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La exiliada política cubana más famosa del mundo, Celia Cruz ¡Azúcaaar!

Vivió una historia de amor que duró más de 50 años al lado de su marido el trompetista Pedro Knight

A 16 años de su muerte recordamos a Úrsula Hilaria Celia Caridad Cruz Alfonso de la Santísima Trinidad, conocida artísticamente como Celia Cruz nació en La Habana, Cuba, el 21 de octubre del año 1925, y murió en Fort Lee, Nueva Jersey, Estados Unidos, el 16 de julio del año 2003. Fue una muy reconocida cantante que popularizó los estilos musicales tradicionales de Cuba como el son, son montuno, guaguancó, rumba, guaracha y bolero. Pese a que el ritmo en el que más se desempeñó fue la salsa, llevándola a ser una de las cantantes femeninas más destacadas de Latinoamérica en el siglo XX y ostentar el apodo de La Reina de la Salsa.

Celia Cruz fue la segunda hija del matrimonio de Simón Cruz, quien era fogonero en los ferrocarriles y Catalina Alfonso Ramos, dedicada a las labores del hogar, vivían en el barrio de Santos Suárez,  en un hogar humilde. Durante su infancia estuvo rodeada de cariño y vivió al lado de sus 3 hermanos y 11 primos. Se inició en la música siendo nana de los miembros más jóvenes de su familia, cuando les cantaba canciones de cuna para arrullarlos.

Su voz se dio a conocer fuera del ámbito familiar un día que mientras canta en la calle es escuchada por un turista extranjero, este queda fascinado por el tono de voz de la niña y al verla que se encontraba descalza, decide llevar consigo para comprarle un par de zapatos. Posteriormente seguiría cantando en las calles a fin de calzar también a sus hermanos y primos. Celia solía colarse a los cafés donde se presentaban espectáculos de danza y canto para observar a través de una venta a los artistas que se presentarían en el lugar. El apoyo para dedicarse a la música siempre lo tuvo de su madre, sin embargo su padre no consentía esta práctica y esperaba que Celia ejerciera de maestra. El camino sugerido por su padre fue aceptado hasta cierto punto, pues al finalizar la carrera Celia tomó la decisión de abandonar los estudios y dedicarse enteramente a su pasión por la música, iniciando por inscribirse al Conservatorio Nacional de Música.

Antes de finalizar sus estudios Celia Cruz ya participaba en espectáculos de baile y canto, además de prestar su voz para programas de radio para aficionados, entre estos: La Hora del Té y La Corte Suprema del Aire. En repetidas ocasiones ganaba premios modestos como un pastel, una cadena de plata, hasta el premio de quince dólares por su interpretación del tango Nostalgia. Para el año de 1950 sería acogida para cantar en la Sonora Caracas y la orquesta Matancera, en esta última reemplazaría a su antigua cantante Myrta Silva. Otra actividad que realizó fue formar parte del espectáculo que recorrió tierras mexicanas y venezolanas conocido como Las mulatas de fuego.

“No te aflijas, chico, ¡vive tu vida con sabor!”. Celia Cruz

Las canciones que compuso como Cao cao maní picao y Burundanga se perfilaron muy pronto como grandes éxitos, llevándola a Nueva York en 1957 para recibir su primera condecoración de alto rango: un Disco de oro. En 1960, recibe junto a la orquesta Matancera un contrato para presentarse en México, lamentablemente en ese mismo año surgió la Revolución cubana, y tras su partida se le prohibió el reingreso a su patria. Un mes después, recibe la noticia del fallecimiento de su padre. En 1961, se traslada a Estados Unidos y radica ahí con su esposo Pedro Knight, quien tenía el cargo de trompeta en la orquesta.

En 1962, se le notifica el fallecimiento de su madre por causa de un cáncer terminal en la vejiga. Tres años después cortaría relaciones con la orquesta Matancera para presentarse al mundo como solista, en 1966 Pedro Knight haría lo mismo para convertirse en el representante de Celia Cruz. Desde ese año trabajarían en colaboración con Tito Puente, realizando cinco álbumes. Lamentablemente, no contaron con la difusión esperada y sólo unos cuantos temas llegaron a ser populares. Más adelante, Celia firmaría un contrato con Vaya Records y empezaría su inmersión en el ritmo de la salsa.

