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Michael J. Fox, a los 30 años le detectaron Parkinson

Imagen Flickr

Felicidades Michael J. Fox, hoy cumple 60 años.

En esta ocasión hablaremos de un personaje que se convirtió en un apoyo para las investigaciones en materia de Parkinson, hablamos del actor Michael J. Fox, quien nació un 9 de junio de 1961 en Edmonton, Alberta en Canadá. Hijo del militar Bill Fox y la actriz Phillys Fox, desde temprana edad se trasladó junto con su familia a Vancouver.

Logró popularidad en Canadá después de abandonar el instituto, y ser elegido como el protagonista de la serie de televisión «Leo And Me» en el año de 1976.

Al poco tiempo salto a los Estados Unidos para intervenir en telefilms y en varios episodios de populares teleseries, como la serie de ambiente periodístico «Lou Grant», alcanzó la fama mundial en el año de 1982 por su trabajo en la serie «Enredos de Familia» (Family Ties) 1982 – 1989, después de que Matthew Broderick rechazará el papel principal.

Michael logró, gracias a su interpretación en esta serie que enfrentaba las ideas entre generaciones de padres e hijos, tres premios Emmy. Luego de iniciar su carrera como actor con el nombre de Michael Fox, el canadiense decidió añadir la letra J. para no coincidir con el intérprete del mismo nombre y como homenaje a otro actor, Micheal J. Pollard.

Imagen Wikimedia

El primer papel que interpretó en el cine fue en «Midnight Madness» en 1980 y más tarde intervino en «Curso 1984» en el año de 1982, película que fue dirigida por Mark L. Lester.

Así en 1985 llego su gran oportunidad cuando le escogen Robert Zemeckis y Steven Spielberg para sustituir a Eric Stoltz en el protagónico de la trilogía «Regreso al Futuro», una serie de películas de ciencia-ficción que convirtieron a Fox en estrella internacional interpretando el personaje de Marty McFy.

Ya en los años 80’s intervino en otras películas de éxito como «Teen Woolf» (De Pelo en Pecho) en 1985, comedia dirigida por Rod Daniel, «El Secreto de mi Éxito» en 1987 de Herbert Ross o «Corazones de Hierro» 1989, film bélico de Brian de Palma.

Para el año de 1988, y después de mantener relaciones sentimentales con la actriz Nancy McKeon (con quien había compartido protagonismo en los telefilms “High School USA” y “Poison Ivy”), se casó con la también actriz Tracy Pollard (nacida en 1960), su compañera de reparto en “Enredos De Familia”.

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Vida Personal.

La pareja tuvo cuatro hijos: Sam Michael (nacido el año 1989), las gemelas Aquinnah Kathleen y Schuyler Frances (1995) y Esmé Annabelle (2001).

En la década de los 90, Michael regresó a la televisión para protagonizar “Spin City” (1996), serie que abandonó en el año 2000 a causa de la enfermedad de Parkinson que se le había diagnosticado en 1991. Ese mismo año fue galardonado con otro premio Emmy.

El quebranto de su salud repercutió en el devenir de su carrera como intérprete. Michael volcó sus esfuerzos personales y económicos para luchar contra este padecimiento y menguó sus apariciones cinematográficas, interviniendo en papeles secundarios en títulos como en “El Presidente y Miss Wade” (1995) de Rob Reiner o “Mars Attack!” (1996) de Tim Burton.

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En la última etapa de su trayectoria cinematográfica el trabajo más destacado de Michael J. Fox fue prestar su voz al ratoncito Stuart Little. En televisión intervino en el año 2006 en la serie “Boston Legal”.

Más tarde, también en la pequeña pantalla, Michael apareció en “Rescue Me: Equipo De Rescate” (2009), “The Good Wife” (2010-2016) y “Sucesor Designado” (2018).

En el año 2013 estrenó “El Show De Michael J. Fox” (2013-2014). En el año 2018 se convirtió en Ethan West en la teleserie “Sucesor Designado” (2018). Un año después estrenó en el cine “See You Yesterday” (2019). En el año 2020, Michael intervino en episodios de la teleserie “The Good Fight” (2020).

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El Parkinson.

«Mi memoria a corto plazo está destruida. Siempre tuve una gran facilidad para las frases y la memorización. Y tuve algunas situaciones extremas porque en el último par de trabajos que hice, interpreté papeles con muchas palabras y tuve problemas con ambos», dijo Michael J. Fox, en entrevista en «People».

Esto durante la promoción de su biografía «No Time Like the Future», Michael J. Fox reconocía que estaba en «su momento más oscuro», que era el momento de retirarse.

Otro momento oscuro se presentó en 1991, con 29 años y en la cúspide de su carrera (acaba de terminar la tilogía de «Regreso al Futuro»), le diagnosticaron Parkinson. Nueve años después, lo hizo público y en el 2000, cuando los síntomas de la enfermedad se hicieron más severos, decidió dejar la actuación y concentrar sus cada vez más disminuidas fuerzas en ayudar a la lucha contra la enfermedad (y no lo hizo mal su Fundación llegó a recaudar 800 millones).

Por fortuna Michael no fue capaz de cumplir su palabra. Fue la voz de Stuart Little, la que protagonizó su propia serie («The Michael J. Fox Show») y se convirtió en un personaje recurrente en «The Good Wife». Algo que, para los egos en la materia, es realmente sorprendente, ¿Cómo ha podido seguir actuando durante este tiempo y por qué ha decidido dejarlo ahora?

