El encuentro marca uno de los gestos diplomáticos más significativos hasta ahora en el conflicto, pues ambos mandatarios buscan mostrar liderazgo.
En medio de intensas expectativas internacionales, Donald Trump y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu iniciaron una reunión en Jerusalén para discutir una nueva propuesta de tregua entre Israel y Hamás, acompañada de la liberación de rehenes retenidos en Gaza.
El plan de tregua cotiza como un posible punto de inflexión: contempla un alto al fuego bilateral, un calendario de intercambios escalonados de prisioneros y el envío de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza supervisada por la ONU.
Netanyahu insistió ante cámaras en que Israel no aceptará condiciones que comprometan su seguridad nacional, mientras que Trump ha señalado que su papel mediador será clave para lograr acuerdos sostenibles.
Fuentes diplomáticas filtraron que Trump habría llevado una propuesta estadounidense que incluye garantías de seguridad, reconstrucción en Gaza bajo supervisión internacional y vigilancia conjunta aérea y marítima.

Durante las negociaciones, se espera que ambos lideres aborden la situación en campos de refugiados, acceso a servicios básicos, el estatus de Jerusalén y el levantamiento parcial del bloqueo sobre Gaza en fases controladas.
Un portavoz del gobierno israelí declaró que «cada punto será revisado, pero no se cederá hasta que se garantice la defensa del Estado» y pidió paciencia para alcanzar un consenso que “no comprometa la vida de ciudadanos israelíes”.
La reunión, que se prolonga por horas, ya ha captado la atención de gobiernos de Medio Oriente, Estados Unidos y actores europeos.
Naciones Unidas y la Cruz Roja expresaron expectativa, mientras varios países pidieron que cualquier tregua incluya mecanismos de verificación rigurosos para que no se rompa el alto el fuego nuevamente.
Analistas señalan que el momento es particularmente delicado: los costos humanos del conflicto han escalado, la presión internacional exige resultados y tanto Trump como Netanyahu se juegan credibilidad política.
Este acercamiento diplomático refleja que incluso en medio del conflicto más persistente de la región, hay voluntad de negociar bajo presión.
Si la propuesta de tregua y liberación de rehenes prospera, podría marcar un hito—al menos temporal—en el traumático episodio Gaza-Israel.
Pero su viabilidad dependerá de la capacidad de ambas partes para comprometerse más allá de las cámaras.
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