En Revista Única conoce la vida de uno patrono de la ciudad.
Hablaremos de un santo que fue mártir y es venerado en la ciudad de Puebla, les contaré la historia de San Sebastián es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, los soldados, plagas, flechas y atletas; además es llamado el Apolo cristiano ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general. Pero sabías ¿qué hay un templo que lleva su nombre?, la respuesta es si, está en la 17 sur No. 309 en el Centro y que es el patrono secundario de Puebla. Su fiesta el 20 de enero.
El nombre de Sebastián significa “Digno de respeto. Venerable”. Nació en Narbona en Francia en el año 256, pero se educó en Milán, hijo de familia militar y noble, llegó a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana. Era respetado por todos y apreciado por el emperador, que desconocía su cualidad de cristiano; cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios de idolatría, como buen cristiano ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de su religión.

Esta situación no podía durar mucho y un día fue denunciado al emperador Maximiano quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesús. Ante esto el santo eligió la milicia de Cristo desairado el emperador, lo amenazó de muerte, pero Sebastián, convertido en soldado de Jesús por la confirmación, se mantuvo firme en su fe; enfurecido Maximiano lo condenó a morir asaeteado: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándole por muerto.

Sin embargo, sus amigos que estaban al acecho, se acercaron y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene, que lo mantuvo escondido en su casa y le curó las heridas hasta que quedó restablecido. Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma pero el santo se negó rotundamente pues su corazón ardoroso del amor de Cristo, le impedía que él no continuase anunciando a su Señor. Se presentó con valentía ante el emperador, desconcertado por que lo daba por muerto y el santo le reprochó con energía su conducta por perseguirá a los cristianos.
Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva su nombre de San Sebastián. Murió en el año 288.

La catacumba se encuentra a dos kilómetros de las antiguas murallas que circundaban Roma, durante el siglo IV, cuando la iglesia pudo desenvolverse con toda libertad, se erigió un pequeño templo subterráneo en el lugar de la tumba. En la parte superior edificaron, por el mismo tiempo, otra basílica de mayores proporciones, dedicada a San Pedro y San Pablo, pues desde el siglo anterior se venía dando culto a los dos santos en esa catacumba. Esta basílica cambio de nombre en el siglo IX y lleva desde entonces el del mártir Sebastián.
Para el visitante de hoy, la iglesia ofrece un aspecto moderno, pero debajo de las molduras y estucos barrocos está la estructura romana del siglo IV. La estatua de San Sebastián, que preside el altar, obra de Giorgetti, es muy venerada por el pueblo romano; cerca del lugar del martirio, en el Palatino, hay otra iglesia dedicada al santo. El culto a San Sebastián como protector contra la peste data desde 680, cuando Roma estaba infectada de este mal; entonces erigieron un altar con su imagen del santo en la basílica de San Pedro; la gente fue a invocarle y según rezan las crónicas, la peste cesó al punto.
Desde ese suceso que se divulgó rápidamente por lo que se le invoca universalmente como protector contra la peste, además en su sepulcro existe una inscripción que dice: “A Sebastián, mártir y campeón de Cristo, defensor de la Iglesia, terror de la peste”.
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