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En Revista Única te contamos la leyenda griega de la caja de Pandora.
En esta ocasión te contaré una leyenda que proviene de una expresión que todos hemos escuchado y que es muy común «abrir la caja de Pandora». La leyenda forma parte de la mitología griega, quienes trataban de darle sentido a todo aquello que les rodeaba.
La historia cuenta que hace mucho tiempo, había en el Olimpo dos hermanos llamados Prometeo y Epimeteo, eran buenos dioses, con un gran corazón. Pero un buen día Prometeo tuvo problemas con el dios de los dioses, Zeus.
Zeus afirmaba, que el hombre no merecía tener el fuego, pero Prometo, que tenía un corazón bondadoso y sabía cuánto necesitaba el hombre el fuego para poder mantenerse caliente y poder comer, se lo dio en secreto. Cuando Zeus se enteró se lleno de cólera, porque su orden había sido ignorada. Cómo castigo, Zeus encadenó a Prometeo a una roca durante muchos años.
Este fue un terrible castigo, pero esto no fue suficiente condena para Zeus, quien decidió ir en busca del buen Epimeteo y así hacer sufrir a Prometeo. Zeus tenía un castigo diferente para el joven. Lo primero ordenó a Hefesto, el dios que forjaba, esculpía o modelaba, que creara una hija para él. Hefesto modeló en barro a una bella mujer, le dio vida y se la entregó a Zeus, quien la llamó Pandora.
Con esto Zeus continúo con su plan por lo que se acercó a Epimeteo y le dijo:
– Tu hermano fue castigado por desobedecer mis órdenes, pero sé que te has quedado sin la compañía de Prometeo, es por ello que he decidido darte en matrimonio a mi hija, la bella Pandora.
Epimeteo, tenía un corazón bondadoso, pero no era tonto y sospechó de las intenciones de Zeus, estaba seguro de que tramaba algo. Pero, con solo ver a Pandora se enamoró de ella y ambos se casaron.
De regalo de boda, Zeus le dio a la pareja de recién casados una caja y con ella, venía una llave y una nota que indicaba «no abrir».
Es de imaginarse lo que ocurrió, era demasiada la tentación que puede sentir alguien al tener algo prohibido, incluso para la hija de un dios era irresistible la curiosidad por saber qué contenía la caja.
Por lo que un buen día Pandora, usó la llave y abrió la caja. En ese mismo instante, todas las calamidades del mundo escaparon de ella: la envidia, la enfermedad, el miedo, el odio, la ira…
Pandora se encontraba aterrada, y cerró la caja de golpe, pero ya era demasiado tarde. Abatida, se echó a llorar.
Epimeteo al escuchar el llanto de la joven se acercó y Pandora abrió la caja para mostrarle que estaba vacía. Sin embargo, antes de que la cerrara de nuevo, un pequeño insecto se escapó volando de ella, miró a Pandora y le sonrió como muestra de agradecimiento al haberle dejado en libertad.
Ese pequeño insecto llevaba por nombre Esperanza.
Así el final del relato nos deja en claro que siempre la esperanza es el último que se pierde.
Finalmente debemos tener que claro que en el mundo conviven tanto las cosas buenas como las malas, los valores negativos y los positivos. Para que los negativos no acaben con nosotros, hemos de aferrarnos a la esperanza. Cuando el miedo, el hambre, la tristeza, la maldad o la envidia traten de abatirte y acabar con tu alegría, has de luchar contra ellos. La fé y el ánimo que sucederá algo favorable, es la manera de lograrlo.
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