Datos interesantes de la vida de la madre Teresa de Calcuta, el 5 de septiembre se celebra su fiesta
Hoy en la fiesta de la santa en Revista Única, recordamos a Santa Teresa de Calcuta en esta ocasión te daremos algunos datos que quizás no sabías de la mujer que con su servicio a los más pobres, mostró la misericordia de Dios y fue una de las mujeres con mayor influencia en el siglo XX.
El nombre de esta santa fue Agnes Gonxha Bojaxhiu. Nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, actual Macedonia, que en ese entonces formaba parte de Albania. Fue bautizada con el nombre de Agnes Gonxha Bojaxhiu. Agnes, en español es Inés y Gonxha significa “capullo de rosa o pequeña flor”.
Tuvo una dura infancia. Hizo su primera comunión a la edad de cinco años y fue confirmada a los seis. A los ocho murió su padre y su familia pasó por un periodo de dificultades económicas. Recibió una sólida formación cristiana en casa y en la parroquia jesuita del Sagrado Corazón de Jesús.
Tomó el nombre de Teresa por Santa Teresita de Lisieux. A los 18 años dejó su hogar para ir a Irlanda e ingresó en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, más conocida como las Hermanas de Loreto.
Tomó el nombre de Teresa por Santa Teresa de Lisieux, Patrona de las Misiones y Doctora de la Iglesia. Los biógrafos nos dicen que la Madre Teresa, cuyo nombre de nacimiento fue Agnes, admiraba mucho a Santa Teresita – la pequeña flor – y su «pequeño camino», tanto que quiso tomar el nombre «Theresa» al consagrarse como hermana.
Pero, otra postulante también quiso ese nombre. Silenciosamente, sin mucho alboroto, Agnes tomó entonces la versión española del nombre (‘Teresa’), renunciando a la versión que ella quería inicialmente.
En esta simple acción y actitud, Santa Teresa de Calcuta nos enseña a aceptar lo que la vida nos entrega con calmada determinación confiando en que Dios mismo guía todos los acontecimientos, grandes o pequeños.
Fue maestra en una escuela de Calcuta. Llegó a Calcuta el 6 de enero de 1929, fiesta de la Epifanía, para trabajar como maestra. El 24 de mayo de 1937, fiesta de María Auxiliadora, realizó su profesión perpetua convirtiéndose entonces, como ella misma dijo, en “esposa de Jesús” para “toda la eternidad”.
Dejó a las Hermanas de Loreto para fundar las Misioneras de la Caridad. Estuvo muchos años en la Congregación de las Hermanas de Loreto dedicándose a la enseñanza. El 10 de septiembre de 1946, en un viaje para ir a su retiro anual, recibió lo que denominó la “llamada dentro de la llamada” en la que una sed de amor y almas se apoderó de su corazón.
Tuvo visiones de Jesús. Mediante locuciones y visiones, Jesús le fue mostrando la nueva misión a la que la llamaba. “Ven y sé mi luz”, le suplicó el Señor. Cristo le reveló su dolor por el olvido de los pobres, su pena por la ignorancia que tenían de Él y el deseo de ser amado por ellos.
La Madre Teresa dejó el convento de las Hermanas de Loreto y, vestida con el sari blanco orlado de azul, se introdujo en el mundo de los más necesitados. Recibió un curso de medicina con las Hermanas Médicas Misioneras y encontró alojamiento temporal con las Hermanitas de los Pobres.
Iba a Misa a diario y se confesaba semanalmente. Iniciaba su día con la Eucaristía y salía de casa con el rosario en la mano para servir al Señor en los más pobres. Acudía a la confesión una vez a la semana. Un 7 de octubre de 1950, fiesta de Nuestra Señora del Rosario, se estableció oficialmente la nueva congregación de las Misioneras de la Caridad.
Su primera obra fuera de India la fundó en Venezuela. En la década de 1960, la Madre Teresa empezó a enviar a sus hermanas a diversas partes de la India. La primera obra que abrió fuera del país se estableció en Venezuela. Luego se expandieron a otros continentes y llegaron incluso a países comunistas como la antigua Unión Soviética y Cuba.
Fundó varias asociaciones derivadas de las Misioneras de la Caridad. La Madre Teresa también fundó a los Hermanos Misioneros de la Caridad, la rama contemplativa de las Hermanas, los Hermanos Contemplativos, los Padres Misioneros de la Caridad, los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y Sufrientes. Asimismo inició el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi.
Tuvo muchos años de «oscuridad». En su vida interior experimentó un profundo, doloroso y constante sentimiento de separación de Dios, incluso de sentirse rechazada por Él, unido a un deseo creciente por su amor. Ella llamó “oscuridad” a esta experiencia interior que comenzó más o menos al inicio de su servicio a los pobres y que continuó hasta el final de su vida.
