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Javier Solís, «el Rey del bolero ranchero»

Imagen TelesurTv

El cantante cumpliría 90 años de vida pero falleció cuando tenía 34 años de vida. Su gran éxito la canción Sombras.

Revista Única este día recordamos a un hombre que fue considerado como una de las grandes voces de México hablamos de Javier Solís, el Rey del Bolero Ranchero, quien nació el uno de septiembre de 1931 en el barrio de Tacubaya, en la Ciudad de México, en el seno de una familia humilde. Su verdadero nombre fue Gabriel Siria Levario.

Fue el mayor de los dos hijos de Francisco Siria Mora de oficio panadero y de Juana Levario Plata, quienes tenia un puesto en el mercado. Pero cuando era un bebé su madre lo dejó a cargo de su hermano Valentín Levario y de su esposa Ángela, quienes se convirtieron en los verdaderos padres de Gabriel.

Por su origen humilde a temprana edad tuvo que abandonar la escuela para ayudar a mantener a su familia. Fue boxeador aficionado durante seis años, tenía aspiraciones de convertirse en profesional pero se retiró porque su padre lo instó a elegir una profesión más «decente».

El cantante tuvo varios oficios como el de panadero, carnicero, lavador de autos y hasta cargador de canastas en los mercados.

Imagen Valencia Magazine-WordPress.com

Sus inicios como cantante.

Gabriel solía cantar en concursos locales compitiendo por pequeños premios como un par de zapatos nuevos, entre otros. Ganó varios concursos cantando tango, con el nombre de Javier Luquín. Pero mientras cantaba en distintos lugares públicos, también trabajaba en una carnicería y fue precisamente el propietario del lugar quien al ver su habilidad, le pago clases con el maestro Noé Quintero.

A los 16 años, participó en una gira a Puebla, junto con Mariachi Metepec; pero no fue hasta años después, cuando Julio Rodríguez y Alfredo Gil del trío Los Panchos le oyeron cantar en un bar local, quienes le consiguieron su primera oportunidad como artista de grabación.

Es en esta época cuando, a sugerencia de su amigo Manuel Garay, cambió su seudónimo a Javier Solís con el cual lograría la fama artística.

Su audición fue aprobada y pudo grabar su primer single que incluyó los temas «Negar Por Qué» y «Qué te importa», por el que obtuvo su primer disco de platino el 5 de septiembre de 1957. 

Solís fue el primero en cantar canciones en un estilo que ahora se conoce como «Bolero-Ranchera» y su grabación de «Lloraras, Llorarás» en 1958 le dio proyección internacional. 

El 18 de junio de 1959 comenzó su primera gira internacional a los Estados Unidos, Centro y Sur América, actuando en lugares como el Million Dolar, Puerto Rico, y los teatros Lyceum. 

Así en febrero de 1960 hizo su primera película, «El Norteño»; en total filmaría 33 películas, entre ellas «Los forajidos», «México de mi corazón», «Campeón del barrio», «Los que nunca amaron» o «Juan Pistolas». 

Y por fin llego el 8 de febrero de 1965 grabo Sombras éxito que rompió los récords de ventas en la disquera a la que pertenecía. Grabó más de 320 canciones, un albúm por mes.

La música era su pasión, pero también era un hombre enamorado de los deportes, sobre todo de la lucha libre. Se sabe que era un gran amigo de El Santo.

Durante la época de Oro del Cine Mexicano participó en más de 30 películas, entre las que destacan: Tres balas perdidasMéxico de mi corazónLos tres salvajesJuan Pistolas y El campeón del Barrio.

Cuando Pedro Infante falleció, durante el sepelio, Javier Solís cantó Grito Prisionero, pero lo hizo imitando la voz del cantante fallecido.

Imagen Infobae

Su muerte.

Cuentan que el 12 de abril de 1966 fue ingresado en la Clínica Santa Elena, en la Ciudad de México, por problemas con su vesícula biliar (le habían hallado piedras en este órgano). Se sometió a una cirugía, pero murió el 19 de abril por complicaciones de la misma, a los 34 años de edad.

Antes de su muerte dijo: “Que me rieguen con mucha agua mi tumba, sé que me voy a morir esto no tiene remedio.” Fue enterrado en la sección de actores de la ANDA, en el Panteón Jardín, de la ciudad de México, dejando un legado de más de 300 canciones.

A su muerte, cuatro mujeres se identificaron como “su esposa” para reclamar la potestad de sus bienes: Enriqueta ValdésSocorro GonzálezYolanda Mollinedo y Blanca Estela Sáinz. Todas mostraron sus actas de matrimonio, lo cual indicaba que el artista se casaba una y otra vez sin divorciarse.

Cuenta un mito popular que la música mexicana volvió a vestirse de luto el 19 de abril de 1966 por un vaso de agua.

Sí, el vaso de agua que Javier Solís habría tomado después de una operación de vesícula, y que habría causado la muerte del “Rey del bolero ranchero” cuando apenas tenía 34 años y había disfrutado ya de la cima de la popularidad con canciones como Llorarás, Cuatro Cirios, Si Dios Me Quita la Vida, Esclavo y Amo, En mi viejo San Juan y, sobre todo, Sombras.

La verdad es que el famoso intérprete llevaba, al menos, un par de años sufriendo de fuertes dolores en el estómago, pero debido a su apretada agenda, que incluía ya no solo conciertos y grabaciones de discos, sino también películas, no se atendió adecuadamente y se limitaba a tomar algunos medicamentos o comer ensaladas para mitigar el malestar.

Imagen Radio BUAP

El mito de su muerte.

