viernes, julio 26, 2024
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Relaciones genuinas y relaciones sexuales espurias

Las relaciones sexuales genuinas son aquellas que derivan del amor/deseo que la otra persona nos produce y que nos obliga a concentrarnos solamente en ella dejando al margen, incluso nuestras relaciones habituales con otras personas.


Aún cuando el vínculo de pareja sólo sea producto sólo de la atracción física (deseo), o del vínculo afectivo (apego) y no de su unión integral, (la unión integral de afecto + deseo o «amor consumado», no es muy común porque intervienen una serie de variables que lo hacen difícil); si podemos hablar que estas relaciones son genuinas.
Aunque este tipo de encuentros no suelen ser tan explosivos como aparecen en las películas de Hollywood, en donde los protagonistas se arrancan la ropa y se abalanzan uno sobre otro, si reportan un índice de satisfacción aceptable.

Por el contrario, existe una amplia gama de relaciones a las que he denominado espurias porque su motivación no deriva del contacto emocional o físico con la otra persona sino de un motivo externo. Estos motivos externos en el caso de las mujeres pueden ser: evitar problemas con la pareja, obtener algún beneficio, control y sometimiento, etc. En el caso de los hombres estos motivos externos pueden ser: competitividad, afirmación de la autoestima, control y sometimiento, etc.

En las relaciones a largo plazo, este tipo de motivos tienden a permanecer ocultos y la persona los guarda como un secreto que de conocerse la harían sentir incómoda e inadecuada por su incapacidad para sentir el amor/deseo esperado por la pareja. La revelación de estos secretos se vuelve imposible con el paso del tiempo porque la persona teme revelar su verdad, una verdad difícil de aceptar incluso para sí mismo/a. Por ejemplo, si el motivo espurio fuese el miedo a perder a la pareja y el terror de quedarse solo/a, ¿qué haría la pareja de saber que en el fondo de su relación no hay amor/deseo sino miedo?, seguramente su reacción sería impredecible.

En estas relaciones espurias, la relación sexual ofrece una parte -a veces pequeña-, de la satisfacción esperada (si es que se espera alguna, ya que en muchos casos ese deseo no existe). Esa satisfacción esperada se compensa a posteriori, cuando se recuerda, narra o evalúa la acción en función del verdadero objetivo buscado. Por ej., en ese encuentro sexual -no tan satisfactorio-, ¿se logró evitar discusiones innecesarias?; si la persona cree que fue así, entonces se eleva el grado de satisfacción obtenido. Con ese encuentro sexual -no tan satisfactorio, ¿se elevó la autoestima?, si la persona cree que fue así, entonces se mantendrá la motivación hacia eventos consecutivos, etc.

Las relaciones sexuales espurias, al ser un medio para satisfacer otro tipo de necesidades emocionales y sociales, aunque no están centradas en la persona que participa en la relación, se pueden convertir en relaciones de larga duración ya que la permanencia de esa persona se vuelve necesaria para lograr este objetivo (por su disposición, accesibilidad, etc.) permitiendo que la relación, al perdurar en el tiempo, sea catalogada como exitosa.

Maestro Alfonso Aguirre Sandoval

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