Es frecuente que no compartamos todos nuestros gustos con nuestra pareja, que tengamos personalidades, estilos de hacer las cosas e incluso filosofía de vida diferentes. Esas diferencias puede que hayan pasado desapercibidas o que no supongan un gran conflicto en la relación, pero cuando hablamos de discrepancias en lo que a pautas de crianza y educación de los hijos, la cosa se complica. Llegar a acuerdos cuando partimos de perspectivas distintas, o incluso opuestas, es uno de los mayores retos a los que se somete la pareja cuando llegan los hijos.
Existen varios aspectos que hacen que nos posicionemos fuertemente en nuestra forma de entender la crianza:
- En el “cómo educar” confluyen nuestros valores, creencias, personalidad, educación recibida… es decir, hay mucho en ello de nosotros mismos y de nuestra manera de ver el mundo, de ahí que defendamos nuestro punto de vista.
- Implica a una tercera persona, nuestro pequeño, y siempre queremos lo mejor para él.
- La responsabilidad percibida de las consecuencias que tendrán en nuestro hijo las decisiones que tomemos al respecto es muy alta, de manera que éstas conllevan una enorme carga emocional para los padres.
Por otra parte, aunque ya existieran en la pareja aspectos en los que no había acuerdo, este es uno del que no podemos huir: podemos no ver esa peli juntos si no nos gusta a los dos, pero no podemos dejar de educar a nuestro hijo porque no estemos de acuerdo. Es decir, la imposibilidad de evitar u obviar este tema hace que sea más potente en cuanto a su influencia en la relación de pareja.
¿Qué hacer cuando tenemos estilos de crianza diferentes?
La clave, lo principal y más importante, es que a pesar de que haya discrepancias exista el sentimiento de equipo y hagamos frente común. ¿Cómo?
Ante los niños:
- No discutir, pelear, delante de los niños.
- Mantener un diálogo sobre nuestras opiniones y mostrarles que se puede llegar a un acuerdo.
- No desacredites a tu pareja delante del peque, con eso le estamos transmitiendo la idea de que pueden no acatar nuestras decisiones.
- Apoya al otro: es importante mostrar unidad y coherencia ante los niños.
Para los padres:
- Establece prioridades, elige qué temas son verdaderamente importantes y cuáles no. N
- Revisa tus ideas y creencias en cuanto a crianza, cuestiónalas: a veces nos dejamos llevar por la inercia de lo aprendido, de lo que hemos visto, pero no nos hemos parado a meditar sobre su utilidad o beneficios.
- Establece tus límites, está claro que los tienes, pero exprésalos con delicadeza, no como un ataque o un menosprecio a la opinión de tu pareja.
- Recuerda que tu pareja es una persona distinta a ti, con su personalidad, sus valores, sus creencias, el respeto es absolutamente fundamental.
- En privado, y negociando, deben establecer una serie de normas básicas.
Las diferencias en los estilos de crianza y la diversidad de opiniones entre los padres, siempre y cuando las gestionemos de manera positiva, pueden ser beneficiosas para nuestros hijos. Mostrarles que a pesar de las diferencias somos capaces de llegar a acuerdos, que aunque tengamos opiniones distintas somos un equipo y una unidad. No existe la pareja “perfecta” en la que no hay discrepancias, pero son equipo y el bienestar de su hijo es la meta común. Ser diferentes no es negativo, pero hagámoslo bien.
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