jueves, marzo 28, 2024
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Audrey Hepburn de actriz a voluntaria de Unicef

En Revista Única recordamos Audrey Hepburn, quien dejó el glamour por trabajar con los desamparados en Somalia.

Hoy hablaremos de una mujer que fue modelo, bailarina y actriz. Pese a ser un estrella trabajó con las Naciones Unidas para mejorar las vidas de los pobres, en especial de los niños ella es Audrey Hepburn, recordada como un ícono de la moda.

Nació en Bruselas, Bélgica, el 4 de mayo de 1929, fue hija de Joseph A. Hepburn-Ruston y la baronesa Ella van Heemstra. Su padre fue un banquero que abandonó a su familia cuando Audrey sólo tenía ocho años. Su nombre Audrey Kathleen Ruston.

Su infancia.

Audrey, jamás se repuso de la ausencia de la ausencia de su padre:

Nos abandonó, nos dejó inseguras para siempre, fue el momento más traumático de mi vida”, confesó tiempo después. La niña creció bajo la dura disciplina impuesta por la baronesa, que si bien siempre mostró devoción por su hija, no era muy cariñosa.

En su infancia se refugiaba en pasatiempos que nada tenían que ver con muñecas, sino con perros y gatos que protegía y, cuando era posible, con otros niños de su edad, aunque los juegos se limitaban por las reglas victorianas en las que trepar un árbol era un acto escandaloso.

Pocos años después de la huida del padre, Ella consideró que su hija estaba lista para entrar a un internado en Inglaterra. Además, Joseph vivía ahí, y consideró que él podría visitar a Audrey.

A pesar de esto solo apareció unas cuatro veces, y si lo hizo fue sólo porque le quedaba cerca un grupo de fascistas.

Su sueño desde ese entonces fue convertirse en prima ballerina, pero estalló la guerra.

Audrey
Imagen Wikimedia

Su vida durante la Segunda Guerra Mundial.

En el año de 1939 y la madre creyó que lo mejor era salir de Inglaterra y llevarse a su hija a la casa de su abuelo en Arnhem, Holanda, un territorio neutro en el que la llegada del Ejército alemán parecía improbable.

Allí, todo lucía tan normal que cuando fue el cumpleaños de Audrey, su madre la llevó al ballet. Fue la última noche que pasaron en paz.

Al día siguiente, las tropas se apoderaron de Arnhem y confiscaron la fortuna de la baronesa. Audrey aprendió holandés y fue llamada Edda van Heemstra para que pudiera asistir al colegio sin levantar sospecha sobre sus raíces inglesas, y vivió bajo esta identidad hasta 1945.

Pasó cinco años en escondites, comiendo lo mínimo, presenciando fusilamientos (incluidos los de su tío y su primo) y enfermando casi de muerte debido a la anemia y a dificultades respiratorias.

Ella apoyaba a la resistencia, permitiendo que Audrey sirviera de mensajera y, como si se hubiera tratado de un juego, cumplió con sus tareas hasta la liberación de Arnhem.

En algunas ocasiones no tenía nada que comer excepto harina. Para tener dinero la joven bailaba ballet, actuó en espectáculos para ayudar a recaudar fondos para el esfuerzo bélico holandés.

Sobre sus recuerdos de esa época, decía que todo era como lo contaba Ana Frank en su diario (publicado en 1947).

«Yo estaba afuera y Ana, dentro de los campos de concentración, donde yo no sabía qué pasaba. Pero era la misma guerra, teníamos la misma edad. El libro es como un espejo para mí. Leerlo me destruyó» dijo en varias entrevistas.

Audrey
Imagen Pixabay

Descubrimiento y fama.

Luego, en 1946, madre e hija fueron a vivir a Londres, donde la ambición de la joven era retomar sus estudios de ballet.

Pero aunque era una alumna aplicada, la maestra le advirtió: los estragos que la guerra había hecho en su cuerpo eran imposibles de reparar. Audrey podía llegar a ser una buena bailarina, mas no una prima ballerina.

El espíritu resiliente de la niña y los apuros económicos por los que pasaba la llevaron a buscar trabajos que la condujeron de manera natural a la actuación.

Luego, en 1946, madre e hija fueron a vivir a Londres, donde la ambición de la joven era retomar sus estudios de ballet. En 1952 fue descubierta por la novelista francesa Colette (1873-1954) en Monte Carlo, Mónaco.

Colette insistió en que Hepburn desempeñara el papel principal en la producción de su novela Gigi en Broadway.

Aunque la falta de experiencia de Hepburn fue un problema al principio, mejoró constantemente, y las críticas del programa elogiaron su actuación. También ganó un Premio Mundial de Teatro por su trabajo.

Así la exposición nacional de Hepburn en Gigi también llamó la atención de Hollywood. Le dieron un papel protagonista en el Roman Holiday de Paramount Studios.

Costarring Gregory Peck (1916-2003), la película de 1953 cuenta la historia de una princesa fugitiva que es mostrada en Roma, Italia, por un reportero que se enamora de ella.

