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El muralista Rufino Tamayo

Uno de sus murales se encuentra en el Palacio de la UNESCO en París.

A 29 años de su muerte recordamos a un gran muralista mexicano Rufino Tamayo, te contaremos su historia. Nació el 26 de agosto de 1899 en Oaxaca, sus padres fueron Florentina Tamayo y Manuel Arellanes, su nombre completo Rufino del Carmen Arellanes Tamayo. Pero cuando Rufino aún era muy pequeño, su padre Manuel los abandonó; por esto el futuro pintor renunció al apellido paterno y siempre uso el apellido de su madre. Así Florentina se convirtió en una figura fundamental para Rufino. Su mamá era de ascendencia indígena ya que era oriunda de Tlaxiaco, había desarrollado una inigualable capacidad y sensibilidad para observar los colores y las formas de la tierra, hecho que logró transmitirle a su hijo y que sería decisivo para el futuro del pequeño. A temprana edad, Rufino dejó claro que su pasión era el dibujo y las artes visuales. Sin embargo, contrario a lo que podría pensarse, su familia no se interpuso entre él y el llamado que el arte le hacía. Por lo tanto, se trasladó a la Ciudad de México y, cuando tenía apenas 16 años, ingresó a la Academia de San Carlos.

Tras asistir a clases nocturnas de pintura, entra a la Academia de Bellas Artes de México en 1917 que abandona unos pocos meses después para trabajar de autodidacto. No obstante, debido a la rebeldía de su carácter, Rufino no tardó en abandonar aquella institución. Posteriormente, se dedicó a recorrer los caminos del arte contemporáneo y a estudiar los modelos del arte popular mexicano. Esto sin temor a ser influido por esas técnicas. A la par, se empleó en distintos cargos administrativos. Uno de ellos fue como titular del Departamento de Dibujo Etnográfico del Museo Nacional de Arqueología de México y lo obtuvo en 1921. Años después, en 1926, se llevó a cabo la primera exposición pública de su obra. Gracias al éxito de aquella presentación, el pintor fue invitado a exponer en el Art Center de Nueva York. En 1938, aceptó convertirse en docente de la Dalton School of Art del mismo sitio. En este lugar permaneció casi 20 años y significó un hecho decisivo para su proceso artístico.

Tiempo después, Tamayo incursionó en el muralismo de una manera distinta a la que lo habían hecho Siqueiros, Orozco y Rivera. Y es que, el aspecto indígena ya era parte de Rufino (de manera natural), por eso, algunos críticos señalan que desdeñaba las formas “superficialmente populares”. Tamayo también buscaba plasmar los vínculos que existían entre el México de su época y las raíces indígenas pero de una manera mucho más sutil. Otro dato importante es que este pintor fue de los pocos artistas latinoamericanos que incursionó en la pintura de naturaleza muerta. Con el paso del tiempo, y a pesar de ser un hombre de pocas palabras, Tamayo se dedicó de lleno a la pintura de caballete y a dar clases para transmitir todo el conocimiento que, a lo largo de una gran trayectoria, había aprendido.

Gracias a su trayectoria recibió distinciones como el Gran Premio de Pintura de la II Bienal de Sao Paolo, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (por el rey Juan Carlos de España) y la Medalla Belisario Domínguez entre muchos otros reconocimientos. Después de una larga y fructífera vida, Rufino Tamayo murió el 24 de junio de 1991 debido a un infarto agudo. Sus restos descansan en el Museo Tamayo de Arte Contemporáneo.

La obra de Tamayo. En total por lo que se tiene registrado, Tamayo pintó más de 1300 óleos, 465 obras gráficas (como litografías y mixografías), 20 murales, 350 dibujos y un vitral. Entre esta prolífica obra destacan los 20 retratos que hizo de Olga, quien fue su esposa durante 57 años, y murales como Dualidad que está en el Museo Nacional de Antropología e Historia y el de Fraternidad o el Fuego Creador que, el mismo artista regaló a la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York.

Algunos datos curiosos del artista:

Fue un pintor modernista mexicano.

Tomó clases de dibujo en 1917 y realizó su primer mural en 1933.

La obra de Tamayo representa la síntesis de las corrientes europeas de principios del siglo XX y su propia herencia precolombina.

Fue uno de los primeros artistas latinoamericanos en alcanzar fama internacional y es considerado uno de los pintores mexicanos de mayor importancia del siglo XX.

Mira este documental sobre su vida:

Consiguió exhibir su obra en el Art Center de Nueva York con tan solo 27 años.

Tamayo es considerado una importante influencia del trabajo de María Izquierdo, con quien mantuvo una relación profesional y afectiva.

Perteneció al Movimiento Muralista Mexicano junto a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, pero a diferencia de ellos, Tamayo no se interesó en el sentido social y político, sino en escenas del México tradicional. Realizó 21 murales.

En su estancia en Nueva York, no solo se dedicó a pintar, sino también a retratar el paisaje cosmopolita de la ciudad, la fotografías fueron publicadas en el libro: Tamayo. Fotógrafo en Nueva York.

Su obra récord en subastas es el cuadro Trovador, que en 2008 se vendió en 7.2 millones de dólares.

Realizó murales no solo para el Museo Nacional de Antropología e Historia de México, sino también para el Dallas Museum of Fine Arts, para la Biblioteca de la Universidad de Puerto Rico y el Palacio de la UNESCO en París.

Contrario a lo que se cree, el Museo Tamayo no expone sus obras, pues estas se encuentran en exposiciones alrededor del mundo. El museo está destinado al arte contemporáneo en México.

Con información de Galería MC, México Desconocido y Vista Higher Learning

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Alejandra Delgadillo
Egresada de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación por la UPAEP. Colaboradora en El Sol de Tlaxcala. Reportera de Noticias en Grupo Acir Puebla, donde tenía a mi cargo las fuentes de Salud, Instituciones Asistenciales, Iglesias, Agrarias, Ecología y Empresariales. Participé en el área de prensa de la Delegación del ISSSTE Puebla. Las secciones que escribo son: Vida Sana, Cábalas y Tradiciones, Mamás y Algo Más, Feminismo Hoy, Salud, Economía, Ciudad y Seguridad, en Revista Única. Además, soy colaboradora del programa de radio Cinco Mujeres en Cinco Radio. Coautora del libro “Crónicas de Puebla, 50 años”.

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