Hay días en que el alma
en su anónima piel desencajada
evita estar tranquila
y toma la zalea de la serpiente
para arrastrarse firme.
Mientras el tiempo olvida
ensimismado en su envoltura ignota
de renovar relojes
y de pautar los rayos amaestrados
para marcar ausencia.
En tanto los espacios
que antes atesoraban las reliquias
se olvidan de distancias
para enmarcarlo todo sin principios
en las fauces del lobo.
Y no obstante estos logros
del vuelco de las reglas
en el grito sin sitio
en el niño abstraído
en la pasión del viejo
algo prosigue el canto.
Ha dejado de ser luz
ni siquiera tiniebla
tampoco es paz ni ritmo
y menos un impulso.
Corrientes nebulosas
urgencias ya sin forma
no me reconocieron.
Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com














