La primera atleta mexicana en lograr un oro olímpico en Sídney 2000, olímpicos que abrieron por primera vez el levantamiento de pesas a las mujeres, fue Soraya Jiménez, halterista mexicana.
Un 5 de agosto de 1977 nació una mujer de nombre Soraya Jiménez quien le diera a México uno de los momentos mas increíbles de la historia del deporte a este país.
En el marco de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y con motivo de su cumpleaños, Google convirtió a Soraya Jiménez en la primera medallista olímpica mexicana que recibió un homenaje a través de un creativo Doodle
A Soraya Jiménez se le daban bien todos los deportes que practicaba. Junto a su hermana gemela Magali destacó en natación, en bádminton y en baloncesto, hasta que a Soraya le llamó la atención el levantamiento de pesas… y también se le dio bien. A lo largo de su vida, con mucho sacrificio y técnica, fue superándose a sí misma hasta lograr una carrera meteórica que la llevó en siete años desde los campeonatos locales y nacionales a los internacionales y mundiales.
Soraya supo hacerse un hueco en una disciplina que nadie practicaba en México, lograr los apoyos mínimos de un entrenador y un patrocinador y, sobre todo, superar las barreras de un deporte considerado hasta entonces sólo de hombres. En Sídney 2000 el levantamiento de pesas se abrió por primera vez a las mujeres y Soraya Jiménez hizo historia en la categoría de 58 kilos.
Tocó el cielo el 18 de septiembre, cuando todo México dormía por la diferencia horaria, con su primera participación olímpica logrando levantar 127,5 kilos en dos tiempos y colgándose la medalla de oro, la décima en la historia de México en unos Juegos Olímpicos pero la primera lograda por una mujer. Desde ese momento Soraya se convirtió en la inspiración de muchas niñas y jóvenes en el deporte mexicano en general y en la halterofilia en particular.
Todo apuntaba, por su juventud, a un ciclo exitoso lleno de triunfos, pero en 2002 empezó su calvario, con pesadas cargas con las que Soraya Jiménez no pudo: enfermedades, lesiones, intervenciones quirúrgicas, extirpación de un pulmón y algún que otro escándalo que la fueron retirando poco a poco de la vida deportiva de primer nivel, aunque siempre se mantuvo fiel a sus entrenamientos con las jóvenes promesas.
Su situación física empeoró a la vez que lo hacía la económica y la soledad a la que se vio relegada. Un infarto de miocardio acabó con su vida a los 35 años causando gran conmoción en la sociedad mexicana y en la familia de la halterofilia mundial.
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