sábado, septiembre 7, 2024
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Alan Turing, padre de la informática moderna

Revista Única recuerda al precursor de la inteligencia artificial y padre teórico del ordenador, Alan Turing.

Hoy recordamos a un brillante matemático, criptoanalista e informático teórico hablamos del padre de la informática moderna Alan Turing, quien nació el 23 de junio de 1912 en Maida Vale un distrito residencial al oeste de Londres.

Desde muy pequeño Turing dio muestras de su genialidad en las matemáticas, y al finalizar la escuela fue admitido como estudiante de matemáticas en el King’s Collage de la Universidad de Cambridge, una de las instituciones científicas más prestigiosas del mundo.

En esta escuela se sintió a gusto y se reconoció homosexual ante sí mismo y unos pocos más, con la cautela que exigía su ilegalidad en Gran Bretaña. Durante su etapa universitaria, primero como alumno y después como docente, se relacionó con otros grandes científicos de la época, como Alonzo Church, John von Neumann y Bertrand Russell.

Imagen NDLA

No todo tiene solución.

Para el año 1936 publicó el artículo “Sobre números computables, con una aplicación al Entscheidungsproblem” (traducible como “problema de decisión”), que resultó ser el origen de la informática teórica. En él definía qué era computable y qué no lo era. Lo computable era todo aquello que podía resolverse con un algoritmo (conjunto de instrucciones finito que, mediante pasos sucesivos, lleva a la solución de un problema). El resto eran tareas no computables.

Turing demostró que había problemas irresolubles, es decir, sin solución algorítmica. Para dar forma al concepto ideó la famosa máquina que lleva su nombre, un dispositivo imaginario que, una vez construido, podría ejecutar cualquier operación matemática resoluble por medio de un algoritmo, y que, en el caso de programarse, se transformaría en un ordenador. Pero Turing jamás llegó a materializar su proyecto, al no contar con los medios técnicos necesarios.

Imagen Pixabay

Turing predijo incluso los fallos que hoy afectan a nuestros ordenadores, como el hecho de que se «cuelguen».

Antes de la existencia de los ordenadores, Turing no solo teorizó sobre la base de su funcionamiento, sino que incluso predijo sus futuros fallos. Así, mientras ideaba su máquina, definió el problema de parada, o halting problem, al afirmar que no existe ningún algoritmo general que pueda averiguar si una operación iniciada será finita o no. Turing vaticinó de este modo que los ordenadores se “colgarían”. Hoy, cuando una computadora cae en un bucle infinito, (una estructura que posibilita la repetición de sentencias en muchas oportunidades) debemos conformarnos con reiniciar la máquina.

Rompiendo códigos.

En septiembre de 1938, el gobierno británico lo llamó para dirigir un equipo en Bletchley Park, el centro de criptografía del país. Su sección, la Hut 8, responsable del criptoanálisis naval alemán, tenía como principal misión descifrar los mensajes de las máquinas Enigma. Estas transmitían órdenes codificadas a los submarinos nazis que operaban en el Atlántico.

Imagen Wikimedia

La contribución del equipo que dirigió Turing en Bletchley Park fue crucial para el desenlace de la guerra a favor de los aliados.

Turing lo logró. De su ingenio nació el diseño de las primeras máquinas Bombe, dispositivos electromecánicos, construidos exclusivamente para romper los códigos de Enigma. Se produjeron 211 unidades en Bletchley Park y unas 120 en Estados Unidos. Pero, terminada la guerra, el primer ministro británico ordenaría destruirlas junto con los documentos vinculados a su creación. La contribución de Turing en Bletchley Park se reveló crucial para el desenlace de la guerra a favor de los aliados.

Así en 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Alan Turing recibió la Orden del Imperio Británico. Había liderado con éxito una misión para descifrar mensajes nazis codificados.

Máquinas con cerebro.

Tras el conflicto, Turing se planteó el reto de construir una máquina que tuviera las mismas capacidades que el cerebro humano. Intervino en el diseño de la ACE (siglas en inglés de Automatic Computer Engine), un ordenador digital electrónico concebido para resolver más de un propósito y capaz de almacenar un programa en su memoria.

