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El origen del Martes de Carnaval

Los carnavales se realizan en diferentes partes del mundo. Revista Única te habla del Marte de carnaval.

Ahora te hablaré del Martes de Carnaval, la palabra tiene su origen en el latín vulgar carne-levareque que significa abandonar la carne; de ahí se evolucionó la palabra italiana carnevale que significa la época en que no se podía comer carne. La fiesta se remonta a tiempos precristianos en los que se realizaban ritos para celebrar el cambio de las estaciones y los trabajos agrícolas.

Una de las fiestas relacionadas con esta es la antigua fiesta romana llamada las Saturnales, en honor al dios Saturno, en las que se podían cometer excesos y los participantes podían usar disfraces y máscaras. En tanto que en Grecia, se celebraba a Dionisio dios del vino y también a Momo, dios de la burla y la ironía, cuyo trabajo era divertir a los otros dioses del Olimpo. Algunas de estas se mezclaron con la celebración como la de la diosa celta de las habas y el tocino Carna, o el ofrecimiento de carne al dios hebrero Baal, en una ceremonia llamada carna-baal.

El carnaval es la fiesta de los excesos, para posteriormente iniciar con la purificación mediante el ayuno y la abstinencia de carne. En ese entonces no se conocía la refrigeración y se tenía que acabar todo la comida que se pudriera ya que venían 40 días de abstinencia. En la época medieval las fiestas se extendieron por toda Europa y en algún punto se unieron al cristianismo, la celebración de la Cuaresma inicio en el siglo VII cuando, por decreto del Papa Gregorio I se empezó con el ayuno y la abstinencia; 400 años después en 1091, en el pontificado del Beato Urbano II quien instituyó el Miércoles de Ceniza como inició de la Cuaresma.

Dentro de la historia se tiene la primera mención de estas fiestas, sin el uso del nombre Carnaval, en El libro del buen amor, en la literatura española, el cual fue escrito alrededor de 1330 por don Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; hay un capítulo en el que se describe la batalla entre don Carnal, que era un hombre amante de los placeres mundanos y doña Cuaresma, que es una mujer recta, que evita las carnes rojas y cualquier exceso. Así doña Cuaresma reta a don Carnal a una batalla que terminará el Miércoles de Ceniza; entonces, don Carnal llega con su ejército de bueyes, jabalíes, puercos, gallinas, becerros, cabras y demás carnes, para enfrentarse a doña Cuaresma, que viene acompañada de verduras, pescados y mariscos.

El primer enfrentamiento termina en un empate que don Carnal celebra con un gran banquete. El exceso de comida y bebida le provoca al ejército una enorme pesadez y sueño. Doña Cuaresma, aprovechando la situación entra de noche a la tienda de su enemigo y lo hace prisionero, ese mismo día, Miércoles de Ceniza, don Carnal, debe confesarse y empezar con la penitencia hasta que 40 días más tarde burla al carcelero don Ayuno y reúne a su ejército que entra triunfante el Domingo de Resurrección. Doña Cuaresma huye la noche del Viernes Santo.

La fiesta del Carnaval es variable ya que se fija 40 días antes del Domingo de Ramos y este depende del calendario gregoriano, este es un domingo anterior al Domingo de Pascua, que siempre cae entre el 22 de marzo y el 25 de abril, por lo que el Martes de Carnaval caerá siempre entre el 3 de febrero y el 9 de marzo. En algunos lugares este festejo lo prolongan en los domingos siguientes hasta el mes de abril, pero este festejo se debe realizar hasta el martes. Este año el martes de Carnaval es el 21 de febrero.

Los Carnavales más representativos son en Alemania el Fastnach o víspera de ayuno, en Suecia el Fastan, en Francia y Estados Unidos el Martes Graso, el Bélgica el Carnaval de Binche, el Carnaval de Venecia en Italia, el Carnaval de Río de Janeiro en Brasil, el de Barrancaquilla en Colombia, el carnaval de Veracruz, el Carnaval de Mazatlán, el Carnaval de Huejotzingo, entre otros.

Los etnólogos encuentran en el carnaval elementos supervivientes de antiguas fiestas y culturas, como la fiesta de invierno la Saturnalia, las celebraciones dionisíacas griegas y romanas o los Bacanales, las fiestas andinas prehispánicas y las culturas afroamericanas. Algunos autores consideran que para la sociedad rural, fuertemente estructurada por el cristianismo, el tiempo de carnestolendas o los tres días antes de la cuaresma ofrecía mascaras rituales de raíz pagana y un lapso de permisividad que se oponía a la represión de la sexualidad y a la severa formalidad litúrgica de la etimología.

