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Sara Montiel, la primera española que triunfó en Hollywood

En México actuó al lado de Pedro Infante.

Hoy recordamos a una actriz española quien cumpliría 92 años de edad, hablamos de Sara Montiel, quien nació el 10 de marzo de 1928 en Campo de Criptana, Castilla La Mancha, España, dentro de una familia humilde dedicada a la agricultura, su verdadero nombre era María Antonia Abad Fernández. Su padre Isidoro Abad y su madre María Vicenta. En los años 30 la familia se trasladó a Orihuela, en donde Isidoro intentó aminorar su enfermedad asmática. En la población alicantina la familia Abad se dedicó a la venta de vinos. Entre la escasez económica de su familia y el contexto bélico, Antonia acudió poco al colegio en su niñez. Se crió jugando en las calles y cantando, teniendo como modelo a Imperio Argentina.

En Madrid ganó un concurso de canto representando a Alicante que organizó la productora Cifesa en el Retiro. Gracias a su triunfo pudo estudiar dicción con Anita Martos. Cambiando su nombre de Antonia Abad por el de Sara Montiel debutó a mediados de los años 40 en la gran pantalla con la película “Te Quiero Para Mí” (1944), dirigida por Ladislao Vajda. El mismo año estrenó “Empezó En Boda” (1944), título que cuenta en su reparto con la presencia de Fernando Fernán Gómez. En los años 40 también participó en el “Don Quijote De la Mancha” (1948) con Rafael Rivelles y en su película revelación, “Locura De Amor” (1948), film de Juan de Orduña en donde acompañó a Aurora Bautista (Juana la Loca) y Fernando Rey (como Felipe El Hermoso) en el papel de la princesa Aldara.

A comienzos de los años 50, Sara, que en este período tenía como principal espejo interpretativo a Rita Hayworth, volvió a coincidir con Fernando Fernán Gómez en “El Capitán Veneno” (1950) antes de trasladarse a México aconsejada por el escritor Miguel Mihura, con quien mantuvo un romance, e invitada por el gobierno del país azteca para participar en las Fiestas de la Primavera. En el país mexicano rodó bastantes películas hasta mediados de la década de los 50, entre ellas con dirección de Miguel M. Delgado “Cárcel De Mujeres” (1951) o con el co-protagonismo de Pedro Infante en “Necesito Dinero” (1952). La más conocida fue “Piel Canela” (1953), dirigida por Juan José Ortega.

Cruzó la frontera hasta los Estados Unidos para debutar en Hollywood como Nina en “Veracruz” (1954), western sobre el conflicto mexicano-francés que dirigió Robert Aldrich con el protagonismo de Gary Cooper y Burt Lancaster. La mujer de este último, Norma Anderson, fue quien recomendó a Sara para el papel después de haberla visto en una película mexicana. En el año 1956 fue dirigida por Anthony Mann en “Dos Pasiones y Un Amor” (1956), película con Joan Fontaine y el cantante tenor Mario Lanza. Sara se casó con Mann (nacido en 1906) en 1957.
Se divorciaron en 1961.

Los años 50 fue la mejor etapa como actriz de la manchega. Tras su paso por Hollywood, en donde compartió amistad con James Dean y Marlon Brando y en el papel de india se casó con Rod Steiger en el film de Samuel Fuller “Yuma” (1957), regresó con éxito a España con triunfos en taquilla como “El Último Cuplé” (1957) de Juan de Orduña o “La Violetera” (1958) de Luis César Amadori, convirtiéndose en una de las estrellas más importantes de la historia del cine español. En “Carmen, La De Ronda” (1959), película dirigida por Tulio Demicheli con Jorge Mistral y Maurice Ronet, protagonizó una versión de “Carmen” de Prosper Merimée.