Imagen Flickr

La medicación para «curar» su homosexualidad que le impuso un juez afectó gravemente su salud.

En 1947 Turing pasó a dirigir el Computing Machine Laboratory de Manchester, donde desarrolló un nuevo ordenador, el MADAM (o Manchester Mark I). Era una computadora que almacenaba un programa en su memoria principal, pero que tenía más capacidad que su antecesora.

Para ese entonces, Turing estaba interesado en la inteligencia artificial, en el modo de imitar artificialmente las funciones del cerebro humano. Con todo, su mejor contribución en este campo volvió a ser en el ámbito teórico, con el estudio Computering Machinering and Intelligence (Máquinas de computación e inteligencia, 1950).

Donde, Turing establecía las bases de la inteligencia artificial y proponía un tipo de prueba, el test de Turing, para determinar si una máquina es inteligente o no.

Luego de un incidente con su amante, Arnold Murray, en 1952 Alan Turing fue detenido por su homosexualidad y condenado, aunque el juez le concedió la libertad condicional a cambio de someterse a un tratamiento con hormonas para “curarse”.

Lo que perjudicó gravemente su salud. Todo esto lo dejó sumido en una depresión que le llevó, supuestamente, al suicidio. Aunque hay muchas sombras sobre su muerte, se cree que el 7 de junio de 1954 ingirió voluntariamente una manzana con cianuro.

Alan Turing fue otro genio víctima de la irracionalidad y la moralina caduca. Murió a la edad de 41 años, a pocos días de cumplir 42, si la vida de Turing no hubiese terminado de forma abrupta y violenta, seguramente otros muchos avances hubieran llegado de su mano, avances que nunca sabremos si han sido conseguidos o no.

Las seis aportaciones principales de Alan Turing a la ciencia:

1. Máquina de Turing.

Elemento fundamental en la teoría de la computación, este dispositivo se encarga del proceso automático para determinar si un problema matemático puede ser resuelto o no mediante un procedimiento definido. Fue ideado para resolver una operación concreta.

Imagen Flickr

2. Máquina universal de Turing.

Turing la concibió en 1936, el mismo año que teorizó acerca de la máquina de Turing. Su punto de partida es el mismo que el de aquella: resolver todos los problemas matemáticos que pueden expresarse mediante un algoritmo. La diferencia radica en que la máquina universal se asemeja a un ordenador gracias a su capacidad de llevar a cabo múltiples procesos y de ejecutar la función de cualquier máquina de Turing.

3. El concepto de hipercomputación.

La hipercomputación es la computación o resolución de las tareas que no puede resolver una máquina de Turing. Partiendo de esta idea, en 1938, Turing lanzó la idea de las máquinas oráculo, dedicadas a abordar las tareas que no pueden ser resueltas mediante un algoritmo.

4. Pilot Model ACE.

Basada en 1950 en un diseño de Turing, fue la primera computadora electrónica desarrollada en Gran Bretaña. Es el desarrollo práctico (no mecánico) de la máquina universal de Turing. Almacenaba un programa en su memoria y gestionaba un lenguaje de programación, el Abbreviated Computer Instructions.

5. Test de Turing.

Turing defendía que si una máquina tiene un comportamiento inteligente en todos los aspectos, entonces es inteligente. Para someter esto a examen, creó el test de Turing: una persona actuando como juez se coloca en una habitación y, en otra, una persona y un ordenador. El juez tiene que saber quién es quién a partir de sus respuestas escritas. Si no los distingue, significa que el ordenador ha superado la prueba. Hasta hoy ninguno lo ha logrado.

6. Biología matemática.

De 1952 a 1954, cuando murió, Turing se dedicó al estudio de la morfogénesis, el proceso biológico que lleva a que un organismo desarrolle su forma. Así, Turing lanzó la idea de que la repetición de patrones regulares en el sistema biológico animal, como las rayas en las pieles de las cebras o de los tigres, se debía a dos morfógenos (sustancias químicas) que trabajan a la vez como activadores e inhibidores. Los científicos del King’s College confirmaron la intuición de Turing en 2012.

Con información de Genbeta y La Vanguardia. @

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