Luego de la desnudez de alma
esas serias palabras secas arremolinaron
desde el confesar de un te amo
y sobre la tela de la irrealidad
fue conformándose esa gran imagen
fundadora del indisciplinado amar
para dejarle libre de sí misma
y a la vez postrada en su callado ser
como los pozos regresan a las gotas
y devuelven a la visión de origen
el diluvio bajo la prenda envuelto
en su inacabada fuente inagotable
coronada por los ojos irreversibles
concentrándose en la incomprensible
mirada que gira en torno al momento
tan callado como los poros del corazón
tan vivo como el vital encuentro
tan absorto como la pertinaz lluvia
y fijando sin rumbo lo inexpresable
que fantasmal huye con las sombras
y se entrega al ensueño de la injusticia.
Las palabras han recorrido viento
y en su fatiga cosechan inseguridades
de la hechizada y prisionera realidad
tan concentrada que no parecen unirse
ni razón ni la cercanía que parece pensar
en el inmenso territorio que errante recorre.
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