Revista Única recuerda a Javier López Díaz, director de noticias de Cinco Radio.
Hoy me encuentro en shock al igual que mucha gente que lo estimaba, este día se nos adelantó un amigo Javier López Díaz, el rey de rating la persona que me abrió las puertas a este maravilloso mundo de la comunicación.
Javier era un hombre carismático, querido por muchos y por otros no tanto. Hombre solidario que ayudaba a las personas que en realidad lo necesitaban, no era pose, así era.
El trabajar con él era una experiencia, fue mi jefe durante 13 años en los que vivimos muchas cosas buenas y malas. Siempre estuvo bajo presión, por eso quería que sus reporteros llevaran las primicias, que fueran los primeros.
Cuando presumía de alguno de nosotros era justo cuando más nos equivocábamos. Estaba orgulloso de su redacción. Más que reporteros éramos sus amigos.
Su vida cambio en el momento de ser padre, Sara María «Sari» se convirtió en la niña de sus ojos, su visión de la vida cambio. Cuando hablaba de ella su mirada cambiaba.
Muchos reporteros pasaron por la redacción todos le aprendimos algo. Javier estudió psicología pero fue un gran comunicólogo porque amaba la radio. A todos los que trabajamos con él nos conocía y sabía nuestras debilidades pero siempre nos apoyo.
A pesar de la popularidad que tenía gracias a su creación de «La Red», era un hombre de trato sencillo. Le encantaba la comida y los favoritos eran los tacos árabes, los disfrutaba mucho.
Batallaba mucho con su peso, pero cuando decidió bajar, tuvo la voluntad para hacerlo.
Algo que nunca gustó que le llamáramos «señor» siempre nos corregía y nos decía Javier soy Javier.
Los directores de noticias de los medios eran sus amigos, entre ellos Don Enrique Montero, Carlos Martín Huerta, quien además era su compadre, Juan Carlos Valerio, entre otros.
Recuerdo la vez que le informe que iba a salir de la redacción y le dije Javier me ofrecen ser subjefa de comunicación en la delegación del ISSSTE en Puebla y me dijo «Alita Delgadillo» vete, pero sabes que las puertas de la redacción están abiertas para ti.
Cuando estuve en la delegación y enviaban algún mensaje a «La Red» decía «Delgadillo» te lo encargo. Siempre me llamaba así «Delgadillo o Alita».
La despedida es muy difícil, me faltan las palabras, pero te mando un abrazo a donde quiera que estés, marcaste mi vida, siempre vas a estar en mi corazón.
Mi abrazo y solidaridad a sus hermanos, cuñadas, hermanas y cuñados.
A doña Coral Castillo de Cañedo, un fuerte abrazo.
Para Lupita y Sara María mi solidaridad y confió que pronto llegue la resignación a sus corazones, comparto su dolor, un abrazo muy fuerte.
A ti Javier mis oraciones, que descanses en paz, sabes de la estimación y gratitud que tengo por ti, por ayudarme a ser la reportera que soy.
Hasta pronto.
