Laura Artemisa García Chávez se estrenó como titular de la Secretaría del Bienestar, y la verdad: no pudo hacerlo mejor.
La vimos este lunes en la conferencia del gobernador Alejandro Armenta, ya con el traje de funcionaria bien puesto —y no sólo de forma literal—, dando cifras precisas, diagnósticos claros y un discurso que suena más a trabajo que a improvisación. Apenas unos días antes había dejado el Congreso local, donde presidió la Junta de Gobierno y Coordinación Política, ese ring legislativo donde logró algo que pocos consiguen: mantener el orden sin perder la elegancia.
Laura Artemisa viene del magisterio, y se le nota. Tiene ese tono de maestra que no grita, pero pone orden. Que educa con el ejemplo, pero también con carácter. En el Congreso lo demostró: metía en cintura a legisladores rebeldes y explicaba los temas complejos con una calma que ya quisieran muchos doctores en Derecho. Es una mujer que sabe estar en el escritorio, pero que también entiende que la política se hace en la calle, en los pueblos, en las comunidades donde el Bienestar no se dice: se siente.
Y sí, digámoslo sin vueltas: es una de las mujeres más cercanas al gobernador Alejandro Armenta. No por casualidad la sacó del Legislativo para integrarla a su gabinete. Armenta confía en ella porque representa algo que su proyecto necesita: orden, disciplina, sensibilidad social y cero poses. Y porque, además, es una de las pocas políticas que combina cabeza, corazón y talante.
Su historia lo respalda: tiene formación en educación, administración y gestión pública; ha pasado por diferentes trincheras partidistas y ha demostrado que la lealtad no está en el color, sino en el compromiso con la gente. Quienes la conocen saben que puede hablar de teoría educativa con el mismo entusiasmo con el que reparte cobijas o escucha a una madre que perdió su casa por las lluvias.
En un gabinete que se está reconfigurando y que tiene los ojos encima, su llegada a Bienestar marca una señal clara: Armenta apuesta por las mujeres que trabajan.
