Alfred Nobel nació en Estocolmo, Suecia el 21 de octubre de 1833. Fue un químico, ingeniero, escritor e inventor, famoso principalmente por la invención de la dinamita y por crear los premios que llevan su nombre.
Nobel fue propietario de la empresa Bofors, compañía a la que orientó desde la producción de hierro y acero, a la fabricación a gran escala de cañones y otros armamentos. Además registró durante su vida 355 patentes y en la actualidad su nombre sobrevive en varias compañías, como Dynamit Nobel y AkzoNobel.
Alfred era hijo de Andriette Ahlsell e Immanuel Nobel, un empresario sueco que hizo fortuna en Rusia construyendo fábricas, maquinaria y armamento para el gobierno ruso.
Cuando tenía nueve años de edad su familia se trasladó a Rusia, donde él y sus hermanos recibieron una meticulosa educación en ciencias naturales y humanidades. Pasó gran parte de su juventud en San Petersburgo, donde su padre, que era ingeniero instaló una fábrica de armamento que quebró en 1859.
Regresó a Suecia en 1863, para terminar las investigaciones que había iniciado en el campo de los explosivos, en 1863 consiguió controlar mediante un detonador las explosiones de la nitroglicerina, inventada por el italiano Ascanio Sobrero y en 1865 perfeccionó el sistema con un detonador de mercurio.
Ya en 1867 creó la dinamita, un explosivo plástico más seguro, que por su constitución, reducía los riesgos de accidente (las explosiones accidentales de la nitroglicerina, en una de las cuales había muerto su propio hermano Emil, habían despertado fuertes críticas contra Nobel y sus fábricas).
Después produjo otras invenciones en el terreno de los explosivos, como la gelignita (1875) o la balistita (1887). Nobel patentó todos sus inventos y fundó compañías para fabricarlos y comercializarlos desde 1865. Sus productos fueron de enorme importancia para la construcción, la minería y la ingeniería, pero también para la industria militar. Con lo que puso los cimientos de una fortuna que acrecentó con la inversión en pozos de petróleo en el Cáucaso.
Con todas estas empresas Nobel acumuló una enorme riqueza, pero también un sentimiento de culpa por el mal y la destrucción que sus inventos pudieran haber causado a la humanidad. Se dice que ha razón de esto legó su fortuna a una fundación (la Fundación Nobel) creada en 1900, con el encargo de otorgar una serie de premios anuales a las personas que más hubieran hecho en beneficio de la humanidad.
Nunca se casó y no tuvo hijos. Por ese motivo es que también decidió que parte de su fortuna se usara para premiar a grandes pensadores y científicos en el campo de la física, la química, la medicina, la literatura y la paz.
Los Premios Nobel gozan de un alto prestigio internacional y se han venido otorgando anualmente desde 1901, con la excepción de los dos periodos de guerra mundial (1914 a 1918 y de 1939 a 1945).
La facultad de otorgar los cinco premios instituidos se dejó en manos de varias academias científicas suecas y al Comité Nobel de Noruega. En 1968 el Banco de Suecia decidió añadir bajo el nombre de Nobel un sexto premio de economía, que se ha venido otorgando anualmente desde 1969.
Nobel también desarrolló sus capacidades literarias escribiendo poesía en inglés. Por ejemplo con su obra Nemesis, una tragedia en prosa que fue impresa mientras agonizaba.
El tiraje completo de la obra, salvo tres ejemplares, fue destruido al ser considerada escandalosa y blasfema. Actualmente, además de una edición en sueco, existe otra en francés.
Una hemorragia cerebral le causó la muerte cuando estaba en su hogar en San Remo, Italia, el 10 de diciembre de 1896 a la edad de 63 años.
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