Leyenda viva de Hollywood, el realizador de Cincinnati es considerado uno de los mejores directores de todos los tiempos.
No existe a día de hoy un epíteto que describa con suma exactitud la grandeza de Steven Spielberg. Tal día como hoy, hace 73 años, la historia del cine cambiaría para siempre de la mano de uno de los más grandes realizadores de todos los tiempos. A su cuenta corren títulos que custodian la filmoteca de más de media humanidad.
El 18 de diciembre de 1946, Leah Adler daba a luz su primer y único hijo varón, el mayor de cuatro hermanos, fruto de su relación con Arnold Spielberg quien, a la postre, marcaría gran parte de la filmografía de su hijo. Tanto es así que, cuando el joven Steven tenía 19 años, su padre abandonó el domicilio conyugal.
El amor se rompió y Steven culpó a su padre de que la relación se truncara. Arnold se llevó las iras de un Spielberg que no entendía por qué su padre les ‘abandonaba’. De hecho, no fue hasta 1998 cuando padre e hijo firmaron el tratado de paz y se reconciliaron. Un trauma que, años después, se ha descubierto como una treta de su padre para que la pena fuera menor.
El germen del mito
La historia, tal y como se cuenta en el documental de HBO Spielberg, pone el foco en Leah, que se enamora del mejor amigo de Arnold y se había ido a vivir con él. Su padre siempre trató de esconder este detalle a sus hijos para ahorrarles el sufrimiento, pero se le volvió en su contra, al menos por la parte que atañe al joven Steven.
La industria del cine tiene que dar gracias a este malentendido, pues sin él es posible que obras magistrales como E.T.: El Extraterrestre o Encuentros en la tercera fase no hubieran existido como tal. Ambos filmes se cimentan sobre una figura paterna prácticamente inexistente, pendiente de un factor externo que se superpone al propio hijo.
Tras una infancia en la que escondía su religión para driblar el antisemitismo que, por desgracia, siempre ha imperado en muchos estratos sociales, Steven Spielberg se mudó a California con su madre. En el soleado estado norteamericano iniciaría, también, sus estudios en Teatro, Cine y Televisión en University of Southern California, aunque sin mucho éxito.
Nuevo Hollywood
Sus intentos en la facultad le llevaron a cambiar de aires y ligarse a la California State University, donde sería nombrado doctor honoris causa años después. Aquí comenzaría su carrera como cineasta, tras ingresar como becario en los estudios de Universal. Su sueño de niño, más cerca de hacerse realidad. El primer paso de una carrera sin parangón en la industria.
En los 70, Universal contrató a Steven Spielberg para dirigir algunos episodios de las series Marcus Welby y Colombo, pero el éxito llegaría con uno de sus primeros éxitos y lo haría en forma de largometraje. Tras rodar Amblin (1968) – nombre con el que bautizó a su productora años más tarde -, el joven de Cincinnati rodó la inolvidable Duel (El diablo sobre ruedas, 1971).
La lista de Schindler (1993)
Se trata de una de las obras magnas de Steven Spielberg. Un proyecto que lo tomó con mucha responsabilidad, debido a su ‘cercanía’ con la historia. El filme relata una parte de la vida del empresario alemán Oskar Schindler. La narrativa se centra en cómo este miembro del partido nazi salvó del Holocausto a miles de judíos. Con Liam Neeson en el papel de Schindler y acompañado por un reparto de lujo, entre los que destacan Ralph Fiennes y Ben Kingsley. La cinta se alzó con el Óscar a la Mejor Película y cinceló, en blanco y negro, secuencias que se grabarían a fuego en el imaginario del espectador. Un crudo retrato de la época más oscura de la humanidad.
Salvar al Soldado Ryan (1998)
Una recreación hiperrealista de la II Guerra Mundial, con un inicio pluscuamperfecto, plasmando el Desembarco de Normandía con una destreza inusitada. Esta genialidad hecha película cuenta la búsqueda incesante del paracaidista James Francis Ryan (Matt Damon) por parte del capitán John H. Miller (Tom Hanks) y otros siete soldados. La cinta no se alzó con la estatuilla a la Mejor Película, pero Spielberg se llevó el Óscar al Mejor Director. Además, este filme sirvió de preámbulo para la producción que el realizador de Ohio y Tom Hanks gestaron pocos años después; la serie Band of Brothers (Hermanos de sangre).
