lunes, mayo 20, 2024
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La vida de Walter Percy Chrysler

El edificio de Chrysley y sus curiosidades.

En Revista Única hoy recordamos a uno de los pioneros de la industria del automóvil estadounidense, hablamos de Walter Percy Chrysler, en su 80 aniversario luctuoso. Nuestro personaje nació el 2 de abril de 1975 en Wamego Kansas, sus padres fueron Henry (Hank) Chrysler y Anna Maria Chrysler. Estudió en la escuela pública y desarrollo una fascinación por las máquinas desde muy joven. Obtuvo su primer empleo en una empresa ferroviaria, donde entró como aprendiz de maquinista, cobraba 5 centavos por hora. Por su rapidez y calidad en el trabajo lo convirtieron en mecánico, hasta el año de 1910, posterior entró a formar parte de la American Locomotive Company. Fue director ejecutivo de la Buick Motor Company, más tarde presidente de la compañía y también fue responsable de las operaciones de General Motors Corporation, que absorbió a Buick. Ayudó a la reorganización y operatividad tanto de la Willys-Overland Company como de la Maxwell Motor Company.

Tres elementos harían de Chrysler Corporation una compañía muy exitosa: las magníficas dotes de organizador de su presidente, los conocimientos y experiencia que atesoraba, y la suerte. La bonanza de su compañía le permite absorber otra marca de coches: Dodge. Los hermanos Dodge habían fundado su compañía, Dodge Brothers en 1914, pero ambos fallecieron en 1922 y la mala administración de sus viudas, dio al traste con la economía. Chrysler se hizo cargo. Fue en 1925 cuando se creó Chrysler Corporation de la que Walter P. Chrysler era su presidente, a partir de la ruina de una vieja fábrica de automóviles (la Maxwell) de Detroit. La destreza, experiencia y habilidades de Walter Chrysler hacen prosperar rápidamente su marca. El primer Chrysler es el modelo B-70. En 1927 fabricó un coche más popular que el gran Chrysler, al que llamó De Soto y así creo su tercera marca. Y en 1928 presentó la marca Plymouth (cuarta del grupo).

Así se crearon las cuatro divisiones de la compañía. En esos años de expansión, Walter decidió fabricar un edificio único como sede de su empresa. Y lo hizo en Nueva York, de 77 pisos (en esa época fue el más alto del mundo) con esta filosofía: la gloria de los tiempos modernos. Hoy todavía es un rascacielos emblemático e inconfundible dentro de la compleja arquitectura neoyorquina. Al producirse la depresión económica de los años 30, las fábricas Chrysler fueron las menos afectadas de la industria automotriz de los Estados Unidos, pues supo prepararse e implantar una importante política de ahorro, sin perder la iniciativa. En 1929 Walter Chrysler fue nombrado por la revista Time el hombre del año. Para entonces, Chrysler se había convertido en un poderoso magnate de los negocios, muy rico y con una reputación de trabajar duro y jugar duro. Vivía en una mansión, viajó por el mundo y se reunió con la realeza. Uno de los pocos fracasos de la carrera de Chrysler fue en 1934 cuando experimentó problemas de producción y la pérdida de dinero.

En 1935 Chrysler adelantó a Ford, marca que había ocupado el primer puesto indiscutible durante la larga vida de su Model T. Walter Percy Chrysler se retiró como presidente de su compañía del mismo nombre en 1935, pero mantuvo su título de presidente y CEO. Después de sufrir un derrame cerebral, Walter Chrysler fallecía en Kings Point, NY, el 18 de agosto de 1940, a la edad de 65 años. En solo 16 años creó uno de los imperios automovilísticos más grandes del mundo en su época. Entre 1925 y 1940, Chrysler construía 8 millones de automóviles y camiones y tenía 80.000 empleados en su punto máximo, de acuerdo con el libro Chrysler: La vida y obra de un genio del automóvil de Vincent Curcio.

En su vida personal su cónyuge fue Luke Ford Gei, tuvo cuatro hijos Thelma Irena (1902-1957), Bernice (1906-1979), Walter Percy Jr. (1909-1988) y Jack Forker (1912-1958). Chrysler construyó una finca en Warrenton, Virginia, en lo que se conoce como el caballo de Virginia y país de origen a la Warrenton Hunt. En 1934, adquirió ,y llevó a cabo una importante restauración, el famoso resort y spa Fauquier White Sulphur Springs Company resort y spa en Warrenton. Vendido en 1953, la propiedad ha sido desarrollada como un country club, que continua actualmente. Chrysler está enterrado en el cementerio de Sleepy Hollow en Sleepy Hollow, Nueva York.

Edificio Chrysler, su historia.

