Este miércoles, la Tierra vivirá un evento astronómico fascinante conocido como «perihelio», marcando su máxima aproximación al Sol en su órbita anual.
Este fenómeno, que ocurre cada año, tiene lugar cuando nuestro planeta alcanza su punto más cercano al astro rey, alcanzando una velocidad orbital impresionante de 110,700 kilómetros por hora, superando su velocidad promedio.
La proximidad máxima se traducirá en una distancia de 147 millones de kilómetros entre la Tierra y el Sol, reduciendo en 5 millones de kilómetros la separación registrada durante el afelio, previsto para julio de 2024, cuando ambos cuerpos celestes estarán en su posición más distante.
A pesar de la rapidez y cercanía al Sol, el perihelio no modificará drásticamente la temperatura global de la Tierra. Contrario a la creencia popular, el evento no influirá significativamente en las estaciones del hemisferio norte.
En México, por ejemplo, donde el perihelio ocurrirá a las 7 de la tarde (hora del centro) del 3 de enero, se espera que el clima frío persista.
La explicación se encuentra en la segunda ley de Kepler, que establece que los planetas no mantienen una velocidad constante en sus órbitas, acelerando cuando se encuentran más cerca del Sol. A pesar de la mayor velocidad en el perihelio, la variación en la temperatura no será sustancial.
Es crucial entender que las estaciones y temperaturas varían en todo el planeta debido a la forma elíptica de la órbita terrestre alrededor del Sol. Así, mientras que en un hemisferio puede ser primavera, en el opuesto podría ser otoño, cambiando continuamente a lo largo de los meses.
Sin duda el perihelio del 3 de enero será un espectáculo cósmico que resalta la danza orbital de la Tierra alrededor del Sol, mostrando su faceta más cercana y veloz. Sin embargo, su impacto en las condiciones climáticas globales será mínimo, permitiendo que las estaciones continúen su curso natural, al menos por ahora.
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