En opinión de Yoselin Pardes, las mujeres egipcias continúan en una lucha por la búsqueda de espacios de representación en donde puedan hacer valer sus derechos.
Entre el ruido de las calles de El Cairo se pueden distinguir voces masculinas, el claxon de los carros, la gente gritando, los silbatos de la policía sonando, pero quiero atentamente escuchar las voces femeninas, ¿en dónde están? Trato de voltear y mirar hacia todos los rincones y no las puedo ver, no las encuentro.
El Cairo es la ciudad más grande del mundo árabe y de África, El Cairo que significa en árabe egipcio “conquistador” o “victorioso”, tiene una población de 9.54 millones de habitantes de 104.3 millones que conforman la población completa de Egipto como país. El 49% de la población es mujer y sin embargo su participación en la sociedad es casi nula.
Los movimientos y partidos islamistas todavía ven a la religión como el principal punto de referencia para los derechos de las mujeres, estos sólo difieren en su interpretación e implementación de los textos. Por lo tanto, el gobierno egipcio ha utilizado el Islam para enmarcar sus reformas de género desde la década de 1970.
En 1990 las mujeres egipcias hartas de la interpretación conservadora de las lecturas del Corán, desafían las interpretaciones patriarcales y los dichos del profeta Mahoma con interpretaciones progresistas para promover la igualdad de las mujeres en un contexto islámico, así es como se forma el feminismo islámico en Egipto.
El feminismo Islámico ha sido desde entonces un espacio para la participación de las mujeres que buscan abogar por sus derechos y empujan las estrategias de seguridad, sin embargo, mas adelante en 2011 habría un levantamiento de masas en donde se derrocaría al expresidente egipcio Hosni Mubarak, en donde los derechos y la representación de la mujer tendría un retroceso significante en la sociedad egipcia especialmente en su participación política.
En 2018 después de que fuera eliminada la cuota de género existente que reservaba 64 espacios para las mujeres se logro que al menos 11 mujeres se colocaran en espacios políticos, esto sin garantizar su participación dentro de la política.
Las mujeres egipcias continúan en una lucha por la búsqueda de espacios de representación en dónde puedan hacer valer sus derechos, el feminismo Islámico nos invita a cuestionarnos las exigencias del feminismo occidental el cual promueve la igualdad entre el hombre y la mujer, sin embargo el feminismo Islámico establece que esta condición de igualdad no es del todo posible y que se sigue oprimiendo a la mujer al hacer y querer lograr que esta compita como igual con un hombre en una sociedad actual en dónde al hombre se le ve como fuerza bruta para trabajos de explotación.
Por lo que a ellas respecta, un feminismo occidental que hace hincapié en la igualdad total de los sexos sólo tiene como consecuencia que la mujer trate de ser «sobrehumana» y, en ese proceso, se pierda gran parte de su esfuerzo y respetabilidad.
El feminismo Islámico hace hincapié en que la opresión de la mujer se superará en cuanto la mujer deje de competir con el hombre, ya que el orden natural de las cosas está en la compatibilidad y no en la competición.
Foto Portada: Imagen de zibik en Pixabay
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