Este edificio es probablemente el más bonito de Nueva York. Durante los años 20 se construyeron en Nueva York la gran mayoría de sus rascacielos, provocado por la expansión económica que Estados Unidos sufrió tras la I Guerra Mundial. En un principio el constructor y promotor William H. Reynolds planificó la construcción de un rascacielos hasta que el dueño de la conocida marca de coches Chrysler, Walter Percy Chrysler, se interesó por el proyecto y aportó los 15 millones de dólares que costaría la construcción del edificio más alto de todo Manhattan y que fuera muestra de la grandeza de la compañía. En aquel momento estaban construyendo el rascacielos del Banco de Manhattan en Wall Street, pero el arquitecto William Van Alen, había estado planeando durante meses el modo de ganar la carrera.

Logró obtener el permiso para instalar una aguja metálica de 56,39 metros y se ensambló en el más absoluto secreto en la planta número 65 del edificio. El 23 de octubre de 1929, el día anterior al Jueves Negro, se subió lentamente la aguja desde la corona hasta la cima de la cúpula del edificio,​ proceso que duró noventa minutos y hecho que lo convirtió en el edificio más alto de Nueva York. La construcción del edificio finalizó en 1930 y durante 11 meses se convirtió en el rascacielos más alto del mundo con 77 pisos y 319 metros de altura… hasta que finalizó la construcción del edificio Empire State. En la actualidad el edificio alberga oficinas y ya no pertenece a la compañía Chrysler, pero aún así a día de hoy sigue manteniendo el nombre.

El mirador del edificio Chrysler. Cuando se inauguró era posible subir al mirador público de la planta 71 llamado Celestial por tan solo 50 centavos. El mirador tiene forma de circunferencia y techos abovedados, inclusive fueron pintados con motivos celestes y colgaban pequeños Saturnos de vidrio. Las características ventanas triangulares de su cúpula, no facilitaba una vista cómoda a los visitantes, así que cuando el edificio Empire State abrió su mirador al aire libre, los turistas dieron las espalda al edificio Chrysler, provocando que en 1945 cerrara definitivamente su mirador.

El restaurante del edificio Chrysler. Las plantas 66, 67 y 68 se ubicó The Cloud Club, que abrió sus puertas en julio de 1930, un retiro privado para ejecutivos, una guarida de hombres. Durante muchos años, The Cloud Club fue el lugar de reunión para personalidades como el Sr. Chrysler; E. F. Hutton; Juan Trippe, el fundador de Pan American World Airways, y Conde Nast, el editor.

La reputación de élite del club duró otras cuatro décadas, como lo demuestra una lista que hasta 1971 contaba con 300 miembros de 180 corporaciones. Los miembros disfrutaron del uso de los servicios del club como un teletipo, un salón con paneles estilo Tudor, un humidor para cigarros de todo el mundo y cajas de casilleros privados donde los miembros guardan sus suministros de licor. El club era conocido por su sopa de alubias negras, lenguado de Dover y pudín de pan y mantequilla. Aún así, la atracción principal era la amplia vista al sur desde el comedor principal en el piso 67. En la década de 1970 las corporaciones se estaban yendo de la ciudad, y el Cloud Club se tuvo que enfrentar a la competencia de unas tres docenas de clubes privados de almuerzos ejecutivos, incluido el Sky Club en el piso 56 del cercano edificio Pan Am.

En 1979 el restaurante realizó su último servicio y desde entonces, ha estado abandonado durante años. En la década de los 80 se hicieron varios intentos de llenar los tres pisos vacíos: desde un club nocturno hasta una discoteca o un club de almuerzos para banqueros, pero el desplome de los alquileres de oficinas a principios de la década de los 90 cerró la puerta a cualquier tipo de apertura. Hoy en día todo ha cambiado mucho y parece que podrían existir posibilidades de una nueva apertura, pero se rumorea que se había destruido sustancialmente los interiores art déco de las tres plantas, prohibiéndose así el acceso a que cualquier fotógrafo pueda dar fe de ello.

Después de la Primera Guerra Mundial, los arquitectos de Europa y Estados Unidos comenzaron a usar materiales industriales para caracterizar la edad moderna, y el estilo art déco parecía prestarse especialmente bien al diseño del rascacielos debido a que este tipo de construcción simbolizaba progreso, innovación y modernidad más que cualquier otro. Aunque el auge del estilo art déco duró poco tiempo, coincidió con un gran boom inmobiliario en Nueva York a finales de los años veinte. Por suerte fue en la época en la que se construyó el edificio Chrysler, y algo que lo hace inconfundible y elegante es la decoración art déco, un edificio totalmente cubierto de revestimiento metálico que brilla como un diamante cuando el sol le ilumina. El diseño original contemplaba una corona ornamental de cristal con forma de joya,​ también una base con ventanas de altura triple coronadas por doce plantas con esquinas de cristal que daban la impresión de que la torre flotara física y visualmente en el aire.​

