El general en jefe del ejército fue Agustín de Iturbide y el jefe ceremonial Vicente Guerrero
Después de una lucha de 11 años con 11 días terminó la lucha por la Independencia de México con la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México; un 27 de septiembre de 1821 y tras de haber recorrido la calle de San Francisco, hoy avenida Madero, de los generales Iturbide y Guerrero. Curiosamente ese día se celebraba el cumpleaños de Agustín de Iturbide quien nació un 27 de septiembre de 1783, en Valladolid hoy Morelia.
Antecedentes de la Consumación de la Independencia. Agustín de Iturbide, había participado en 1813 en la derrota inflingida al ejército insurgente encabezado por Morelos, Matamoros, Galeana y Bravo, en su intento por hacerse de una ciudad importante, Valladolid hoy Morelia, que sirviera de asiento al incipiente gobierno que se regía de acuerdo al Acta de Independencia de Chilpancingo.
Morelos había solicitado previamente a Iturbide por escrito la rendición de la plaza, de la cual era entonces comandante general con el grado de coronel. Sin embargo las fuerzas realistas enviadas por Calleja y al mando de Ciriaco del Llano y la participación del contingente que comandaba Iturbide, sorprendieron a Morelos y sus huestes en la batalla de las Lomas de Santa María en Michoacán y fueron derrotados, al grado de que a partir de esas fechas la gloriosa campaña de Morelos comenzó su declive y finalmente su derrota.

Vicente Guerrero inició su carrera militar con Galeana en 1810, pero fue en 1812 cuando de manera formal se unió a la lucha insurgente comisionado por Morelos para atacar Taxco y la parte sur del país. A la muerte de Morelos en 1816, fue uno de los pocos insurgentes que continuó en la lucha, don Carlos María Bustamante, así se expresaba al respecto de Guerrero:
«…Un hombre que se presenta en el teatro de una revolución y en un país, cuyos recursos se hallan agotados por la guerra; que se ve rodeado de enemigos tanto interiores como exteriores: que no lleva en su compañía mas que uno ó dos fieles amigos que le siguen en su desgracia, sin mas armas que un fusil sin llave, y dos escopetas: que con ellos da principio a la campaña, derrota varias divisiones parcialmente, sufre toda clase de trabajos y privaciones por espacio de seis años en los bosques y cañadas; siendo objeto de la mas tenaz persecución de las mejores tropas y jefes del gobierno: que logra reunir una fuerza de cuatro mil soldados en la extensión de más de doscientas leguas: que los disciplina, arma, y sitúa en los mejores puntos militares: que coadyuva con ellos eficazmente a hacer la independencia mexicana, y qué por último ocupa el asiento de la primera magistratura de la Nación; es sin duda uno de aquellos fenómenos en política, y que apenas se hace creíble aún a los mismos que lo presenciamos… Tal fue el general D. Vicente Guerrero… »
A la caída del virrey Calleja mismo que encabezó las fuerzas realistas, llegó a la Nueva España Juan Ruiz de Apodaca, conde del Venadito para ocupar dicho puesto. Contraria a la política de su antecesor, Apodaca estableció la posibilidad de que los integrantes de las fuerzas insurgentes pudieran acogerse al beneficio del indulto.
Muchos de ellos lo hicieron, más de 60,000 en tres años, y por lo mismo fueron pocos los que lo rechazaron, entre ellos Guadalupe Victoria, Quintana Roo y Leona Vicario. Igual sucedió con Vicente Guerrero que ante las súplicas de su padre, enviado personal del virrey Apodaca, tuvo a bien rechazarlo y pronunciar la histórica frase que hoy se encuentra grabada con letras de oro en el recinto de la Cámara de Diputados:
«… Señores, este es mi padre, ha venido a ofrecerme el perdón de los españoles, yo siempre lo he respetado, pero la Patria es primero … »