Pero en los inicios de la edad media la iglesia católica propuso una etimología de carnaval del latín vulgar carne-levare que significa abandonar la carne; lo que era la prescripción obligatoria para el pueblo durante la cuaresma. Posteriormente surgió otra etimología que es la que en la actualidad se maneja en el ámbito popular la palabra italiana carnevale que significa la época durante la que se podía comer.

A fines del siglo XX varios comenzaron a sospechar el origen pagano del nombre Carna es la diosa Celta de las habas y el tocino; también estaría conectada con las fiestas indoeuropeas, dedicadas al dios Karna que en el Mahabhárata aparece como un ser humano, hermano mayor de los Pándavas, hijo del dios del sol y la reina Kunti. Algunas personas creen que la palabra carnaval hace referencia a una supuesta antigua tradición pagana en la que se ofrecía carne al dios Baal (carna-baal) en una fiesta de donde todo vale.

Esta tradición llega a Venecia y ahí se fue contagiando a todo el mundo, poco a poco cada país da sus propias características, pero en general el carnaval se define a través de las máscaras, disfraces, carrozas, desfiles, bailes. El primer miércoles después del carnaval es llamado “miércoles de ceniza” y se da inicio a la cuaresma, es un período en el que se debería abstenerse de todo tipo de placeres como la carne, el huevo, el sexo y la diversión en general.

Ahora les hablare del origen de las caretas que se remontan al tiempo y se pierde en la más remota antigüedad, se supone que su invención se debió a fines religiosos. Desde el paleolítico el ser humano ha utilizado máscaras cuyos materiales han sido diversos y varían a través del tiempo, pues se han ido confeccionando con madera, paja, corteza, hojas de maíz, tela, piel, cráneos, cartón piedra, papel maché, látex, plásticos y otros materiales.

Se utilizan dos términos similares: careta y máscara; la careta es exclusivamente para cubrir el rostro para disimular rasgos de la cara; mientras que la máscara puede cubrir todo el cuerpo y fueron usadas por algunas culturas y con fines religiosos.

Hallazgos arqueológicos demostraron que eran muy usados en Egipto para perpetuar con ellas los rostros de los muertos. Se hacían tratando de imitar de la forma más fielmente posible, el rostro del difunto y se colocaban junto con el ataúd pintándose de la misma manera que este. Se elaboraban de cartón realizado con lienzo o papiro, revestido con estuco, al pasar del tiempo se endurecía y presentaba total consistencia. Según la clase social a la que perteneciera el muerto, podría llegar a revestirse con una lámina de oro. No se le horadaban los ojos ni la boca y se los representaban con incrustaciones o pintura.

Los estudios arqueológicos llevados a cabo en tumbas fenicias, también han demostrado esta civilización practicaba la costumbre de usar máscaras funerarias. Rastros de máscaras también fueron hallados en antiguas pinturas rupestres.

Comenzó a evolucionar el uso de la máscara, en Roma, cuando la llevaban actores en los cortejos fúnebres para que se reconociera y recordara el rostro del difunto. A partir de este empleo por parte de los actores, la careta rápidamente fue usada para diferentes fines. Se empezaron a usarla los actores para representar fielmente en sus obras los rostros de los personajes históricos que estaban interpretando.

Rápidamente fueron adoptadas en las fiestas saturnales en Roma y se les comenzó a usar con carácter festivo dando origen a su uso en lo que hoy es un carnaval.

Imagen Portada Pixabay

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Alejandra Delgadillo
Egresada de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación por la UPAEP. Colaboradora en El Sol de Tlaxcala. Reportera de Noticias en Grupo Acir Puebla, donde tenía a mi cargo las fuentes de Salud, Instituciones Asistenciales, Iglesias, Agrarias, Ecología y Empresariales. Participé en el área de prensa de la Delegación del ISSSTE Puebla. Las secciones que escribo son: Vida Sana, Cábalas y Tradiciones, Mamás y Algo Más, Feminismo Hoy, Salud, Economía, Ciudad y Seguridad, en Revista Única. Además, soy colaboradora del programa de radio Cinco Mujeres en Cinco Radio. Coautora del libro “Crónicas de Puebla, 50 años”.

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