domingo, julio 7, 2024
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Violencia contra la mujer: ciclo de las agresiones

Se puede calificar como pandemia la violencia contra las mujeres, donde la violencia es sistémica y se dan en el seno de relaciones afectivas heterosexualesante esto, surge en el ideario colectivo una pregunta: ¿por qué hay mujeres que permanecen en este tipo de vínculos abusivos? Los estudios muestran que hay motivos de toda índole que dificultan la salida de estas relaciones violentas.

Tradicionalmente, la violencia contra las mujeres en la pareja ha sido tratada como fenómeno privado, patrimonio único de la esfera familiar y fue hasta la década de 1970 en EE. UU. cuando el movimiento feminista de segunda ola comienza a exponer la violencia sistémica con la que las mujeres conviven en los ámbitos familiares, especialmente en el seno de la pareja heterosexual.

Para el año 1979, la Convención de la ONU sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer establece el desarrollo de mecanismos para lograr la igualdad de género como una obligación para los estados firmantes.

Violencia contra la mujer: Los motivos de las agresiones

La violencia de género tiene unas características específicas respecto a otros tipos de violencia, y es que entre el agresor y la víctima hay una relación afectiva romántica. Esto se relaciona con una de las razones por las que se puede mantener una relación violenta: la influencia en la construcción del amor del mito del amor romántico, donde el amor todo lo puede y la pareja es la única fuente de felicidad. Esto contribuye a la preservación de la pareja, manteniendo la víctima esperanzas de cambio.

En las relaciones de violencia se despliegan una serie de mecanismos psicológicos destinados a lograr el aislamiento de la víctima, así como una dependencia emocional respecto al agresor, de hecho estas herramientas tienen similitud con las técnicas de persuasión coercitiva, desplegadas por las sectas en sus procesos de captación; de esta manera es como se persigue la pérdida de autonomía y la dependencia de la víctima mediante el distanciamiento de su entorno social.

De esta manera la pareja se convierte en el único “apoyo” de la mujer y pierde la posibilidad de recibir ayuda del exterior, por ello, la falta de apoyo social y familiar favorece la cronificación de la violencia. 

Algo muy importantes es la feminización de la pobreza; es decir hay una gran brecha en el acceso a la educación y al mercado laboral de las mujeres supone un porcentaje mayor de pobreza en estas respecto a varones. Esta precariedad estructural genera dependencia económica que como la emocional, dificulta la salida de la relación violenta.

Image by Gerd Altmann from Pixabay

El ciclo de la violencia: tensión, explosión y luna de miel

La psicóloga estadounidense Leonore Walker pone nombre a lo que viven las mujeres violentadas en la pareja: ciclo de la violencia y esto ocurrió en 1979.

Estas fases ocurren después de un periodo de calma:

Acumulación de la tensión: comienza haber conflictos y los grados de agresividad y hostilidad del hombre van en aumento.

Explosión: es el momento de la agresión, de cualquier intensidad. La mujer siente confusión, miedo e incluso culpabilidad.

Luna de miel: el agresor se “arrepiente” de lo ocurrido, promete que no volverá a ocurrir y manipula a la víctima para que no deje la relación. En esta etapa es cuando hay muestras exacerbadas de afecto que ligan emocionalmente a la mujer a su agresor.

Después de esta fase comienza la acumulación de la tensión, y con ella el inicio del ciclo. En cada vuelta, el periodo temporal entre fases se va reduciendo hasta el momento en que desaparece la fase de luna de miel. Así, la dinámica de la pareja estará centrada en la tensión y posterior estallido violento.

Este ciclo de violencia trae consigo graves consecuencias físicas, psicológicas en la mujer, pudiendo llegar incluso al asesinato.

Foto portada: Image by Gerd Altmann from Pixabay

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