Tiburón (1975)
Solo Spielberg es capaz de meter el miedo en el cuerpo al espectador sin mostrar a ese elemento disruptor que pone en peligro la vida de los protagonistas. Una cinta marca de la casa. Con esta memorable película, metió el miedo en el cuerpo a todo hijo de vecino, provocando que más de uno evitara el agua en sus vacaciones de verano. Relata la amenaza de un enorme tiburón blanco que siembra el pánico en las playas de Amity Island. El oceanógrafo Matt Hooper (Richard Dreyfuss), junto con el jefe de policía Martin Brody (Roy Scheider) y el cazatiburones Quint (Robert Shaw) intentarán dar caza a este terror de los mares.
Encuentros en la tercera fase (1977)
Steven Spielberg quería cambiar el cine y lo consiguió, pero primero empezó por revisionar el género de la ciencia ficción y los encuentros con seres de otros mundos. Por primera vez en la historia, Hollywood trataría los contactos con extraterrestres desde una mirada amable, alejado de la visión del alienígena como elemento disruptor y peligro para la humanidad. Spielberg traza con maestría la historia de Roy Neary (Richard Dreyfuss), un empleado de la línea eléctrica que investiga un apagón y experimenta un contacto con un OVNI. Una delicia de metraje en el que participa también el mítico François Truffaut, encarnando a Claude Lacombe.
Indiana Jones y la última Cruzada (1989)
Indi no podía faltar en el top ten de Steven Spielberg. Como representación de la saga del arqueólogo chuleta se encuentra esta tercera parte que hizo las delicias del respetable, superando, incluso, a En busca del Arca perdida. Harrison Ford volvía a colocarse el sombrero Fedora sobre su cabeza para encarnar a uno de los personajes más icónicos del cine de aventuras. En esta entrega, Spielberg presenta al padre del profesor universitario por fin, interpretado por el legendario Sean Connery. Para más inri, el director recupera a los nazis como villanos y pone los Jones a buscar el Santo Grial. La cuadratura del círculo.
Jurassic Park (1993)
“Doctor Grant. Mi querida Doctora Sattler. Bienvenidos, a Jurassic Park”. Con esta frase introducía John Hammond (Richard Attenborough) al parque de atracciones de dinosaurios. Steven Spielberg adaptó la novela de Michael Crichton y puso patas arriba a la industria del cine. Gestó unos dinosaurios más que verosímiles gracias a la combinación del ordenador con modelos animatrónicos, arramplando con todos los Óscars técnicos. Además, Spielberg compaginó esta obra con La lista de Schindler. Como no podía estar al cien por cien en ambos proyectos, le encomendó la supervisión de la postproducción a su amigo George Lucas.
E.T.: El Extraterrestre (1982)
Con la transformación iniciada con Encuentros en la tercera fase, Steven Spielberg quiso continuar con su visión del extraterrestre como un ser inofensivo. El realizador se basó en un amigo imaginario de su infancia para dar vida al tierno alienígena marrón que convirtió las salas de cine en un mar de lágrimas. Elliot y E.T. marcaron a toda una generación que se quedó asombrada ante el conglomerado emocional que había trazado el maestro de Ohio.
Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio (2011)
Es evidente que esta película no necesita presentación. La adaptación de Steven Spielberg del undécimo álbum del periodista del flequillo y el capitán Haddock. La cinta de Tintín tuvo una recepción que muy pocos se esperaban. Aunque resulte extraño, este fue el primer contacto del director con la animación. ¡Vaya debut! El realizador dejó su impronta en esta aventura animada.
El diablo sobre ruedas (1971)
Fue la carta de presentación de Spielberg en el largometraje. El telefilme catapultó al realizador de la mano de Richard Matheson, que escribió el guion a raíz de su novela homónima. La cinta narra la inconcebible persecución a la que se ve sometido un conductor por parte de un camión cisterna.
El puente de los espías (2015)
Tom Hanks, Mark Ryalance, Amy Ryan y Alan Alda forman el reparto de esta historia que cuenta la detención del espía soviético Rudolf Abel en 1957. La Guerra Fría no ha hecho más que empezar y el abogado James B. Donovan (Hanks) deberá defender al agente enemigo, aunque también se le encomendó la negociación del intercambio de Francis Gary Powell, el piloto del U-2 derribado en el corazón de la URSS.