jueves, abril 25, 2024
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Leyenda maya del sol y la luna

Itzamná e Ixchel, la historia que cuenta el amor entre un guerrero y una princesa.

Dentro de las leyendas más famosos en el mundo; esta la del sol y la luna. Cuenta la historia de dos enamorados que, debido a la distancia o los prejuicios de terceros no pueden estar juntos y deben esperar, esta es probablemente la que más llega a gustar más a todos. Por supuesto, los pueblos prehispánicos de México no podían ser la excepción.

Para los mayas, Itzamná era uno de los dioses más importantes, por que personificaba al sol, al cielo y a la sabiduría. Ixchel, era la diosa luna; que era el símbolo de la fertilidad. Esta es la leyenda de estos dos enamorados quienes llegaron al cielo.

Cuentan que Ixchel e Ixtab eran dos princesas mayas de uno de los grandes reinos de esa región. Su belleza y sabiduría atraían a jóvenes de todos los confines del mayab; entre ellos, Ah Kin, o Itzamná, quien estaba enamorado de Ixchel.

Existen algunas versiones en las que cuentan que Ah Kin era ya un dios, quien recorría el inframundo en espera de que el sol volviese a brillar; adquiriendo más adelante el nombre de Itzamná. Otras versiones aseguran que Itzamná era solo un guerrero que vivía en el reino del que Ixchel era princesa. En ambas historias, era evidente que estaba enamorado de ella.

Cuentan que en cierta ocasión; un príncipe de un imperio vecino llegó al reino; y al conocer a Ixchel quedó prendado de ella. Los habitantes le advirtieron que la princesa tenía muchos pretendientes, y más aún, que ella parecía corresponder a Itzamná.

El visitante, orgulloso, afirmó que podría enamorar a la princesa y eliminar a Itzamná de su corazón. Entonces, Ixtab, la hermana de Ixchel, a quien no le constaba que su hermana le correspondiera a nadie; sugirió que pelearan por el amor de la princesa.

Así se hizo. Tanto el visitante y como el guerrero comenzaron a combatir, deseosos de vencer para conquistar el corazón de la princesa. Pero cuando Itzamná estaba a punto de ganar, el visitante lo distrajo; y aprovechando su desventaja, lo derrotó.

El alboroto atrajo la atención de Ixchel; quien acudió al escuchar el nombre de Itzamná. Al darse cuenta de que había caído, se arrodilló junto a él; pero no pudo hacer nada, e Itzamná exhaló su último suspiro.

La princesa, con el corazón roto, reclamó a su hermana por lo que había sucedido. Así algunas versiones cuentan que Ixchel se quitó la vida en su desesperación por reunirse con su amado. En otras, se afirma que murió de pena.

En tanto al príncipe visitante le cayó una maldición de la mano de Ixtab; por haber hecho trampa e ignorar las advertencias del pueblo. Se dice que, las almas de las doncellas de la princesa guiaron al cielo a los dos enamorados; lugar donde se casaron.

Las versiones en las que se cuenta que Ah Kin ya era un dios, aseguran que es aquí donde su nombre cambia a Itzamná y se vuelve dios del sol. Ixchel, por su parte, al ser su esposa, se convirtió en la diosa luna.

En agradecimiento a su esposa por haber sido leal a su amor; Itzamná convirtió a las doncellas de Ixchel en estrellas; regalándole a ella la noche. Desde entonces, cada vez que ambos se reencuentran, el cielo entero cambia.

Imágenes Pixabay. @

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