Estos dos personajes de nuestra historia, serían finalmente la clave para lograr la Consumación de la Independencia nacional. Aquí una Carta de Don Vicente Guerrero a Don Agustín de Iturbide. Cuya reproducción de una página impresa, que se conserva en el Archivo General de la Nación, esta fue enviada el 9 de marzo de 1821.
El coronel Agustin de Iturbide con una brillante carrera militar, (opacada por algunas acusaciones de abuso de autoridad de las cuales fue exonerado) aceptó, el 16 de noviembre de 1820, encabezar la Comandancia del Sur que le encomendó el virrey Juan Ruiz de Apodaca, dándole el grado militar de brigadier, para que así terminara con la resistencia de Vicente Guerrero en la intrincada zona de la Sierra Madre del Sur, hoy Sierra de Guerrero.
En tales circunstancias, asumía la comandancia en un momento político complicado en el que criollos y peninsulares se encontraban en conflicto, ante la restauración de la Constitución de Cádiz en la Nueva España, a partir del mes de mayo de 1820. Estos acontecimientos habían dado lugar a cierto número de reuniones secretas en lo que se conoce como Conspiración de la Profesa, en virtud del sitio en que tuvieron lugar, durante el mes de octubre de 1820.
El meollo del asunto era que Fernando VII en España, había aceptado restaurar la Constitución de Cádiz bajo presión militar y por lo mismo dicha imposición no tendría validez. Por lo mismo la Nueva España debería rechazarla y de manera independiente seguirse gobernando bajo las leyes de Indias y bajo el mandato del propio virrey de Apodaca. De manera paralela, estas reuniones habían servido para recomendar al virrey, que fuese Agustín de Iturbide el jefe militar encargado de llevar a efecto dicho plan.

Pero Iturbide bien pronto tuvo que despertar a la realidad y el 28 de diciembre de 1820, Pedro Ascencio brillante lugarteniente de Guerrero, ataca las fuerzas realistas por la retaguardia y les infringe una importante derrota. Por si esto fuera poco, Guerrero ataca e invade Acapulco al inicio del año 1821 y después en 4 ataques consecutivos derrota a las fuerzas de Iturbide.
Era evidente que Iturbide hombre de gran inteligencia, tenía desde entonces grandes ambiciones políticas y estaba consciente de que el momento que estaba viviendo podría hacerle llegar a la cumbre, pues contaba con los apoyos del virrey y de los hombres notables de la época.
Ante la imposibilidad de derrotar al experimentado ejército que comandaba Vicente Guerrero, un gran conocedor de la sierra; vislumbró la ocasión para realizar un plan que unificara ambas fuerzas, aún cuando este fuera en dirección contraria de la encomienda recibida del virrey Apodaca.Su idea era convencer a Vicente Guerrero del plan que tenía y que consideraba que era el camino adecuado para lograr la Independencia sin mayor derramamiento de sangre.
Mientras tanto Guerrero tenía ideas muy parecidas y ya antes, el 17 de agosto de 1820, le había enviado una carta al comandante de las fuerzas realistas, el coronel José Miguel de Armijo, proponiéndole la unificación de ambas fuerzas. Armijo fue el antecesor de Iturbide en el cargo de comandante de la zona sur y no aceptó la propuesta.Por lo tanto Iturbide decidió enviarle una primera carta a Guerrero, en la que proponía la unificación, el 10 de enero de 1821. Guerrero tarda en responderle hasta el día 20 de enero y lo hace de manera respetuosa pero sin aceptar.
El 10 de Febrero de 1821 el conocido episodio del Abrazo de Acatempan, bien pudo no haber existido como tal, sin embargo el intercambio de ideas y posiciones entre ambos personajes dio cauce a la paz y la consumación de la Independencia, sin la necesidad de derramar más sangre mexicana. Después de varias misivas se realizó una conferencia que se verificó en un pueblo del estado de México cerca de un lugar que después se hizo célebre por haber recibido en él una herida el mismo Guerrero, cuando hacia la guerra a Iturbide por haber usurpado el mando con el título de emperador.