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Una enfermedad tan frecuente como desconocida por el público.

Si buscamos en la historia de la medicina, podemos encontrar decenas de descripciones de la ‘paralysis agitans’ siglos antes de que James Parkinson, en 1817, reuniera seis casos distintos de «temblor en reposo, postura y marcha anormales, parálisis y disminución de la fuerza muscular».

Sin embargo, no fue hasta que la esperanza de vida se fue alargando que los neurólogos prestaron atención a una enfermedad que hoy en día afecta a un 0.3% de la población mundial y a un 1% de los mayores de 65 años.

A pesar de ser la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, lo cierto es que, a nivel público, la enfermedad sigue siendo una gran desconocida más allá del temblor característico. No obstante, la pérdida ( o degeneración) de neuronas dopaminérgicas que está detrás del trastorno, despunta de muchas formas.

Hay síntomas tempranos que permiten, mucho antes de la aparición de síntomas motores (temblores, bandicinesia, rigidez e inestabilidad), diagnosticar la enfermedad: desde la pérdida del olfato, la fluctuación anormal del ánimo y el estreñimiento hasta la perturbación del sueño que conlleva fuertes movimientos y gritos durante la fase REM.

Con la enfermedad bien controlada y tratada, los enfermos de Parkinson no solo tienen «15 y 20 años de vida de buena calidad», sino que tienen una esperanza de vida «normal».

Como lo señalaba Justo García de Yébenes, jefe de la sección de neurología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, «entre los años 60 y 70, se realizaron grandes progresos en la mejora de los síntomas de la enfermedad, y en los últimos 20 años las investigaciones se han centrado en buscar las causas de la pérdida de la neurona dopamina y se han abierto líneas de estudio sobre elementos que frenen la enfermedad».

En ese sentido, la principal contribución que ha hecho Michael J. Fox a la lucha contra la enfermedad quizás no haya sido recaudar fondos e impulsar iniciativas de investigación, sino demostrar a los miles de personas que lo padecen que la vida sigue. Puede parecer una ‘boutade’, pero en una enfermedad que afecta profundamente al estado de ánimo y vuelve muy vulnerables a la depresión y la ansiedad a los enfermos, esto es importante.

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Futuro y presente.

El mismo Michael J. Fox, reconocía en una entrevista con el «New York Times» en 2019 que la sucesión de malas películas que realizó en la primera mitad de la década de los 90 estuvo impulsada por el miedo. «Estaba tan asustado. No estaba familiarizado con el Parkinson. Te dicen que tu vida cambiará por completo ¿Si? ¿Cuándo? Ahora estoy bien, pero en aquel momento no podía pensar en esto, en el «ahora estoy bien».

«Solo podía pensar en el «voy a estar mal». Y eso no me permitió confiar en que podría tomar decisiones sin preocuparme por el tiempo o las presiones financieras».

En esa misma entrevista, Fox explicaba que abandonó el trabajo en el año 2000 porque empezó a notar que, diez años después del diagnóstico, su cuerpo empezaba a notar los efectos de la enfermedad («sentí que mi rostro se endurecía. Mis movimientos estaban restringidos»). Sin embargo, con el paso del tiempo el actor, que recordemos que tenía 40 años, entendió que actuar era una parte esencial de su vida y «necesitaba encontrar una manera de hacerlo».

Y lo cierto es que este proceso psicológico de lidiar con el diagnóstico es uno de los más complejos. El trastorno se hace cada vez más frecuente conforme se cumplen años y, en muchos casos, el diagnóstico coincide con los años de la jubilación en un momento de desajustes sociales y achaques físicos en los que la noticia puede caer como una losa sobre el paciente.

Injustificadamente: hoy por hoy, la neurología ha conseguido reducir el impacto del Parkinson de una forma que hace unas décadas nos parecería ciencia ficción. Por eso el caso de Fox, con su peculiaridades, es interesante.

Pero, entonces, ¿por qué lo deja ahora?

En 2018, fue diagnosticado de un tumor en la médula espinal. Parecía benigno, pero por su localización empezó a afectar a movilidad y se vieron obligados a operarlo. La operación fue bien y, más allá de las complicaciones normales de un proceso de rehabilitación, todo parecía en orden.

Justo en ese momento, se cayó y se partió un brazo. Entonces volvieron las inseguridades, «¿Cómo puedo decirle a nadie que lleve la cabeza bien alta, que mire el lado positivo y que las cosas van a salir bien? Me empecé a cuestionar todo y me dije a mí mismo que ya no podía afrontar las cosas con optimismo, que no había un lado positivo, que era todo negativo, que todo era solo pesar y dolor», decía Fox en ‘People’.

No obstante, ese no ha sido el problema que lo ha obligado a abandonar (por segunda vez) el mundo de la actuación. Los efectos secundarios del tratamiento del cáncer y el agravamiento progresivo de la enfermedad han acabado por afectar a sus capacidades cognitivas.

No resultaría raro que 30 años después del diagnóstico, los síntomas de la enfermedad empiecen a hacer incómodo mantener el ritmo de un rodaje tradicional. Sin embargo, esas mismas tres décadas de trabajo nos muestran el potencial actual de los tratamientos contra la enfermedad.

Tampoco podemos estar seguros de si Michael J. Fox cumplirá esta vez su palabra o volverá otra vez al mundo del espectáculo, pero lo que está claro es que el papel de su vida lo ha interpretado de una manera sensacional.

Con información de A lo criticón y Xataka

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