Sé agradecido de que solo queremos igualdad,
no venganza.
Medusa con la cabeza de Perseo es una estatua que homenajea al movimiento ‘Me Too’ en Nueva York
y busca empoderar a la mujer, denunciar el abuso así como el acoso sexual, pero sobre todo repetir incansablemente que la culpa nunca será de la víctima, sino del agresor.
Esta estatua de Medusa fue instalada en Manhattan, frente al Tribunal Penal del Condado de Nueva York, la ubicación de casos de abuso contra mujeres y es una obra del artista argentino Luciano Garbati.
Medusa en la mitología
Hija de Fortis y Ceto, siendo la Gorgona más famosa y terrible, Medusa, fue una de las figuras de la mitología clásica más temidas. Las serpientes silibantes de su cabello, los afilados dientes de jabalí, sus rugidos y su mirada bañada en sangre que convertía en piedra a todo ser que la contemplara, hicieron que esta mujer se convirtiera en una de las más terribles y famosas mortales de las personalidades mitológicas.
Pero la historia que se encuentra detrás de su furiosa estética esconde tras de sí una trama que guarda amplia relación con gran parte de los acontecimientos actuales que conciernen a la sociedad. Porque lo cierto es que esta apariencia horrible de Medusa tiene origen en el castigo que Atenea, hija de Zeus, le otorgó por haber sido abusada sexualmente por Poseidón, el dios del mar. Culpada de su propia violación y convertida en un ser horripilante, Medusa, además, termina siendo decapitada por Perseo mientras duerme.
¿Qué representa Medusa en New York?
Este mito tiene una trascendencia que podría explicar parte del pensamiento actual, pues culpabilizar a la víctima continúa siendo uno de los grandes reclamos que el movimiento Me Too, que se inició contra Harvey Weinstein y se expandió de manera global para denunciar la agresión y el acoso sexual, busca cambiar demandando voz y creencia a las personas que hayan sufrido cualquier indicio de abuso.
Ahora, años después de que este movimiento saliera a la luz, una escultura se ha inaugurado en el Collect Pond Park de Nueva York para hacer honor a este movimiento. La estatua se trata de la figura de ‘Medusa con la cabeza de Perseo‘, del artista italiano-argentino Luciano Garbati. No sin críticas por su autoría masculina y por la sujeción de la cabeza del asesino Perseo en lugar de la de Poseidón, la estatua, según el autor de la misma, trata de ser un símbolo de catarsis emocional en el que muchas mujeres han encontrado identidad.
Esta nueva versión de Medusa, de más de dos metros de alto, rebate el mito, ya no es a ella quien le cercenan la cabeza, sino que es ella la que, a modo de justicia poética, se apodera de la testa de Perseo tras un golpe de espada y que se convirtió, especialmente en Estados Unidos, en una imagen viral, miles de veces compartida, en algunos casos sola -la obra no necesita interpretación verbal- aunque en otros casos acompañada por una frase: «Be thankful we only want equality. No payback» (sé agradecido de que solo queremos igualdad, no venganza).
Sobre el proceso de Luciano Garbati y Medusa
Para su creación, Garbati se inspiró en una figura de bronce que data del siglo XVI de Benvenuto Cellini a través de la cual, además de la injusticia del castigo otorgado a Medusa, también ha buscado manifestar en su figura la cantidad de personalidades mitológicas femeninas que fueron transformadas en monstruos.
Fue aquel encuentro con la pieza de Cellini, que descansa en la Piazza della Signoria de Florencia, cuando supo que tenían una conexión: «Esa experiencia fue muy importante, a tal punto que comencé a interiorizarme mucho con los referentes del manierismo y el barroco italiano. Luego, leí mucho sobre mitología griega y, de hecho, mi primer trabajo en mármol fue una cabeza de Medusa, en 1993».
Fue aquel encuentro con la pieza de Cellini, que descansa en la Piazza della Signoria de Florencia, cuando supo que tenían una conexión: «Esa experiencia fue muy importante, a tal punto que comencé a interiorizarme mucho con los referentes del manierismo y el barroco italiano. Luego, leí mucho sobre mitología griega y, de hecho, mi primer trabajo en mármol fue una cabeza de Medusa, en 1993».
Con información de Harpers Bazaar e Infobae.
A. M.