San Ignacio de Loyola es patrono de los soldados y de los ejercicios espirituales.
San Ignacio de Loyola, fue un religioso español, fundador de la Compañía de Jesús. Declarado santo por la Iglesia Católica, fue también militar español, poeta y se convirtió en el primer general de la orden.
Su fiesta es el 31 de julio, es patrono de los soldados y de los ejercicios espirituales. Por lo regular en todas las casas hay una cédula de protección de este santo, la cual dice:
“SAN IGNACIO DE LOYOLA DICE AL DEMONIO ¡NO ENTRES! SAN IGNACIO DE LOYOLA tiene gran imperio contra los demonios, según lo dice la Iglesia en su oficio: IN DEAMONES MIRUM EXPERCUIT IMPERIUM. Por lo cual es costumbre poner en las puertas de los aposentos, por la parte de adentro, esta cédula. El mismo demonio dijo una vez: No puedo entrar sólo que quites la cédula puesta en tu puerta. Yo suelo aconsejarlas en las misiones contra los asaltos e infectación del enemigo Y SATANÁS».
En Puebla, se encuentra una imagen de san Ignacio de Loyola en el templo del Espíritu Santo mejor conocido como la Compañía por haber sido fundado por religiosos jesuitas, se encuentra ubicado en la 4 sur y avenida Juan de Palafox y Mendoza en el centro histórico a un lado del edificio Carolina de la BUAP.
Pero ¿quién es Ignacio de Loyola? Nació en Azpeitia el 24 de octubre de 1491 y murió en Roma el 31 de julio de 1556.
Se dice que su verdadero nombre fue Íñigo López de Loyola, pero entre 1537 y 1542 cambio el nombre Iñigo por el de Ignacio, por ser más común en otras naciones o por ser más universal.
Ignacio fue el menor de los varones de un total de 13 hermanos, su destino estaba claro el ser hombre de armas o dedicarse a Dios.
Su niñez la pasó en el valle de Loyola, entre las villas de Azpeitia y Azcoitia, en compañía de sus hermanos y hermanas.
Y su educación debió ser marcada por las directrices del duro mandoble y del fervor religioso, aunque nada cierto se sabe sobre esta.
En el año de 1507 coincidiendo con la muerte de su madre, el contador Mayor de Castilla, Juan Velázquez de Cuéllar, pide al señor de Loyola que le mande un hijo suyo para tenerlo como propio.
Entre los hermanos se decide enviar al menor. Iñigo va a Arévalo, donde pasaría unos 11 años hasta 1517, realizando frecuentes viajes a Valladolid y manteniéndose siempre muy cerca de la Corte, ya que su protector era Consejero Real, además de contador.
Así aprendió el dominio de las armas, también se aficionó por la lectura y en cuanto a la escritura siempre pulió su letra.
En 1517 Velázquez de Cuéllar cae en desgracia, al morir Fernando el católico y al año muere, su viuda, María de Velasco, manda a Iñigo a servir al duque de Nájera, Antonio Manrique de Lara, que era virrey de Navarra, donde dio muestras de tener ingenio y prudencia, así como noble ánimo y libertad.
Para 1512 las tropas castellanas conquistan el Reino de Navarra, en 1521 se produce una incursión de tropas franco-navarras procedentes de Baja Navarra en su intento de reconquista y expulsión del invasor, en las que participaban los hermanos de Francisco Javier.
Al mismo tiempo se subleva la población de varias ciudades, incluidas la de Pamplona.
Iñigo, que lucha con el ejército castellano y se encuentra en Pamplona en mayo de ese año, cuando llegan las tropas franco-navarras, resiste en el castillo de la ciudad, que es asediado, arengando a sus soldados a una defensa que resultaba imposible.
En el combate es alcanzando por una bala de cañón que pasa entre sus dos piernas, rompiéndole una e hiriéndole la otra.
La tradición dice que este hecho ocurrió el 20 de mayo de 1521, lunes de Pentecostés. El castillo cae el 23 o 24 de ese mes y se le practican las primeras curaciones y es trasladado a su casa de Loyola.
Así la recuperación fue larga y dolorosa y con resultados dudosos, porque soldaron mal los huesos, entones decide volver a operarse y cortarlo, soportando el dolor como una parte más de su condición de caballero.
