Revista Única te comparte más datos de la vida de San Chárbel, el primer santo oriental.
En esta ocasión te hablare de la vida de San Chárbel Makhlouf fue un asceta y religioso del Líbano perteneciente al rito maronita, y el primer santo oriental canonizado desde el siglo XIII, su fiesta es el 24 de julio.
Nació el 8 de mayo de 1828 en Beqaa-Kafra, el lugar habitado más alto del Líbano. Creció con el ejemplo de dos de sus tíos, ambos ermitaños; y a la edad de veintitrés, dejó su casa en secreto y entró al monasterio de Nuestra Señora de Mayfuq, tomando el nombre de un mártir Sirio: Chárbel.
Tomó los votos solemnes en 1853 y fue ordenado sacerdote en 1859 por Monseñor José al Marid, bajo el patriarcado de Paulo I Pedro Masad. Fijó como su residencia el monasterio de San Marón en Annaya, que se encuentra 1067 metros sobre el nivel del mar.
El Padre Chárbel vivió en esta comunidad por 15 años siendo un monje ejemplar dedicado a la oración, apostolado y la lectura espiritual.
Pasado un tiempo sintió el llamado a la vida ermitaña y el 13 de febrero de 1875 recibió la autorización para ponerla en práctica. Desde ese momento y hasta su muerte en 1898, se dedicó a la oración ya que rezaba 7 veces al día la Liturgia de las Horas, ascesis, penitencia y el trabajo manual. Comía una vez al día y permanecía en silencio.
La única perturbación a su oración venía por la cantidad de visitantes que llegaban atraídos por su reputación de santidad. Estos buscaban consejo, la promesa de oración o algún milagro.
Fue beatificado por el Papa Pablo VI el 5 de diciembre de 1965, durante la clausura del Concilio Vaticano II. Mientras que su canonización se realizó el 9 de octubre de 1977 durante el Sínodo Mundial de Obispos.
Su devoción se extendió en el Líbano, pero también ha cruzado las fronteras a América y en especial en México donde se lo venera muchos fieles.
Como se sabe en la Iglesia católica veneramos a los santos y tenemos la costumbre de hacerles peticiones de diferentes índoles. San Chárbel no es la excepción, sin embargo, la forma de solicitar la petición es un poco distinta de como ocurre con otros Santos. A San Chárbel hay que escribirle la petición en un listón de cualquier color a excepción del negro o blanco para que no se le “olvide” interceder ante Dios por nuestra necesidad.
La costumbre se volvió piedad popular en el centro histórico de la Ciudad de México, específicamente en la Catedral Maronita. Así que un día una fiel preocupada por una enfermedad que no sanaba paso a orar para pedir la misericordia de Dios y viendo la imagen de San Chárbel le pide su ayuda, sin embargo, fue tanta su angustia que decide dejarle por escrito la petición para que no la olvide y al no encontrar papel para anotarla lo hizo en un pedazo de listón que acababa de comprar en una de las tantas mercerías que rodean dicha Catedral. Pasado el tiempo regresa agradecida por que Dios le había sanado por la intercesión de San Chárbel y en gratitud le deja otro listón.
Dicho listón tiene un uso doble: Primero, como petición; anotando la necesidad en un listón de algún color y segundo; como gratitud ya que después de recibir las bendiciones de Dios le agradecemos a nuestro intercesor con otro listón preferentemente de color blanco.
A pesar de que los listones de peticiones no existían antes de San Chárbel, el Padre maronita Rogelio Peralta Gómez explicó que Teodoreto de Ciro documenta hacia el siglo V la práctica del uso de listones con la intención de proteger de epidemias los recintos religiosos. Así mismo el Padre George Saad Abi Younes, obispo maronita en México, comenta que en el Líbano se acostumbra colocar velos o bufandas de seda o algodón atados entre si circundando una iglesia o cualquier edificio para protegerlo de calamidades. Pasado el peligro el largo cinturón se vuelve a dividir y las bufandas se reparten para beneficio de los más pobres.
El significado de los listones de San Charbel
De acuerdo a la tradición, cada listón de San Charbel tiene un significado diferente.
En los listones se escribe la petición que guardaba su corazón: “Te pido, por favor, intercedas por mí…”; luego, se ata al cuello de San Charbel Makhlouf… y el resto es historia.
Aunque la Iglesia Católica no reconoce alguna cualidad especial en el color de cada listón y las peticiones, sí recomienda que todo acto de esta naturaleza esté libre de magia o superstición. Además, el hecho de colocar un listón a San Chárbel no debe pensarse como una especie de ‘trueque’, que al poner un listón el fiel cree cumplirle al santo y éste, en correspondencia, debe interceder en su favor. Se trata más bien de un acto devocional que debe estar alimentado de la oración; el listón es el símbolo no sólo de la petición, sino de la oración constante hecha vida en cada uno de nosotros.
Respecto a los colores, se ha hecho costumbre que los listones de color sean utilizados para las peticiones y los blancos para dar gracias; sin embargo, la gente ha otorgado diferentes significados a los colores de los listones, llegando al absurdo de considerar el listón negro como un listón del mal.
A pesar de todo, aún si la gente quiere darle un significado ‘añadido’ a su petición o si cree que una manera de recordar su compromiso porque toda petición lleva consigo un compromiso en la intención y en la oración, de acuerdo con la costumbre, el color del listón, sería:
Azul: para la fuerza, protección y voluntad divina.
Dorado: iluminación, amor por los seres queridos y la paz mundial.
Rosa: para el amor divino de la adoración y reconciliaciones.
Verde: esperanza, fe y salud física o espiritual.
Rojo: para situaciones difíciles y pedir provisiones.
Violeta: para la misericordia, perdón y meditación.
Amarillo: para la paz, el equilibrio, sabiduría e intuición.
Morado: para la purificación, la conversión de lo malo en bueno.
Blanco: para agradecer los favores concedidos.
Con información de Desde la Fe, Catoliscopio y Aci prensa
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