Posteriormente la convence para que reanude sus deberes reales. El papel le valió a Hepburn un Oscar a la mejor actriz a la edad de veinticuatro años.

Hepburn era ahora muy buscada. El director Billy Wilder (1906-2002) la consideró en 1954 para su nueva película, Sabrina.

Esta trataba de la hija de un chófer (alguien a quien se le paga por conducir el coche de una persona rica) cuya educación en Francia la convierte en el brindis de la sociedad de Long Island, Nueva York.

Hepburn fue coprotagonista por William Holden (1918-1981) y Humphrey Bogart (1899-1957), que fueron sus intereses amorosos en la película.

Audrey compartió la pantalla con los mejores actores de su tiempo: Cary Grant (1904-1986), Fred Astaire (1899-1987), Rex Harrison (1908-1990), Mel Ferrer (1917-2008) (con quien se casó en 1954 y se divorció en 1968) y Sean Connery (1930-2020).

En 1959 realizó su primera película seria, La historia de una monja. Hepburn y Albert Finney (1936) fueron aplaudidos por su gran actuación. De las veintisiete películas de Hepburn, muchas se han convertido en clásicas.

Fue nominada (su nombre fue propuesto para su consideración) para otros tres premios de la Academia, además del que ganó por Roman Holiday.

La imagen irónica de Audrey Hepburn.

Durante una mañana en Nueva York a principios de los años 60. A temprana hora la Quinta Avenida, desierta, apenas ve su icónico paisaje gris interrumpido por un taxi.

Y de la parte trasera del auto amarillo desciende una mujer de figura espigada, muy sofisticada, enfundada en un largo vestido negro adornado con un enorme collar de cuatro tiras de perlas y largos guantes al tono.

No se puede ver completo su rostro porque unos enormes lentes oscuros cubren sus ojos. Entre el pelo recogido en un complejo chongo se asoma una brillante tiara que le da un toque infantil al atuendo que, por lo demás, rebosa elegancia.

Además lleva en sus manos enguantadas una bolsita de papel de estraza blanco de la que, con el gesto de quien hace lo mismo con frecuencia, saca un pan dulce y un café. Y entonces come y bebe mientras observa las bellas joyas hechas con diamantes, de las que sólo la separan los vidrios del aparador de la tienda frente a la cual está.

Hablamos de la legendaria joyería Tiffany & Co., y la enigmática mujer que se pasea con sendos vestidos de noche en las mañanas neoyorquinas, no es otra que la de la actriz Audrey Hepburn interpretando a Holly Golightly, uno de los personajes más famosos y cautivadores creados por el escritor estadounidense Truman Capote.

Audrey
Imagen Pixabay

Breakfast at Tiffany’s (1961).

Así con esta imagen, la escena inicial de la película Breakfast at Tiffany’s (1961), Audrey Hepburn alcanzó su momento cumbre en la cultura pop.

Se inmortalizaron ahí, tanto la novela de Capote y el vestido negro que diseñó para ella nada más que Hubert de Givenchy (y que, por cierto, la casa de subastas Christie’s vendió por casi un millón de dólares en 2006).

Por increíble que parezca, en la actualidad su imagen está tan incrustada en la memoria colectiva, ese papel no era para ella, al menos no en la mente del autor de la novela homónima en la que se basa la cinta.

Truman Capote y Audrey Hepburn.

Truman Capote, amigo íntimo de Marilyn Monroe, deseaba que la explosiva rubia fuera su Holly, y que Hepburn se hubiera quedado el papel le parecía un error “viciado y patológico”.

El punto de vista del autor era violento, pero algo válido: el personaje era el de una chica pueblerina estadounidense que buscaba a veces fortuna y otras escapar de sí misma, mientras trabajaba como escort, una actividad “vulgar” para una persona recatada como Hepburn.

Lo que ocurrió fue que a Marilyn, quien de muchas formas se identificaba con el rol, no le emocionó la idea. Estaba cansada de hacer de “chica tonta”, y Holly, aunque glamurosa y de buen corazón, resultaba un poco boba de tan ingenua.

Por todo esto el papel se lo quedó Audrey, no sin que antes pasara por una dulcificación hecha expresa para ella:

Holly aparece mucho menos sexual que en el libro, apenas y se hacen unos guiños a su trabajo como “acompañante de caballeros” y, a diferencia de lo que ocurre en la novela, renuncia a sus ambiciones y se enamora de un escritor tan pobre como ella, convirtiendo la historia en un cuento de hadas moderno que ha trascendido por casi seis décadas.

Su papel de Holly Golightly la inmortalizó como un ícono de estilo.

Audrey
Imagen Wikimedia

Otras películas de Audrey Hepburn (filmografía).

Posteriormente de inmortalizarse en películas como Funny FaceBreakfast at Tiffany’sCharade y My Fair Lady, filmó en 1967 el thriller Wait Until Dark, en el que mostró su amplio rango histriónico tras interpretar a una mujer invidente y con la que marcó el final de su carrera de actriz de tiempo completo.

