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Emiliano Zapata, recordado por ser el defensor de los campesinos

Fue conocido como El Caudillo del Sur, quien exigió el reparto agrario de los hacendados

Emiliano Zapata fue un destacado líder campesino durante la Revolución Mexicana. Es recordado hasta nuestros días por haber dedicado su vida a la lucha contra las injusticias que sufría el pueblo en manos de Porfirio Díaz y sus allegados.

Su nombre completo era Emiliano Zapata Salazar aunque también fue conocido como “El Caudillo del Sur”. Nació el 8 de agosto de 1879 en San Miguel Anenecuilco, Morelos. Sus padres fueron doña Cleofas Jertrudiz Salazar y don Gabriel Zapata, que se dedicaban al campo, apenas recibió estudios y se vio obligado a trabajar desde muy joven como peón y granjero. Su madre murió cuando Emiliano tenía tan solo dieciséis años y 11 meses después, también su padre perdió la vida.

No obstante, mientras sus progenitores aun estaban vivos, Emiliano vivió un hecho que marcó su destino: “El dueño de la hacienda vecina de Cuahuixtla se había apoderado en forma violenta de una parte de las tierras de Anenecuilco. Algunos campesinos ofrecieron resistencia, pero la fuerza a la que se enfrentaron era superior, por lo que tuvieron que huir”, según contó el historiador Jesús Sotelo Inclán.

Después de eso, Emiliano vio a llorar a su padre por el despojo de sus tierras. El futuro Caudillo del Sur quedó consternado luego de que su progenitor declarara que no peleaban contra los abusivos porque eran poderosos. En ese momento, Emiliano prometió que, cuando fuera grande, él mismo haría que lo que era suyo les fuera devuelto.

A pesar de aquel trago amargo, y, de acuerdo con Adalberto Santana, doctor en Estudios Latinoamericanos, la familia de Emiliano era medianamente acaudalada por lo que no sufrió privaciones ni tuvo carencias. De hecho, disfrutaba de actividades como corridas de toros, peleas de gallos, jaripeo y de constantes amoríos. A los 23 años, su sentimiento comunitario le hizo apoyar las reivindicaciones de la Junta de Cuautla sobre los campos comunales del estado de Morelos, acción que fue duramente reprimida por el régimen de Porfirio Díaz.

Siete años después, en septiembre de 1909, abandonó su trabajo como caballerizo en el ejército y fue elegido presidente de la Junta de tierras de Anenecuilcose convirtió en un activo líder agrario de Morelos. No pasaría mucho tiempo antes de que se pusiera al frente de un grupo armado y tomara por la fuerza las tierras de Villa de Ayala, que distribuyó entre los campesinos.

Emiliano Zapata y la Revolución Mexicana

Más allá de su trabajo y diversiones, Zapata nunca olvidó aquella promesa de hacerle justicia a su pueblo. Como consecuencia, en 1911, se levantó en armas contra el régimen de Porfirio Díaz.A la par, Emiliano apoyó la candidatura de Francisco I. Madero a la presidencia. A pesar de esto, cuando Madero llegó al poder, este no cumplió las demandas prometidas. Por lo tanto, el Caudillo del Sur y su gente, entraron en descontento y desconocieron su mandato.

Como líder guerrillero, se le ofreció sumarse al Plan de San Luis impulsado desde Texas por el político mexicano Francisco I. Madero, líder del Partido Nacional Antirreeleccionalista que buscaba un levantamiento contra Porfirio Díaz. Con Zapata como ‘jefe supremo del movimiento revolucionario del sur’, la presión ejercida contra Díaz le obligó a renunciar en mayo de 1911.

Con Díaz fuera de juego, las discrepancias entre Zapata, defensor del inmediato reparto de las tierras entre los campesinos, y Madero, que buscaba neutralizar al guerrillero mediante el desarme, se acrecentaron. Zapata cedió pensando que si cumplía las exigencias de Madero, este impulsaría la reforma, pero este prefirió asentar su poder distanciándose de las clases populares.

Después de eso, Emiliano Zapata se unió con el profesor Otilio Montaño y juntos lanzaron el Plan de Ayala el 28 de noviembre de 1911. En este Plan, se condenaba la traición de Madero. Además, se demandaba la restitución de las tierras usurpadas durante el Porfiriato y se exigía el reparto agrario de las tierras de los hacendados. En este plan se declaró a Madero incapaz de gobernar y expropiando un tercio de las propiedades de los terratenientes.

Todo cambiaría cuando, en febrero de 1913, Madero fue asesinado y Victoriano Huerta subió al poder. Zapata mostró entonces su apoyo al gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, que había formado el Ejército Constitucionalista para derrocar a Huerta. Al año siguiente, con Carranza en el gobierno, Zapata y Pancho Villa se aliaron contra Carranza en la Convención de Aguascalientes y, aunque los zapatistas consiguieron tomar la capital por un tiempo, la división de ambos caudillos provocó una contraofensiva de las fuerzas de Carranza.

Murió de pie

Sin apenas apoyos, Zapata se retiró a Morelos y acusó a Carranza de haber traicionado la revolución al usarla en beneficio propio, olvidando a los oprimidos, en una ‘Carta al Ciudadano Carranza’. El entonces presidente de México seguía viendo en el guerrillero una peligrosa amenaza que debía ser erradicada.

El coronel del Ejército federal Jesús Guajardo, fingiendo haber traicionado a Carranza, convocó a Zapata a una entrevista en la hacienda de Chinameca, en Morelos, para ofrecerle su apoyo. Zapata y sus hombres acamparon a las afueras de la hacienda y solo él y su escolta se dirigieron al interior. Al llegar, el clarín que simulaba ser la llamada de honores sirvió para que numerosos soldados ocultos salieran y abrieran fuego contra Zapata y su acompañante. El 10 de abril de 1919, según las palabras del secretario del general revolucionario Salvador Reyes, “el inolvidable Zapata cayó para no levantarse más”. Su muerte le convirtió en un mártir, símbolo eterno de la revolución y protector de los campesinos mexicanos.

Con información de México Desconocido y Muy Historia

Alejandra Delgadillo
Egresada de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación por la UPAEP. Colaboradora en El Sol de Tlaxcala. Reportera de Noticias en Grupo Acir Puebla, donde tenía a mi cargo las fuentes de Salud, Instituciones Asistenciales, Iglesias, Agrarias, Ecología y Empresariales. Participé en el área de prensa de la Delegación del ISSSTE Puebla. Las secciones que escribo son: Vida Sana, Cábalas y Tradiciones, Mamás y Algo Más, Feminismo Hoy, Salud, Economía, Ciudad y Seguridad, en Revista Única. Además, soy colaboradora del programa de radio Cinco Mujeres en Cinco Radio. Coautora del libro “Crónicas de Puebla, 50 años”.

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