Después de romper con Anthony Mann, Sara contrajo matrimonio en 1964 con el industrial José Vicente Ramírez Olaya (nacido en 1933). Algunas películas protagonizadas por Sara en la década de los 60 son “Mi Último Tango” (1960), musical romántico que volvió a contar con la presencia del francés Maurice Ronet; “La Bella Lola” (1962), melodrama inspirado por el “Margarita Gautier” de Alejandro Dumas hijo, o “Samba” (1965), amoríos en tierra brasileña con dirección de Rafael Gil y doble papel para la protagonista. En los años 70 fue dirigida por Juan Antonio Bardem en “Varietés” (1971).
Se retiró del cine después de protagonizar “Cinco Almohadas Para Una Noche” (1974) y de rechazar participar en el llamado “cine del destape” de finales de la década. Años después participó en la teleserie “Sara y Punto” (1990).

Tras su relación con Ramírez Olaya, Sara se casó con Pepe Tous (nacido en 1931), con quien adoptó a sus hijos Thais (nacida en 1979) y Zeus (1983). La muerte de Tous en 1992 puso fin al matrimonio. En el año 2002 se casó con un admirador cubano llamado Tony Hernández (1966). El enlace se rompió en el año 2005. Al margen de sus matrimonios se le rumorearon romances como el citado autor teatral Miguel Mihura, el científico Severo Ochoa o el actor Giancarlo Viola. Sara falleció en Madrid el 8 de abril del año 2013. Tenía 85 años de edad. Está enterrada en el Cementerio Sacramental de San Justo, de Madrid.

Sus padres no podían soñar con que la niña saliera de Campo de Criptana y la reconocieran más allá de un océano que ni siquiera imaginaban. Eran labradores y sabían del trabajo de sol a sol y de La Mancha como único horizonte. Pero Sara Montiel, niña vivaz que no había quién callara, triunfó. Aquí y allende los mares. Ya famosa en España por su intervención junto a Aurora Bautista en la mítica Locura de amor de Juan de Orduña, no se amilanó ante el reto de ser Nina, entre Gary Cooper y Burt Lancaster, en Veracruz. Era el año 1954 y aún le quedaban por rodar dos de sus títulos más emblemáticos: El último cuplé (1957) y La violetera (1958).

Ernest Hemingway le enseñó a fumar puros; se casó con Anthony Mann; flirteó con Gary Cooper y acabó convirtiéndose en leyenda. Nació de pie, pero nació, como ella bien decía, y tras ver lo duro que trabajaban sus padres, se juró romper con ese destino que parecía marcado para ella y lo consiguió. Ayudada con un físico espectacular, a los 13 años, Sara comenzó a gobernar su vida, dejando claro que su ésta, estaba en el espectáculo.

Su primer éxito cinematográfico fue Locura de amor, a finales de los 40, época que la gente salía de las salas diciendo «la que está buenísima es la mala», tal y como ella misma explicaba en una ocasión.

Pero la suerte y la escapatoria estaba en México, donde se convirtió en una de las reinas del melodrama, sin embargo este país sería su trampolín para impactar internacionalmente en Hollywood, donde se casó con el maestro del western Anthony Mann, aunque había llegado sin saber inglés y sin padrinos.

«Yo no era novia de nadie, era Sara Montiel desde un principio y trabajé muchísimo» explicaba quien, con sus rasgos raciales, deslumbró a Gary Cooper y Burt Lancaster en Veracruz, y donde conoció a Marlon Brando rodando junto a él, en La ley del silencio.

Su exuberante belleza le abrió muchas puertas, tantas que tras una de ellas se encontró a James Dean con el que fue fotografiada en una de las últimas apariciones públicas del actor antes de su fallecimiento en un accidente automovilístico.

Pero aunque en Los Ángeles los contratos se iban sucediendo, este no era el lugar de Saritísima y se fue a España, donde le esperaban nuevos éxitos.

