Puebla debe ser un destino seguro para las estudiantes.
A propósito de la reciente inauguración de Ciudad Universitaria 2, ese nuevo espacio que promete ser el centro de sueños y desvelos académicos para miles de estudiantes, quiero que platiquemos de lo que significa ser una estudiante universitaria en Puebla.
Esta hermosa ciudad que, desde hace años, se ha ganado la fama de ser un imán para universitarios, sobre todo para aquellos del sureste del país.
No es ningún secreto que Puebla está tapizada de universidades. Según cifras del INEGI, la matrícula universitaria en nuestro estado supera los 286 mil estudiantes.
Somos uno de los cinco estados con más estudiantes universitarios, sólo superados por monstruos como la CDMX, el Estado de México, Jalisco y Veracruz.
La realidad es que, aunque la situación de las mujeres ha mejorado en muchos aspectos, aún enfrentamos desafíos únicos. El sexismo sigue siendo una sombra en las universidades, un recordatorio de que la igualdad numérica no siempre significa igualdad real.
Y es que, aunque cada vez somos más mujeres estudiando, la discriminación de género sigue acechando, ya sea a través de comentarios sexistas, miradas incómodas o situaciones de acoso.
Y aquí viene lo importante: Puebla debe ser un lugar seguro para nosotras, las mujeres que dejamos nuestras casas, nuestros hogares, para venir a estudiar.
Salir del nido familiar y enfrentarse a la vida universitaria ya es un desafío, pero hacerlo en un entorno que no siempre es seguro lo es aún más. No podemos permitir que la violencia de género, el acoso y el hostigamiento sigan siendo parte de nuestra experiencia universitaria.
Las universidades, además de ser centros de conocimiento, deben ser espacios donde todas podamos sentirnos protegidas y valoradas por quienes somos, únicas y valientes.
