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Xanenetla: Murales y legado del barrio más bravo de Puebla

Hay lugares que no solo están hechos de calles y casas, sino de memoria, sangre y resistencia. Uno de ellos es Xanenetla, el “barrio bravo” de Puebla, un rincón que late con fuerza desde las entrañas de la historia.

Su origen se remonta a 1551, casi a la par del nacimiento de la ciudad de Puebla, cuando indígenas del Valle de México y de Tlaxcala llegaron para colaborar en la construcción de la flamante Angelópolis. Pero su papel fue mucho más que asistencial: Xanenetla fue cimiento.

Este barrio fue la cuna del xalnenetl, la gravilla extraída de su suelo y utilizada para formar los hornos de la Nueva España, donde se cocieron los ladrillos que luego darían forma al corazón de la ciudad: su Centro Histórico.

En otras palabras, los muros coloniales de Puebla también llevan la huella de Xanenetla.

Ubicado originalmente a las afueras de la ciudad, sus márgenes marcaron también su destino: aquí se asentó un panteón que funcionó hasta 1908. Hoy, donde hubo rezos y despedidas, se levanta un supermercado.

Pero bajo ese concreto moderno, aún se siente el eco de las historias que alguna vez descansaron bajo tierra.

A lo largo del tiempo, Xanenetla no se quedó quieto. Con la llegada del siglo XIX y el auge industrial, se transformó en un centro textil, albergando fábricas que dieron sustento a muchas familias.

El ruido de las máquinas sustituyó los cantos ceremoniales, y el trabajo tejió nuevas redes comunitarias.

Pero si algo caracteriza a Xanenetla, es su capacidad de renacer.

En los últimos años, el barrio ha vivido una transformación profunda y vibrante: de cantera a galería, sus muros ahora son lienzos vivos que narran leyendas, costumbres y la esencia de su gente.

Hoy, Xanenetla es uno de los barrios más fotografiados de Puebla. Cada mural es una declaración de identidad, una explosión de color que grita con orgullo: “¡aquí seguimos!”.

Desde colibríes gigantes que simbolizan la conexión con lo divino, hasta personajes míticos y escenas cotidianas que muestran la vida del pueblo, las paredes de Xanenetla son una crónica visual que no se puede pasar por alto.

No es solo arte callejero: es historia contada con pinceladas.

Xanenetla es el ejemplo perfecto de cómo un barrio puede ser raíz, músculo y corazón de una ciudad.

Desde su papel en la fundación de Puebla hasta su actual renacer artístico, este barrio bravo demuestra que el tiempo no lo ha desgastado, sino que lo ha vuelto más fuerte, más sabio… y más bello.

Así, entre leyendas pintadas, memoria viva y una comunidad orgullosa de su herencia, Xanenetla sigue escribiendo su historia. Y tú, ¿ya lo caminaste?

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