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Shunga: el porno de los samuráis

Revista Única te trae hoy esta curiosa e interesante información sobre Shunga: el porno de los samuráis.

Dentro del Shunga existen imágenes muy explicitas, pero que al final son erotismo histórico, gráfico, artístico, valioso: los cuadros están albergados en los principales museos del mundo. Por ejemplo en El British Museum se consideró que los menores de 16 años tenían que ir acompañados por un adulto.

Son un ejemplo de la sexualidad gráfica popular en los tiempos del periodo Edo (1603 a 1868), los grabados secretos o de alcoba que fueron precursores de tantas cosas y que por su contenido hoy en día podemos definirlos como:

¡El porno de los samuráis!

Origen

Su nombre es Shunga, y eran grabados o pinturas atípicas, pornográficas, o al menos, indecorosas, muy populares en la época, algunas de excelsa calidad artística.

Formaban parte del arte del ukiyo-e, pinturas producidas en masa que reflejaban estampas cotidianas, y que tuvieron mucha aceptación entre los abuelos de los actuales dibujantes de manga; fueron las precuelas del moderno género pornográfico que llaman hentai.

Shunga: el porno de los samuráis
Shunga de Utagawa Kuniyoshi. Wikimedia Commons.

La prohibición

Nunca terminaron de ser bien vistas por el Estado o shogunato nipón pero tampoco prohibidas del todo.

No fue hasta 1907 cuando el Código Penal Japonés las vetó. Solían ir unidas a chistes o frases ingeniosas, y en ocasiones contenían crítica social.

Popularización

Eran el porno de la época, las revistas eróticas que los samuráis y geishas se pasaban de mano en mano.

Los japoneses pudieron inventar con el Shunga los dos rombos, conscientes de que no eran aptos para todos los públicos: los lectores despistados quizás no sepan que los rombos fueron un símbolo añejo, que advertía en la tele que los curiosos no deberían seguir viendo si no estaba un mayor de edad presente.

Shunga: el porno de los samuráis
Shunga lésbico. Katsushika Hokusai. 1814. Wikimedia Commons.

En qué consistía

Las shunga contenían imágenes muy explícitas y cubrieron un periodo de 250 años de producción. Fue una de las temáticas más demandadas en el arte del ukiyo-e y podían producirse en álbumes de 12 o más estampas o en libros ilustrados.

La forma más sencilla de adquisición eran las librerías de préstamo en las grandes ciudades. Como en los viejos videoclubes, uno podía dirigirse hacia la habitación del fondo y realizar allí una transacción para su placer personal. No era un material nada barato (de ahí que se alquilaran), y en ocasiones, debido a su calidad y desarrollo técnico, solo podían ser un bien de lujo reservado a los tatamis más exquisitos.

El principal centro productor fue Tokio y las ciudades de Kioto y Osaka. Había centenares de editoriales dedicadas a esto.

Significado

Shunga significa en el lenguaje japonés «imágenes de primavera». Los tipos usaban esta estación como metáfora o eufemismo sexual. Primavera quería decir echar un polvo sin decirlo. «¿Una primaverita rápida?». Así serían entonces, siguiendo esta lógica, los usos bajo las relucientes pagodas.

Pero este género no era el único, porque hay muchísimos haikus, pequeños poemas clásicos, escritos como odas a la primavera. Y tal vez nos hayan tomado el pelo durante siglos ya que muchos contenían un oculto doble sentido.

Sabiendo esto, tal vez ya no puedas volver a leerlos con aquella inocencia pastoril que te traslada a escenarios con garzas y ciruelos en flor.

Shunga: el porno de los samuráis
Kitagawa Utamaro. Siglo XIX. Wikimedia Commons.

Los artistas

Entre los principales artistas del Shunga encontramos a los grandes nombres de la gráfica japonesa, como Katsushika Hokusai, Kitagawa Utamaro, Hishikawa Moronobu, Katsukawa Shuncho, que crearon una escuela que inspiró después a los mejores pintores del Poniente: estas estampas fueron coleccionadas por artistas como Henri de Toulouse-Lautrec, Gustav Klimt, Auguste Rodin y Pablo Picasso, e influenciaron en el estilo de Monet, Van Gogh, o Paul Gauguin, entre muchos otros.

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Aline Paz
Me considero una mujer librepensadora, sin ganas de convencer a nadie, pero con ánimo de cuestionar. Licenciada en Filosofía por BUAP y Maestra en Alta Dirección e Inteligencia Estratégica. En el ámbito educativo participé en diversos congresos académicos como revisora y ponente; además, colaboré con edición y artículos en revistas universitarias y empresariales. Así como en revistas independientes, culturales y de cine. En el ámbito laboral me he desempeñado en el sector público, en un área que me gusta, dependencias de asistencia social, en los tres órganos de gobierno, en temas de planeación y evaluación. En Revista Única soy miembro fundador y colaboro en las secciones de Sexualidad, Travel, Cultura, Tecnología y, con especial convicción, en temas de Feminismo.

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