuales, etc.) son válidas.

Diversidad y disidencias: más allá de la norma

El feminismo interseccional ha sido clave para ampliar la mirada sobre la sexualidad. No todas las mujeres viven su deseo desde el mismo lugar. El género, la orientación sexual, la raza, la discapacidad, la religión y la clase social atraviesan profundamente nuestras experiencias. Escuchar las voces de mujeres trans, lesbianas negras, mujeres con discapacidad o migrantes, por ejemplo, enriquece el debate y desmantela la idea de que hay una única forma «correcta» de ser y desear.

Relaciones igualitarias

Vincular feminismo y sexualidad también implica pensar en cómo nos relacionamos: ¿tenemos relaciones sexuales equitativas? ¿Nos sentimos libres para proponer, rechazar, explorar? El consentimiento debe ser siempre entusiasta, continuo e informado. Y eso se extiende a todas las dimensiones del encuentro: no solo el acto en sí, sino la comunicación, el deseo, el respeto mutuo.

ABC DE LA SEXUALIDAD FEMINISTA

A – Autonomía: Derecho a decidir sobre tu cuerpo, tus deseos, tus límites y tus vínculos.

B – Bienestar: Una sexualidad plena implica salud, placer, respeto y cuidado emocional.

C – Consentimiento: Acordar de forma libre, entusiasta e informada. Siempre reversible. Siempre necesario.

D – Diversidad: No hay una sola forma de vivir la sexualidad. Todas las identidades y expresiones son válidas.

E – Educación: La información es poder. Conocer tu cuerpo y tus derechos es clave para una vida sexual libre.

F – Feminismo: Una herramienta política para descolonizar el cuerpo, el deseo y las formas de amar.

Temas Pendientes

Aunque se ha avanzado mucho, hay cuestiones urgentes aún por resolver:

Acceso desigual a educación sexual integral, especialmente en contextos rurales o conservadores.

Estigmatización del placer femenino, especialmente en mujeres mayores, con discapacidad o fuera del canon heterosexual.

Violencia sexual y cultura de la violación, aún profundamente arraigadas en muchos entornos sociales.

Salud sexual con enfoque feminista, que no patologice ni infantilice a las mujeres.

Feminismo y trabajo sexual, un debate abierto que exige voces diversas y respeto mutuo.

Derechos de las disidencias sexuales, muchas veces invisibilizadas incluso dentro de espacios feministas.

En conclusión, el feminismo ha encendido una luz sobre zonas históricamente silenciadas del cuerpo femenino. Nos ha recordado que el placer no es privilegio, sino derecho. Y que una sexualidad libre y feminista es, en definitiva, una forma de resistencia, de autoconocimiento y de gozo.

Porque sí: el placer también es nuestro.

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Aline Paz
Me considero una mujer librepensadora, sin ganas de convencer a nadie, pero con ánimo de cuestionar. Licenciada en Filosofía por BUAP y Maestra en Alta Dirección e Inteligencia Estratégica. En el ámbito educativo participé en diversos congresos académicos como revisora y ponente; además, colaboré con edición y artículos en revistas universitarias y empresariales. Así como en revistas independientes, culturales y de cine. En el ámbito laboral me he desempeñado en el sector público, en un área que me gusta, dependencias de asistencia social, en los tres órganos de gobierno, en temas de planeación y evaluación. En Revista Única soy miembro fundador y colaboro en las secciones de Sexualidad, Travel, Cultura, Tecnología y, con especial convicción, en temas de Feminismo.

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