viernes, abril 19, 2024
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Te decimos qué es lo que te oculta un pediatra

En Revista Única te hablamos de la figura del pediatra en el correcto control y seguimiento del crecimiento de tu hijo.

Los pediatras son una de las figuras principales en el control y seguimiento de tu hijo, además es una figura confiable para ti.

1. ¿No quieres esperar?

Tienes que hacer una cita con el pediatra a la mitad de la semana, y pide la primera consulta disponible en la mañana o justo después del almuerzo.

2. Antibióticos.

En algunos estudios se muestra que los antibióticos para las infecciones de oído en niños mayores de dos años rara vez son mejores que observar y esperar, aun así muchos de los pediatras los recetan.

Los especialistas quieren sentir que están haciendo algo útil. Si recetan un antibiótico para tu hijo y al cabo de unos días se siente mejor, los padres pensarán que el pediatra es un genio.

3. Vacunas.

¿Quieres que las vacunas sean menos dolorosas para tu bebé? Puedes preguntar si puedes darle el pecho mientras se le aplica la vacuna. O, si es un niño que ya camina, si se puede usar un anestésico local en aerosol o una crema para reducir el dolor.

4. Revisar al hermano.

No le pidas al pediatra que le eche “un vistazo rápido” al hermanito que no tiene cita. Ya que si tu mamá te acompañara al ginecólogo, no le dirías al médico: “Doctor, ¿podría acostarla y echarle un vistazo rápido a ella también?”

Cada paciente merece una evaluación completa.

5. Tiempo de la cita.

En ocasiones se dispone de menos de 10 minutos por cada paciente, así que tienes que aprovechar el tiempo y plantea primero los problemas más urgentes. Si tienes mucho que preguntar, pide una cita especial.

6. Recomendaciones.

Aunque el pediatra te diga que dejes llorar a tu bebé hasta que se vuelva a dormir cuando sea un poco mayor, no le digas si yo seguí ese consejo con mis hijos. O no lo hice nunca.

7. Emergencia.

En algunas ocasiones tienes una inquietud urgente y en la recepción te dicen que no hay citas disponibles, pide hablar con una enfermera y explícale tu situación. Tal vez pueda conseguir que el pediatra te atienda, aunque su agenda esté llena.

8. Esperar a revisión.

No retrases el tratamiento de tu hijo porque quieres que el pediatra vea los síntomas. La gente suele decir al pediatra: “No le di el analgésico porque quería que usted sintiera la fiebre”, o “no usé el nebulizador porque quería que oyera el jadeo”.

Los pediatras no dudarán les dices que el niño jadeaba o tenía fiebre, pero retrasar el tratamiento sólo hará sufrir más al niño.

9. Ayuda con tus comentarios.

En cuanto le dices al pediatra “no le gusta que le revisen los oídos”, le recuerdas al niño la última vez que hice eso, lo que nos predispone para otro fracaso. Mejor di con naturalidad: “Es hora de que el doctor te revise los oídos”. 

10. Gérmenes.

Los pediatras no tienen una sala de espera para “enfermos” y otra para “sanos”. En todo el consultorio hay gérmenes, y no pueden desinfectar después de atender a cada paciente. El consejo que te da el pediatra es que lleves tus propios juguetes, y si tu hijo toca cualquier cosa, lávale las manos con un poco de gel desinfectante.

11. Evita decir esto.

Los pediatras recomiendan que no le digas a tu hijo que le voy a poner una inyección si no se porta bien. Jamás hará eso.

12. Revisión a fondo.

Algunas aseguradoras no les pagan por atender cuadros complejos en una consulta de rutina. Si tu hijo lleva meses quejándose de dolor de cabeza, lo más probable es que el especialista te diga que hagas otra cita, para averiguar con detenimiento la causa de los dolores.

13. Nuestro trabajo puede ser duro.

Por lo general, los pediatras tienen menos ingresos que otros médicos. La mayoría de los especialistas cobran honorarios más altos. Los bebés los ensucian, se orinan, vomitan y cosas peores; sin embargo, les encanta atenderlos y cuidar su salud.

Con datos de Selecciones Reader’s Digest. @

Imágenes Pixabay.

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