A partir de aquí empezó a catapultarse su imagen fue parte del grupo Fania All stars, realizo varios viajes con giras por distintos países, participó en diversos documentales, conoció otras figuras musicales representativas de la salsa, compuso y colaboró con varios éxitos, ganó múltiples premios y reconocimientos. En el año de 2002 durante un concierto comienza a sufrir de pérdida en el control del habla, le descubren que padecía de cáncer cerebral. Tras enterarse de esto, viaja a Estados Unidos y se practica una cirugía para extirpar el tumor y retomar su ritmo de vida artística.

¡Azúcaaar! frase emblemática en todas sus canciones.

Pese a no recuperarse por completo de su afección compone el álbum Regalo del alma, se presenta en los premios Grammy Latino en donde fue ganadora y participa en un musical cantando en vivo La negra tiene tumbao. Finalmente, fallece la tarde del 16 de julio de 2003. Antes de sepultar sus restos, fueron enviados a Miami para recibir homenaje de sus admiradores cubanos durante dos días, posteriormente se les dio sepultura en el Cementerio Woodlawn del Bronx de Nueva York.

Al recordar a la cubana nos viene a la mente su esposo. Celia y Pedro estuvieron más de cincuenta años juntos, en el escenario, en el exilio y hasta en la enfermedad. Ambos vivieron una historia de amor infinita que hoy vamos a recordar.

Celia Cruz fue una de las grandes leyendas del siglo XX, una mujer absolutamente adelantada a su tiempo y una artista increíblemente magnética, cuya fama como reina indiscutible de la salsa trascendió los escenarios del mundo. Fue, además, la protagonista de una bella y larga historia de amor: la que vivió con su marido, el trompetista Pedro Knight, que permaneció siempre a su lado, ayudándola a brillar como la increíble estrella que era. Durante más de cincuenta años Pedro hizo de amigo, amante, compañero, músico y representante. La arropó en sus peores momentos, la acompañó musicalmente, y siempre permaneció en el lado más discreto del escenario para que ella brillase.

De La Habana a las estrellas

Pedro y Celia se conocieron en el año 1950, cuando Celia acudió a unas pruebas para cantar en la orquesta más famosa de La Habana, la Sonora Matancera, esto porque la cantante anterior, la portorriqueña Myrta Silva, se marchaba y necesitaban una nueva voz.

CELIA CRUZ FUE UNA MUJER MAGNÉTICA, INCREÍBLEMENTE DOTADA PARA LA MÚSICA Y EL RITMO.

Al parecer la primera persona de la banda a quien Celia encontró fue a Pedro, que entonces era un guapo trompetista con fama de conquistador. De hecho, Pedro había vivido ya con dos parejas: con Santa Díaz Reinero, madre de su primera hija Ernestina, y con González, con quien también tuvo varios hijos.

La entrada de Celia en la Sonora fue el principio de la leyenda. Cuando se conocieron Pedro y Celia los unió una buena amistad. El amor entre ellos no se dio de inmediato; al parecer ella mantenía un poco a raya, precisamente porque sabía que el trompetista tenía pareja e hijos. Pero el cariño de Pedro fue tan constante y sincero, que la relación se tornó en amor.

En aquellos años, la Sonora no solo era la principal orquesta de Cuba, sino que también gozaba de una importante fama internacional que se hizo mucho mayor con la llegada de Celia y el lanzamiento de éxitos como Burundanga o Cao Cao Mani Picao, a los que ella supo imprimir su toque tan personal. Durante los años cincuenta, con la Sonora Matancera, Celia y Pedro recorrieron Cuba y buena parte de Latinoamérica, y viajaron por México, Argentina, Colombia o Venezuela. Así nació el mito: en esos años Celia comenzó a ser conocida como la Reina rumba o la Guarachera de Cuba.

Una actuación de la Sonora Matancera, en los dorados años 50’s.

