domingo, julio 7, 2024
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La tarea pendiente de las instituciones gubernamentales en materia de Educación Sexual

Desde que los contenidos y la discusión sobre las teorías de género desbordaron el ámbito académico y se introdujeron por su propio peso en parte de las agendas de los grupos e instituciones educativas y sociales de México, se le ha restado -equivocadamente- la importancia que los contenidos en educación sexual venían adquiriendo en esas mismas agendas. Es necesario decir que la educación sexual constituye el contexto cognitivo que le proporciona su verdadero significado al concepto de género y a partir del cuál es posible su entendimiento científico.


La discusión del género por sí misma, al haber sido extirpada -a propósito-, de sus referentes teóricos en el área de la biología, del sexo y la sexualidad, se ha reducido a un discurso político de moda, carente de un contenido científico que cualquiera puede usar para hablar de todo y nada como sucede actualmente.


Las instituciones de gobierno en México y otros países, -que como sabemos, carecen de instituciones de estudio e investigación que les proporcionen información científica sobre el comportamiento psicosexual de sus poblaciones-, se han mostrado incapaces de elaborar propuestas propias para enfrentar y resolver problemáticas específicas derivadas de la compleja interacción psicosocial contemporánea en el ámbito educativo y legislativo y han optado por copiar las políticas y legislaciones de género sugeridas por organismos internacionales.


Es necesario que no nos dejemos llevar por lo que nos dicen -como siempre-, y que revisemos la verdadera contribución y el valor que esas políticas públicas y leyes -que se expiden en nombre del concepto de género- tienen en función del bienestar común.


En aras de reforzar el valor que esas nuevas propuestas -cuyo objetivo puede ser muy positivo-, es necesario darles el sustento teórico que sólo la educación sexual integral e interdisciplinaria puede brindarles y así facilitar el cumplimiento del papel educativo y orientador que todo Gobierno tiene en el terreno de la integración de la identidad y el comportamiento psicosexual de la población.


De lo contrario -y ya lo estamos padeciendo-, la población en general y no sólo los y las jóvenes, (-con la complicidad de las instituciones de gobierno-), seguirá flotando en un mar de información contradictorio que en vez de ayudarles a definirse como personas sexuadas y sexuales, les seguirá dificultando saber quienes son y cómo quieren comportarse.


La libertad de decidir acerca de cómo queremos ser y cómo queremos expresarnos sexualmente es un derecho sin lugar a dudas, pero la libertad informada científicamente es mucho mejor que una pseudo libertad a ciegas guiada sólo por el activismo político.

Sexólogo Alfonso Aguirre Sandoval

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