Otro de los aspectos más bonitos son sus ocho gárgolas (2 en cada esquina) que sobresalen en sus esquinas de la planta 61 y que están inspiradas en las catedrales góticas (la catedral de San Patricio de Nueva York es de estilo neogótico). Estas gárgolas tienen una longitud de tres metros y una envergadura de 4,5m. Si utilizas el zoom de tu cámara, verás que en el exterior del piso 31 hay replicas de las tapas de los radiadores en forma de Mercurio. Aunque el edificio tiene tan «solo» 3862 ventanas, el elemento que llama más la atención es su corona aristada formada por siete arcos concéntricos y con ventanas triangulares.

Curiosidades que la mayoría desconoce.

Es el 92º edificio más alto del mundo, el 14º de Estados Unidos y el 7º en Nueva York.

Originalmente la altura del rascacielos iba a ser 246 metros y 67 plantas. Sin embargo, este diseño resultó ser demasiado avanzado y costoso para el contratista del edificio, que no aprobó el proyecto original de Van Alen.

Se realizó una importante restauración a principios de los años 80.

A principios de 2019 se vendió por 133 millones de €uros al fondo RFR del inversor inmobiliario de Nueva York Aby Rosen y un «socio extranjero no identificado».

En el terreno donde está edificado el edificio Chrysler, antiguamente pasaba la carretera Boston Post Road que serpenteaba el este de Manhattan y que conducía hasta Boston. El ayuntamiento vendió las parcelas que bordeaban esta carretera y el terreno lo donó a The Cooper Union.

Actualmente el terreno que sustenta el edificio Chrysler sigue siendo propiedad de The Cooper Union. En 1997, Tishman Speyer negoció un contrato de arrendamiento a largo plazo hasta 2147 con la universidad que estipulaba que el alquiler aumentara de 7,8 millones en 2017 a 32,5 millones cada año, desde 2019 a 2027.

Su estilo fusiona el art déco y la estética gótica, adornado con águilas de hierro y una aguja que recuerda al peinado de Elsa Lanchester en ‘La Novia de Frankestein’.

Toda su construcción está inspirada en los automóviles de su época.

La decoración de acero, como sus características gárgolas que decoran el exterior del edificio, se inspiran en los adornos habituales en los capós de los coches antiguos.

Aunque el edificio se construyó y diseñó específicamente para el fabricante de coches, la empresa no pagó su construcción y nunca fue su propietaria, debido a que Walter P. Chrysler decidió pagarlo él mismo para que fuera un proyecto personal.

En su autobiografía, Chrysler dijo que construyó el edificio para que sus hijos tuvieran algo de lo que ser responsables.

La oficina privada de Walter P. Chrysler estaba situada en el piso 65 y sólo se podía acceder con invitación.

Uno de los mayores logros durante la construcción fue respetar las medidas de seguridad y prevención ya que los accidentes laborales eran frecuentes. Durante los dos años que duró su construcción no murió ningún trabajador.

El edificio está construido de albañilería, con estructura de acero y revestimiento metálico. En su construcción se emplearon 20 961 toneladas de acero estructura, 3.826.000 ladrillos y se colocaron aproximadamente 3.862 ventanas.

Aunque el esqueleto interior del edificio es de acero, el exterior es de ladrillo. El edificio Chrysler sigue siendo el edificio de ladrillos más alto del mundo.

Se construyó a un ritmo frenético, una media de cuatro plantas por semana.

El vestíbulo del edificio Chrysler tiene el primer reloj digital del mundo.

El edificio dispone de 32 ascensores.

Van Alen tenía que percibir $840000 en concepto de honorarios, un 6 % del presupuesto total del edificio.

Chrysler se negó a pagar los honorarios de Van Alen, alegando que este había recibido sobornos de proveedores, además Van Alen no había firmado ningún contrato con Walter Chrysler cuando este se hizo cargo del proyecto. Los efectos de la Gran Depresión sumados a este escándalo, acabaron arruinando su carrera.

El Edificio Chrysler tuvo un gran éxito comercial, mayor que el del edificio Empire, en 1935 ya tenía alquilado el 70 % de su superficie. Chrysler pretendía crear el edificio de oficinas más deseable del momento.

En las plantas 66 a 68 había un club muy exclusivo llamado Cloud Club. En la segunda planta de este club estaba el comedor privado de Walter P. Chrysler. El Club abrió en 1930 y cerró sus puertas en 1979.

Si quieres disfrutar de unas vistas espectaculares, sitúate en la esquina de la 3rd Avenida con la calle 44.

Con datos de Excelencias del Motor y La 5TH con Bleecker. @

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