Ambos jefes se acercaron con cierta desconfianza el uno del otro aunque evidentemente la de Guerrero era mas fundada. Iturbide había hecho una guerra cruel y encarnizada a las tropas independientes desde el año de 1810. Los mismos jefes españoles apenas llegaban a igualar en crueldad a este Americano naturalizado, y verlo como por encanto presentarse a sostener una causa que había combatido, parece que debía inspirar recelos a hombres que como los insurgentes mexicanos, habían sido muchas veces víctimas de su credulidad y de perfidias repetidas.
Sin embargo, Iturbide, aunque sanguinario, inspiraba confianza por el honor mismo que el ponía en todas sus cosas. No se le creía capaz de una felonía, que hubiera manchado su reputación de valor y de nobleza de proceder. Por su parte muy poco tenia que temer del general Guerrero, hombre que se distinguió desde el principio por su humanidad, y una conducta llena de lealtad en la causa que sostenía. Las tropas de ambos caudillos estaban a tiro de cañón una de otra, Iturbide y Guerrero se encuentran y se abrazan.
Iturbide dice el primero: «No puedo explicar la satisfacción que experimento al encontrarme con un patriota que ha sostenido la noble causa de la independencia y ha sobrevivido él solo a tantos desastres, manteniendo vivo el fuego sagrado de la libertad. Recibid este justo homenaje de vuestro valor y de vuestras virtudes.»
Por su parte Guerrero, que experimentaba sensaciones igualmente profundas y fuertes: «Yo señor, le dijo, felicito a mi patria por que recobra en este día un hijo cuyo valor y conocimientos le han sido tan funestos.»
Ambos jefes estaban como oprimidos bajo el peso de tan grande suceso; ambos derramaban lágrimas que hacia brotar un sentimiento grande y desconocido. Después de haber descubierto Iturbide sus planes e ideas a Guerrero, ambos reunieron a sus tropas y oficiales y Guerrero se dirigió a los suyos y les dijo :«Soldados! este Mexicano que teneis presente es el señor D. Agustin de Itúrbide, cuya espada ha sido por nueve años funesta a la causa que defendemos. Hoy jura defender los intereses nacionales; y yo que os he conducido a los combates, y de quien no podeis dudar que moriré sosteniendo la independencia, soy el primero que reconozco al señor Itúrbide como el primer jefe de los ejércitos nacionales : ¡ Viva la independencia ! ¡Viva la libertad!»
Desde este momento todos reconocieron al nuevo caudillo como el general en jefe, y desde este momento también dirigió al virrey una declaración de sus sentimientos y de su resolución tomada …»
El siguiente paso fue que Iturbide estableció su cuartel en Teloloapan, en el actual estado de Guerrero, con el objetivo de comenzar a apagar las guerrillas que aún persistían en el sur de la Nueva España.

Primero se reunieron el 10 de febrero de 1821 para hablar del plan a seguir y el 24 de febrero del mismo año, proclamaron el Plan de Iguala que dio paso a la formación de un ejército que lucharía por las tres garantías de este plan.Ese ejército se conoció como el Ejército Trigarante debido a las tres garantías proclamadas: Unión, Independencia y Religión.La unión implicaba la lograr la unificación de los bandos independentistas en contra de la corona española.
La religión indicaba que la católica sería la única aceptada en México. Tenían como objetivo lograr la independencia de México.El color blanco garantizó la Religión Católica, el color rojo la Unión y el color verde la Independencia. En cuanto al ejército en un inicio estuvo formado por apenas 2,500 hombres, al mando de Guerrero, más los que estaban al mando de Iturbide, bastante pocos, comparados con los del Ejército Realista. Sin embargo, al difundirse el plan por toda la Nueva España, muchos grupos militares, tanto realistas como insurgentes se fueron acogiendo al Plan de Iguala y el poder del nuevo ejército se hizo patente.
El 24 de febrero de 1821 (14 días después de la reunión Guerrero-Iturbide), finalmente pudo suscribirse dicho proyecto, denominado Plan de Iguala, por el sitio en que se concretó y se firmó. Fue proclamado pública y solemnemente el día 2 de marzo del mismo año. En ese día les fue entregada la bandera trigarante, considera la primera bandera del México independiente y motivo por el que se considera el 24 de febrero como Día de la Bandera e Iguala de la independencia, Guerrero como cuna de ésta.
Tratados de Córdoba. El siguiente paso de Iturbide fue pactar con Juan O’Donojú, virrey en turno, la firma de unos tratados en donde reconociera la independencia. Esto sucedió en Córdoba, Veracruz, cuando Iturbide interceptó al virrey en su camino a la Ciudad de México y lo convenció de firmar.
El 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante entró en la capital mexicana con Iturbide al frente y Vicente Guerrero en la comitiva. Este fue el primer momento en que una organización independentista tomó la ciudad en son de paz.
El día siguiente se organizó una Junta Gubernativa que nombró a Agustín de Iturbide como Jefe Supremo de las Fuerzas del Mar y de la Tierra con el título específico de Generalísimo Almirante. También se expidió el Acta de Independencia.
En mayo del siguiente año, el ejército proclamó a Iturbide como Primer Emperador de México.














