En medio de la discusión sobre el paquete económico 2026, el subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath, ha lanzado una advertencia sobre los riesgos inflacionarios derivados de dos medidas fiscales clave: el aumento al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y la imposición de nuevos aranceles a importaciones provenientes de países sin tratado comercial con México, especialmente China.
Heath, en su voto disidente durante la última reunión de política monetaria del banco central, señaló que estos factores no fueron incluidos en el balance oficial de riesgos inflacionarios, pero que su impacto podría ser significativo. El incremento al IEPS afectaría productos como bebidas azucaradas y cigarrillos, con una recaudación estimada de más de 30 mil millones de pesos. Por otro lado, los nuevos aranceles a insumos provenientes de Asia podrían generar ingresos por 154 mil millones de pesos, pero también encarecerían la producción nacional, afectando precios al consumidor.
El subgobernador enfatizó que estos ajustes fiscales podrían frenar el proceso de desinflación previsto para 2026, especialmente en el componente subyacente de la inflación, que excluye productos volátiles como alimentos y energéticos. Aunque algunos miembros de la Junta de Gobierno de Banxico consideran que el impacto será acotado, Heath insiste en que no se deben subestimar sus efectos, sobre todo en un contexto donde la inflación subyacente aún no converge hacia la meta del 3%.
En paralelo, la Cámara de Diputados analiza una propuesta del Partido Acción Nacional (PAN) para disminuir el Impuesto Sobre la Renta (ISR) aplicado al aguinaldo. Esta iniciativa busca aliviar la carga fiscal sobre los trabajadores durante la temporada decembrina, permitiéndoles recibir un monto mayor de su prestación anual. Aunque la medida podría tener efectos positivos en el consumo interno, también plantea retos para la recaudación tributaria y el equilibrio fiscal, especialmente si se combina con los aumentos al IEPS y los aranceles.
Si prospera la reducción del ISR al aguinaldo, el gobierno enfrentaría una paradoja fiscal: por un lado, busca aumentar ingresos mediante impuestos indirectos y aranceles; por otro, reducir la carga directa sobre los ingresos personales. Esta tensión podría complicar la planeación presupuestaria y generar presiones adicionales sobre la inflación, si el aumento en el ingreso disponible se traduce en mayor demanda de bienes y servicios.
En suma, las declaraciones de Heath y las propuestas legislativas revelan un escenario fiscal complejo, donde las decisiones deben tomarse con cautela para evitar desequilibrios macroeconómicos. La política monetaria y fiscal deberán coordinarse estrechamente para mantener la estabilidad de precios sin frenar el crecimiento económico.
Mi correo ricardocaballerodelarosa@gmail.com