El terremoto de la revolución

En 1960, la revolución de Fidel Castro cambió la vida de todos los integrantes de la Sonora Matancera, como en general, los gran parte de los músicos y cantantes que vivían de actuar en los clubs y salas de fiesta, fueron cerrados y prohibidos tras el cambio político, lo que significaba para estos artistas la imposibilidad de trabajar en su país. Por ese motivo, Celia, con el resto de los componentes de la Matancera solicitaron trasladarse a México para poder seguir actuando.

DE CUBA, CELIA SE LLEVÓ TAN SOLO UNA MALETA, PUES ESTABA CONVENCIDA DE QUE SERÍA UN TRASLADO TEMPORAL.

En 1959, la Policía Nacional Revolucionaria les concedió la autorización “abandonar el territorio nacional a su entera libertad”. Celia se llevó tan solo una maleta, pues estaba convencida de que sería un traslado temporal, y que iba a regresar. Pero esto no sucedió: jamás pudo volver a su tierra, nunca regresó a Cuba. Al mes de haber salido, recibió la noticia de que su padre había muerto.

Dos años más tarde, en 1962, le llegó la segunda noticia más triste de su vida: su madre Catalina, que estaba enferma de cáncer, también falleció; la cantante solicitó permiso para acudir al entierro, pero las autoridades cubanas se lo negaron, abriendo una herida en su corazón que jamás se cerraría. Fue, según declaró, el momento más triste de su vida. Y fue también entonces cuando Pedro estuvo allí con ella, dándole todo el cariño y el apoyo del mundo. Pocos meses después se casaron, y después de viajar por varios países, se instalaron definitivamente en Estados Unidos. Allí residirían para siempre, sin volver ninguno de los dos, a pisar tierra cubana.

Celia, en un especial de televisión, presentando a Pedro y declarando su amor por él.

Una cubana en el mundo

A raíz de lo sucedido con la muerte de sus padres, Celia se convirtió en la exiliada política cubana más famosa del mundo, llevando su recuerdo de Cuba (y también su mensaje anticastrista), por los escenarios internacionales: “Por si acaso no regreso, yo me llevo tu bandera, lamentando que mis ojos liberada no te vieran. Porque tuve que marcharme, todos pueden comprender… Y siempre me sentí dichosa, de haber nacido entre tus brazos. Aunque el tiempo haya pasado, con orgullo y dignidad, tu nombre lo he llevado, a todo mundo entero le he contado tu verdad”. Con letras como esta, Celia declaró hasta el día de su muerte su amor por la tierra patria a la que nunca pudo volver. Por su parte, el Gobierno cubano prohibió durante décadas sus canciones, aunque había quien las cantaban en la clandestinidad.

Aunque establecidos en Estados Unidos, Celia y Pedro se consideraban ante todo cubanos y ciudadanos del mundo. Desde el exilio, la artista se convirtió en una leyenda internacional, actuando con las orquestas latinas más importantes de la historia como la de Tito Puente, Johnny Pacheco o Fania All Star. Por su parte, Pedro acabó abandonando la Matancera para acompañar a su esposa. Se convirtió en su director musical y de orquesta, su representante y su ayudante para todo. En aquellos tiempos, en los que la mujer solía ser la secundaria, en el caso de Celia y Pedro era al revés. Ella era la protagonista indiscutible, brillaba con luz propia en los escenarios internacionales con su increíble talento musical y su carisma y ritmo irrefrenables.

EN AQUELLOS TIEMPOS, EN LOS QUE LA MUJER SOLÍA SER LA SECUNDARIA, EN EL CASO DE CELIA Y PEDRO ERA AL REVÉS.

Mientras, Pedro se mantenía detrás, en la sombra, pero sin separarse de ella. Ambos compartían una mágica complicidad; con solo una mirada, él sabía cómo debía acompasar el ritmo a su voz, o cortar o alargar la melodía. Quienes les acompañaron durante años recordaban que la pareja jamás discutía, al menos en público: “Celia decía que no le gustaba tener un problema con Pedro e irse a la cama sin arreglarlo. Eran el uno para el otro», declaró en cierta ocasión su representante Omer Pardillo. Para cuando Celia falleció, en el año 2003, había grabado cerca de setenta álbumes, con unas 800 canciones. En su haber tenía 23 discos de oro, cinco premios Grammy e innumerables reconocimientos internacionales.