Vivió en primera persona la época franquista, pero supo hacerse un hueco en la escena española, donde acabaría convirtiéndose en el primer icono sexual del país. La película de bajo presupuesto de Juan de Orduña, El último cuplé, tendría parte de la culpa, pues fue en este filme, donde Montiel desplegó todos sus encantos, no solo actuando, sino también cantando los recordados temas Fumando espero y El relicario, que hoy en día aún son inolvidables.

La película fue un auténtico éxito y Sara se convirtió en una de las actrices más taquilleras del mundo y por correspondencia en una de las mejores pagadas. A este filme le siguieron, La Violetera, Carmen la de Ronda, Mi último tango, Pecado de Amor, La bella Lola, La dama de Beirut, La reina del Chantecler, Noches de Casablanca, La mujer perdida, Varietés y Cinco almohadas para una noche.

La transición la empujaría hacia la música, donde destacó poniendo de moda el cuplé y entonando con su inconfundible voz, ronca y grave, boleros como Contigo aprendí o Bésame mucho, llegando incluso en el año 2009 a cantar a dúo con Alaska y su grupo Fangoria, el tema Absolutamente, reinventándose de nuevo y dando a conocer sus estilismos, aquellos que le llevaron a convertirse en una musa de lo «kitsch».

Con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo y también con la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Sara o Antonia, como era llamada por sus amigos, tuvo una vida amorosa muy ajetreada. Como bien hemos mencionado anteriormente, la artista estuvo casada con el director americano Anthony Mann, al que dio el ‘sí, quiero’ en 1957 y del que se divorciaría en 1963.

Su siguiente matrimonio fue firmado con una corta fecha de caducidad. Se casó con el industrial José Vicente Ramírez Olalla, a quién Sara llamaba cariñosamente Chente, del que se divorciaría dos meses después, a pesar de que fue en la Ciudad Eterna, Roma, donde se casaron ante un reducido grupo de invitados.

Pero el corazón de Sara aún tendría más de un dueño, y el principal y al que Sara jamás olvidaría sería el empresario y periodista mallorquín José Tous Barberán, Pepe Tous, con el que Sara escribiría su gran historia de amor. Una década duró su noviazgo antes de formalizar su romance, que acabaría en 1992, año en el que fallecería Pepe, con el que Sara adoptó a sus dos hijos, Thais (1979) y Zeus (1983).

Diez años después Sara Montiel se volvería a casar. Ésta vez con un admirador, el cubano Tony Hernández. Sin embargo, su relación, que fue puesta en duda por muchos, duró poco llegando a su fin en 2003.

Ernest Hemingway, Miguel Mihura, Indalecio Prieto o Giancarlo Viola, su amor eterno, fueron otros de los hombres que marcaron la vida de Sara Montiel, Saritísima o María Antonia Abad Fernández, esa belleza natural que revolucionó una época y envolvió los sueños adolescentes de muchas generaciones con una voz profunda y sensual. Sus enormes ojos que miran de frente han cautivado a poetas e intelectuales; y ella ha sabido siempre estar en su sitio, discreta o afilada, según se presente la ocasión. La niña incansable de La Mancha ha recorrido millones de kilómetros alrededor del planeta para ser lo que siempre quiso: una auténtica estrella.

A lo Criticón y Hola

Alejandra Delgadillo
Egresada de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación por la UPAEP. Colaboradora en El Sol de Tlaxcala. Reportera de Noticias en Grupo Acir Puebla, donde tenía a mi cargo las fuentes de Salud, Instituciones Asistenciales, Iglesias, Agrarias, Ecología y Empresariales. Participé en el área de prensa de la Delegación del ISSSTE Puebla. Las secciones que escribo son: Vida Sana, Cábalas y Tradiciones, Mamás y Algo Más, Feminismo Hoy, Salud, Economía, Ciudad y Seguridad, en Revista Única. Además, soy colaboradora del programa de radio Cinco Mujeres en Cinco Radio. Coautora del libro “Crónicas de Puebla, 50 años”.

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