En el tiempo de convalecencia, lee los libros de La vida de Cristo, del cartujo Ludolfo de Sajonia y el Flos Sanctorum, que hacen mella en él.
Bajo la influencia de esos libros, se replantea toda la vida y hace autocrítica de su vida como soldado.
Iñigo tiene el deseo de seguir a Dios y este se va acrecentando por una visión de la Virgen con el Niño Jesús, que provoca la definitiva conversión del soldado en religioso.
De allí sale con la convicción de viajar a Jerusalén con la tarea de la conversión de los no cristianos en Tierra Santa.
En Barcelona se hospeda en el Monasterio de Montserrat de los benedictinos, donde cuelga su vestidura de militar frente a la imagen de la Virgen y abandona el uniforme y se pone harapos y descalzo.
De esa forma llega a Manresa, donde permanecerá por 10 meses. Ayudado por un grupo de mujeres creyentes entre las cuales tiene fama de santo.
Es en este periodo donde vive en una cueva donde medita y ayuna. De esta experiencia nacen los Ejercicios espirituales, que serán editados en 1548 y son la base de la filosofía ignaciana. El 4 de septiembre de 1523 llega Jerusalén.
Una amiga de Iñigo, Isabel Roser le aconseja que inicie sus estudios por lo que aprende el latín y se inscribe en la universidad, de 1526 a 1527 vivió en Alcalá de Henares y trabajo en el Hospital de Antezana como enfermero y cocinero para los internos.
Después viaja a Salamanca, donde habla de sus ejercicios espirituales, cosa que no es bien vista por las autoridades lo que le acarrea muchos problemas por lo que decide irse a París.
En febrero de 1528 ingresa a la Universidad de París, donde permanece por más de 7 años, aumentando su educación teológica y literaria y donde trata de despertar el interés de los estudiantes en sus ejercicios espirituales.
En 1534 ya tenía seis seguidores: Francisco Javier, Pedro Fabro, Alfonso Salmerón, Diego Laínez, Nicolás Bobadilla y Simao Rodrigues.
Así viaja a Flandes e Inglaterra para conseguir dinero para su obra, debido a que tiene muy perfilado el proyecto y sus compañeros lo siguen.
El 15 de agosto de 1534 los 7 juran en Montmartre servir a nuestro Señor, dejando todas las cosas del mundo y se funda la Sociedad de Jesús, que luego sería llamada la Compañía de Jesús.
Deciden viajar a Tierra Santa y si no pueden, ponerse a las ordenes del Papa. Ignacio se va a su tierra por motivos de salud.
El Papa Pablo III les dio la aprobación y les permite ordenarse sacerdotes, por lo que en Venecia son ordenados por el obispo de Arbe el 24 de junio.
Ignacio celebra la primera misa en la noche de Navidad en 1538, en ese tiempo se dedican a predicar y al trabajo caritativo en Italia.
Parte rumbo a Roma a pedir permiso para ir a Jerusalén y se lo dan, pero debido a problemas bélicos no pueden llegar por lo que se ponen nuevamente a las órdenes del Papa.
En Storta Ignacio tiene una experiencia espiritual lo que determina la fundación de la Compañía de Jesús, sería el remate a lo que comenzó en Manresa con los ejercicios espirituales.
La directriz era clara: ser compañeros de Jesús, alistados bajo su bandera, para emplearse en el servicio de Dios y bien de los prójimos.
El Papa Pablo III confirmó la constitución de la orden mediante la bula Regimini militantis pero limitaba el número de miembros a 60, esta limitación fue revocada a través de la bula Injunctum nobis.
Así nace la Societas Iesu, la Compañía de Jesús o como se le conoce comúnmente los Jesuitas.
Ignacio fue electo como Superior general en la orden religiosa, por lo que envió a sus compañeros como misioneros por Europa para crear escuelas, universidades y seminarios, donde estudiarían los futuros miembros de esta.
En 1548 fueron impresos los Ejercicios espirituales y fue llevado incluso a la Inquisición romana, pero lo dejaron en libertad.
Los jesuitas jugaron un papel clave en el éxito de la Contrarreforma. Ignacio fue Superior general hasta su muerte que ocurrió por una enfermedad en su celda de la sede de los Jesuitas en Roma el 31 de julio de 1556.
Imagen portada Vatican News
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