En la Catedral, el arzobispo, Víctor Sánchez Espinosa, celebró la misa donde se efectuó la ceremonia del lavatorio de pies a 12 ancianos del asilo de Santa Inés que representaron a los apóstoles de Jesús.
Como un acto de humildad se realiza este ejercicio por los jerarcas de la Iglesia católica, como símbolo de humildad y servicio al prójimo en esta ocasión, no pudo hacerlo el arzobispo, debido a que aún convalece de una cirugía, por lo que en su representación lo hicieron los obispos auxiliares, Tomas López Durán y Francisco Javier Martínez.

Hizo el recuento de lo que significa este jueves santo, en que la víspera de la muerte de Cristo, en que se reunió con sus discípulos a los que en un acto de humildad les lava los pies y en la última cena que celebra con ellos la Pascua, instituye el sacramento de la eucaristía.
En la homilía, el arzobispo señaló que en estos días se conmemora los principales misterios de la vida de Cristo, su pasión, su cruz, el sufrimiento, su muerte, pero también la resurrección.
Por lo que señaló que ese Jesús que muere como hombre no como DIOS, pero que resucita al primer día de la semana hebraica y para la iglesia el domingo es el día eucarístico, día de la comunidad y de la familia.

A la misa de este jueves, concurrieron centenas de fieles, entre ellos el gobernador Alejandro Armenta y secretarías de Desarrollo Rural y Turismo, quienes siguieron la misa y al final saludaron al arzobispo que ha reaparecido en público esta Semana Santa, después de varios meses en retiro.