El director Billy Wilder decía que era tan perfecta que parecía que Dios la había besado en la mejilla.

Ganó un Oscar en 1954 y a lo largo de su carrera estuvo nominada a cuatro más.

Vida sentimental de Audrey Hepburn.

Se dice que en 1954 encontró a quien parecía su pareja ideal, el actor Mel Ferrer. Compraron una hermosa villa en Suiza para descansar de Hollywood y después de un accidente que le hizo perder un bebé, Audrey se repuso y logró tener a su primer hijo, Sean.

A la vida de Adrey llegaron más éxitos y créditos compartidos con leyendas como Humphrey BogartFred Astaire y Gary Cooper.

Lo que hizo que su esposo no soportara lo avasallador de su presencia y, celoso, comenzó a serle infiel. Se divorciaron, y tan sólo unas semanas después, Audrey se volvió a casar, ahora con el médico italiano Andrea Dotti, con quien tuvo a su segundo hijo, Luca.

Sin embargo, el enlace también fracasó debido a las aventuras que él sostuvo durante su tiempo juntos.

Audrey
Imagen Pixabay

Su vocación como benefactora.

La actriz sensibilizada por sus hijos y por su infancia en la guerra, se dedicó a participar en obras humanitarias y no hizo apariciones en cine hasta unos ocho años después, cuando estelarizó Robin and Marian (1976) con Sean Connery.

Hepburn nunca lamentó su decisión de alejarse de la farándula. Trabajó con la UNICEF, organización con la que ella se identificaba, pues ésta había nacido en 1946 para ayudar a los niños de la Segunda Guerra Mundial.

Cuentan que su vocación como benefactora al parecer le fue revelada con su rol en The Nun’s Story (1959), cinta basada en hechos reales que narra la historia de Marie Louise Habets, mujer de clase alta que se enlista como monja y enfermera para apoyar a los cuerpos médicos en el Congo Belga.

Por la incapacidad de mantenerse neutral ante los atroces actos de los nazis, la “hermana Luc”, como era conocida, dejó los hábitos.

Así para interpretar a la monja, Audrey la conoció, y eso cambió su modo de ver la vida. De pronto, el séptimo arte ya no era su pasión, sino un medio para revelar lo que ocurría fuera de Hollywood.

El dinero no era un problema; además de sus propios ingresos, Hepburn vivió en Suiza con Robert Wolders, el rico viudo de la actriz Merle Oberon (1911-1979), durante los últimos doce años de su vida.

La actriz continuó su trabajo para UNICEF y fue nombrada embajadora de buena voluntad de la organización (representante) en 1988.

Trabajaba en el campo, cuidando a niños enfermos e informando sobre el sufrimiento que presenció.

Audrey viajó a Somalia en 1992, y su triste pero esperanzador relato centró la atención mundial en la hambruna y la guerra que acabaría matando a miles de personas en ese país de África Occidental.

Audrey
Imagen Wikimedia

Muerte de Audrey Hepburn.

En 1992 Audrey fue diagnosticada con cáncer de colon. Ninguna operación a la que se sometió fue de gran ayuda.

Sus hijos buscaron alternativas, pero nada parecía funcionar. Cuando los médicos dijeron que su muerte era inminente, ella lo tomó bien.

Con las pocas fuerzas que tenía, no dudó en hacer un último viaje con la UNICEF; fue a Somalia a asistir a víctimas de la desnutrición.

«En una de sus primeras misiones», recordaba Hubert de Givenchy, «me dijo: ‘He vuelto del infierno, he visto lo inimaginable'».

Es por eso que en palabras de Robert Wolders, pareja de Hepburn de 1980, ese último viaje fue demasiado.

«Pensamos estar preparados para lo que íbamos a ver, pero aquellas escenas de hambre y sufrimiento nos sobrepasaron».

Tres meses después, Audrey perdió la vida. Esa noche su familia había estado completa en su casa en Suiza, algo que debido a los viajes que todos hacían era difícil.

Wolders recuerda que antes de dormir ella le dijo: “Fue la mejor Navidad de mi vida”.

Rodeada de sus seres queridos, dejó la vida de manera pacífica a los 63 años. El 20 de enero de 1993.

Un poco antes de su muerte en enero de 1993, Audrey Hepburn recibió el premio del Screen Actors Guild por sus logros de por vida.

Incapaz de aceptar el reconocimiento en persona, le pidió a la actriz Julia Roberts que aceptara el honor en su lugar. Aunque la actuación de Hepburn fue muy apreciada durante su vida, probablemente preferiría ser recordada como la hada madrina trabajadora de UNICEF.

Pudo vivir en el pináculo del glamour, pero Audrey decidió ayudar a los desprotegidos, aunque eso la llevara a ver la peor cara de la humanidad.

Será inolvidable su papel de Holly Golightly, pero para mucha gente, era una adorable desconocida que, con medicinas y alimentos, aparecía no como un ícono de moda, sino como un rayo de esperanza. Y así también habría que recordarla.

Con información de Caras y Burro Sabio

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