En una entrevista comentó que siendo niño, comenzó a trabajar. “Aprendiz de mecánico, panadero, repostero, diez años en el oficio de la carne”, recordaba en una entrevista de 1962 con la XEW sobre su vida.

“Mi vocación empezó por hambre”, aseguró en la misma charla al hablar de los 17 pesos que ganaba al día en la carnicería y que no le permitían solventar sus gastos personales. “No encontraba la salida”.

La providencia, el destino, la buena fortuna o como quiera llamarle lo llevó a conocer a unos amigos mariachis que lo invitaron a trabajar en Garibaldi. De ahí el inicio de un peregrinar entre agrupaciones, restaurantes, bares y centros nocturnos, pero también de una historia que parecería tocada por el velo de lo mágico, aunque tuvo un trágico final.

Por lo que en el punto más alto del cuento de hadas llegaría cuando, trabajando en un centro nocturno llamado El Azteca (ubicado en Eje Central, cerca del Hotel Virreyes, y hoy convertido en una farmacia) Julito Rodríguez Reyes, quien fuera primera voz de Los Panchos, lo escuchó y se le abrieron las puertas del paraíso.

“Necesitas que te oigan”, le dijo Julito”. “Me tuvo fe”, contaba Solís sobre el hombre que lo llevó a hacer su primera grabación de un disco y quien lo presentó al compositor y director artístico Felipe Valdés Leal, quien supo que en aquel joven existía el potencial de una estrella y lo acogió bajo su tutela, aunque la historia no fue sencilla al principio, ya que Solís aún tenía prendida a su garganta la voz de Pedro Infante, la figura que imitó durante años.

Una vez que encontró su propia voz el ascenso fue vertiginoso. Cientos de canciones grabadas en menos de una década. Una película a otra se sucedían en apenas unos años de lo que él llamaba su “humilde carrera artística” e incluso había planes para grabar un disco nada menos que con Frank Sinatra.

Pero todo se detuvo de golpe el 19 de abril de 1966 a las 5:25 de la madrugada, en la habitación 406 del Hospital Santa Elena de la Ciudad de México.

Imagen Youtube

Dicen que Javier Solís se incorporó de su cama, aseguró sentirse bien y, de pronto, dio un suspiro muy largo y solo dijo “Ay Dios mío”. Se quedó quieto y su corazón dejó de latir.

Minutos después llegó Blanca Estela Sáinz, la mujer que compartió con él los últimos años de su vida y más tarde, esa misma mañana, la noticia ya circulaba por todo México: Javier Solís había muerto.

Comenzaron entonces las especulaciones, los mitos y también el misterio sobre la causa de la muerteCómo un hombre de 34 años había fallecido después de una operación de vesícula, era la pregunta recurrente.

De acuerdo con la investigación de José Felipe Coria, publicada en El Señor de Sombras, una trilogía de la editorial Clío, Francisco Zubiria, el médico a cargo de Solís, informó en una conferencia de prensa, a media mañana del 19 de abril, que “Javier había muerto a causa de una colesistitis, una infección de los canales biliares”.

Pero las dudas se desataron cuando Blanca Estela se enteró de que Zubiria, quien operó a Solís de la vesícula, no era cirujano. Pidió ver el expediente médico de Javier; sin embargo, el documento desapareció del hospital, sin que alguien pudiera dar alguna explicación.

Cuando Blanca Estela llegó al nosocomio tras enterarse de la muerte de Javier, Zubiria solo atinó a decirle “con el corazón no contaba”.

Imagen Telesurtv

En aquel momento, el médico le comentó que “el deceso ocurrió por una descompensación vesicular provocada por el propio Solís al tomar agua, lo que tenía prohibido, que le produjo un deterioro cardiaco irreversible”, señaló Coria en su investigación.

Pero esa explicación solo dejó más dudas a la viuda, a quien le constaba que Solís ya había consumido líquidos días antes del deceso.

Y es que desde la noche del 12 de abril de 1966, Solís había sido internado debido a insoportables dolores en el estómago. A las 6:30 de la mañana del día siguiente entró a quirófano para que le retiraran la vesícula y el 18 de abril, el cantante ya comía y bebía agua, refresco de manzana y masticaba hielo, algo que disfrutaba mucho hacer.

Era tal el avance en su recuperación que ese mismo 18 de abril el médico Zubiria informó a Blanca Estela que Solís sería dado de alta el 21.

Fue por eso que la versión del vaso de agua resultó increíble para las personas cercanas a Solís, pero no para el gran público, pues muchos aún hoy consideran que fue esa la causa del deceso.

La realidad es que entre las diversas versiones de Zubiria y la desaparición del expediente médico, aún hoy nadie sabe qué pasó exactamente con Javier Solís entre la noche del 18 y la madrugada del 19 de abril.

Lo cierto también es que algunas personas declararon a Coria que Javier había dicho varias veces que moriría joven.

“Tú lo verás, no voy a llegar a viejo”, le decía a Blanca Estela. “Fíjate que tengo ganas de morirme a los 34 años”, confesó a Refugio Robles, pareja de su tío Valentín.

Ante la sorpresa de doña Cuca, Javier le explicó que no deseaba inspirar lástima al llegar a viejo y no poder cantar como lo hacía de joven.

Tal vez por eso el productor Felipe Valdés Leal apuró en lo posible la grabación de canciones por parte del ídolo mexicano: 300 temas en apenas 9 años de carrera.

Aunque hoy su música sigue sonando en México, Colombia y otros países de Latinoamérica, aquel 19 de abril fue el final en este plano para el hombre que decía “no soy cantante, soy cancionero”.

Con información de De 10, Biografía es e Infobae. @

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