Vino sin alas ni luz.
Suavemente entró dando aire a los huecos.
Sin decir nada fue ser.
Transparente y dispuesto
brotó de las palabras detenidas
en la expectante sala
en pan cortado sin el ceremonial
entre acéfalas sombras.
Sin proyección alguna
dejó evidenciar la fe
olvidó todo canto
todo adulante aroma.
Todo estuvo llenándolo.
Al estar y ser lo demás
latente y decantado
se transformó posible.
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