El Banco de México (Banxico) anunció el pasado 25 de septiembre una nueva reducción de su tasa de interés interbancaria a un día, llevándola de 7.75% a 7.5%. Este ajuste de 25 puntos base representa la segunda baja en lo que va del año y se inscribe en un ciclo de relajamiento monetario que ha acumulado 375 puntos base desde inicios de 2024, tras haber alcanzado un máximo histórico de 11.25%.
La decisión, respaldada por cuatro de los cinco miembros de la Junta de Gobierno, responde a un entorno económico caracterizado por debilidad en la actividad productiva, moderación en la inflación general (3.74% en la primera quincena de septiembre) y presiones externas derivadas de tensiones comerciales y cambios en la política económica estadounidense. Aunque el índice subyacente se mantiene por encima de la meta (4.26%), Banxico considera que el panorama inflacionario permite continuar con el ciclo de recortes, dejando abierta la posibilidad de nuevas reducciones en sus próximas reuniones programadas para noviembre y diciembre.
De mantenerse esta tendencia, la tasa podría cerrar 2025 en torno al 7%, lo que implicaría un alivio significativo para el costo del crédito y una señal de confianza en la convergencia inflacionaria. Sin embargo, el balance de riesgos aún muestra un sesgo al alza, especialmente por factores como la volatilidad cambiaria y los efectos de la política fiscal y comercial internacional.
Este escenario contrasta con las proyecciones contenidas en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2026, que anticipa una inflación general de 3.6% para el cuarto trimestre de 2025 y una subyacente de 4%, cifras ligeramente superiores a las estimaciones previas. Para 2026, Banxico mantiene su expectativa de alcanzar la meta del 3% en el tercer trimestre, aunque reconoce que la trayectoria inflacionaria podría enfrentar presiones adicionales.
En este contexto, las expectativas para 2026 se perfilan como un ejercicio de equilibrio entre el estímulo económico y la prudencia monetaria. Si bien la reducción de tasas puede impulsar el consumo y la inversión, también exige vigilancia sobre los precios y la estabilidad financiera. La evolución de la inflación, el comportamiento del tipo de cambio y las decisiones de política económica en Estados Unidos serán factores clave para definir el rumbo de la política monetaria mexicana en los próximos meses.
Banxico, al mantener la puerta abierta a nuevos recortes, reafirma su compromiso con una política monetaria flexible pero cautelosa, en busca de consolidar la recuperación económica sin perder de vista su mandato principal: preservar la estabilidad de precios.
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