Juntos en lo bueno y en lo malo

Así, discretamente y en la sombra, durante décadas Pedro se ocupaba de que todos los detalles de los viajes, las actuaciones y la compleja organización que requería la vida de la artista estuvieran a punto, para que ella no tuviera que preocuparse de nada. Por su parte, Celia también cuidaba de Pedro, que era diabético y necesitaba su medicación constante y mantenerse bien alimentado. La única tristeza de su larga y feliz relación fue la falta de hijos; aunque lo intentaron, jamás llegaron. Según Eduardo Marceles, biógrafo de la cantante, Celia se sometió a diversos tratamientos para tenerlos, pero no pudo ser. Acabaron creando una familia propia con sus amigos más queridos, especialmente con su ahijado Luis Falcón, que vivía con ellos y su representante Omer Pardillo. Ambos serían luego sus principales herederos.

En el año 2002 Celia empezó a tener problemas de salud: le descubrieron un tumor cerebral que le extirparon inmediatamente. Pero el destino quiso también unirles en la enfermedad: parece ser que un día después de que a Celia la operasen, también a Pedro le extirparon un cáncer. Siempre juntos y unidos. Pero en el caso de ella, aquello fue un punto sin retorno. Al año siguiente, en marzo 2003, la cadena Televisa organizó un grandioso homenaje a su figura, en el que estuvo acompañada por algunas de las mayores estrellas de la música del momento: Gloria Estefan, Marc Anthony, Gloria Gaynor, Patti LaBelle, José Feliciano o Rosario, entre otros muchos. El cáncer se había reproducido y ya se encontraba muy enferma. Solo cuatro meses después la gran Celia Cruz falleció en su casa de Nueva Jersey, a los 77 años.

Celia cuando ya estaba muy enferma, en el homenaje de los artistas del mundo,con un Pedro llorando, que nos hace también llorar. Tan solo cuatro meses después falleció.

Para Pedro, la muerte de Celia fue igualmente el principio de final: aunque asistió a algunos homenajes tras el fallecimiento de su mujer, en uno de ellos se desmayó y tuvo que ser hospitalizado; a partir de ese momento, jamás levantó cabeza. Además, pocos meses después se enfrentó a otro gran pesar, cuando su propia hija, Ernestina Knight y la hermana de Celia, Gladys Bécquer, le demandaron por problemas con la herencia de la cantante.

Anciano, enfermo y roto de dolor, Pedro dejó los asuntos económicos en manos de su ahijado Luis Falcón, quien parece que fue el culpable de no cumplir lo estipulado en la herencia de Celia Cruz. Las demandas fueron retiradas, el asunto se arregló por medio de los tribunales, pero supuso un último gran golpe para el trompetista viudo, que falleció en 2007. Celia y Pedro reposan desde entonces, siempre juntos, en el cementerio de Woodlawn, donde también están enterrados el pianista Duke Ellington y el trompetista Miles Davis. En el mausoleo de Celia y Pedro nunca faltan flores; seguro que tampoco falta música y amor.

Con información de Gente yold y Historia y biografía.

Alejandra Delgadillo
Egresada de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación por la UPAEP. Colaboradora en El Sol de Tlaxcala. Reportera de Noticias en Grupo Acir Puebla, donde tenía a mi cargo las fuentes de Salud, Instituciones Asistenciales, Iglesias, Agrarias, Ecología y Empresariales. Participé en el área de prensa de la Delegación del ISSSTE Puebla. Las secciones que escribo son: Vida Sana, Cábalas y Tradiciones, Mamás y Algo Más, Feminismo Hoy, Salud, Economía, Ciudad y Seguridad, en Revista Única. Además, soy colaboradora del programa de radio Cinco Mujeres en Cinco Radio. Coautora del libro “Crónicas de Puebla, 50 años”.

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