1
La salada tibieza entraba a su cuerpo
para darle el abrazo que la naturaleza
depositaba tras proyectiva humedad
de su ropa algas y todo el mar flotante
impregnaban una escena translúcida
con las gotas retenidas con brumas
miraba directamente la inmensidad
pertrechada contra su deseo de tenerlo
y asirlo en el abrazo de otra naturaleza
aquella que regala besos y amamanta
con el trascendido arsenal cósmico
en el afán de una búsqueda conjunta
aquella que obsesiona pulir pieles
y arrancarles de cuajo sus mieles
tan parecidas al amor en rebeldía
que se nos arremolina de costado
con una bandeja amplia y con hondura
que al cielo le duele en sus ansiedades.
2
Al batirse en retirada la seda naufragó.
Las espuelas salinas chorreaban ingratas.
Los musgos corrían entre sus venas.
Una sonrisa fresca a veces se aparece.
La mar la expulsa con el amor en hombros.
También hay una fidelidad en la marea.
3
Esta inmensidad hace estragos la frente.
El desaliño llega también a los campos.
Cada verdor es cada ola enamorada.
Visto la tersa figura marina.
Me ha regalado sus encantos.
Ahora ya hay fidelidad en el tiempo.
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