Vía rápida a la santidad. La Madre Teresa y San Juan Pablo II fueron grandes amigos y se reunieron en varias oportunidades. El mismo santo permitió la apertura de su causa de beatificación antes de los cinco años posteriores a la muerte del candidato como establece la Iglesia. Así la beatificó el 19 de octubre de 2003, día en que se celebró la Jornada Mundial de las Misiones.
Tenía una «novena de emergencia». Ante la gran cantidad de problemas que afrontaba con frecuencia y en medio de un acelerado ritmo de vida, la Madre Teresa de Calcuta inventó una manera de invocar la intercesión de la Virgen María a la que nombró “Novena de emergencia”.
Hay santidad en hacer cosas pequeñas con mucho amor. Con una sonrisa en su rostro ella limpiaba con cariño y cuidado las heridas infectadas y llenas de gusanos de un moribundo, ignorando el hedor y la urgencia humana de salir corriendo. Santa Teresa de Calcuta hizo esto una y otra vez todos los días, pequeñas cosas con mucho amor. Cuando le amarro los cordones con paciencia a mi hijo o le limpio la nariz con cariño, estoy haciendo cosas pequeñas con mucho amor. Cuando le sirvo su comida favorita a mi esposo que ha tenido un largo día en el trabajo con una sonrisa (aunque mi propio día haya estado lleno de niños poco dispuestos a colaborar o de pequeñas emergencias), estoy haciendo una pequeña cosa con mucho amor. Cuando llevo a mis hijos enfermos hacia el baño para vomitar por tercera vez en la noche, y limpio nuevamente el piso junto con él con calmada resignación, estoy haciendo una pequeña cosa con mucho amor. La vida está llena de estas oportunidades. Santa Teresa de Calcuta nos enseña que este es el camino a la santidad.
No preocuparnos por las tareas que tenemos enfrente. Cuando vivía, ella no despertaba cada mañana ansiosa y estresada por el día que estaba comenzando y tendría que enfrentar. Ella no decía: «¡Oh Dios! ¡Tengo tanto que hacer! Hay tantos pobres y no puedo con todo esto…» Ella simplemente miraba la tarea que debía realizar, la enfrentaba, y continuaba con la siguiente. Deberíamos seguir este ejemplo en nuestro diario vivir.
Es bueno descansar. Biógrafos nos dicen que Santa Teresa de Calcuta tomaba siestas. ¿Les sorprende esto? Hubo un momento en el que pensé que era una señal de debilidad si me recostaba a descansar durante el día o si me iba temprano a la cama. Ahora veo cuán tonto era esto. Si nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, entonces cuidar de ellos es una responsabilidad seria. Además, sintiéndonos como nuevos, podemos alcanzar más objetivos.
Que cada persona vale y tiene dignidad. El molesto entrenador de fútbol, el vendedor impaciente de la tienda, el cartero malhumorado que no pasa por tu casa porque piensa que tu auto está estacionado muy cerca al buzón, estas personas fueron hechas a imagen y semejanza de Dios, tal como el sacerdote amigable de la parroquia o la dulce y amable abuela. A veces sería más fácil amar a un mendigo moribundo en la calle que al vecino que le gruñe a mis hijos si ellos juegan con la pelota frente a su jardín. Las acciones de Santa Teresa de Calcuta demostraban que debemos respetar a todo el mundo.
Iniciar el día con una oración y organizarlo de una manera ordenada. La Madre Teresa de Calcuta tenía un horario. Cuando hacemos esto, priorizamos nuestras vidas hacia Dios y nos mantenemos enfocados. Los planes de Dios para mí son diferentes de los que Él tenía para la Madre Teresa. Lo más probable es que yo no atienda las heridas emocionales de la gente o que cuide de aquellos que han sido abatidos por enfermedades. Pero como madre, diariamente atiendo pequeñas heridas: una rodilla lastimada luego de un paseo en el parque, los sentimientos heridos de mis hijos luego de peleas con sus amiguitos, la fatiga de mi esposo luego de un día lleno de problemas en el trabajo y en la vida familiar.
Esta «Novena de emergencia» (Flying Novena) que la Madre Teresa rezaba en apuros.
Ante la gran cantidad de problemas que afrontaba con frecuencia y en medio de un acelerado ritmo de vida, Santa Teresa de Calcuta inventó una manera de invocar la intercesión de la Virgen María a la que nombró “Novena de emergencia” (Flying Novena).
Monseñor Leo Maasburg, amigo y consejero espiritual de la Santa, explica en su libro ‘Madre Teresa de Calcuta: Un retrato personal’, que esta era “su rápida arma espiritual”.
Las novenas son oraciones que se rezan nueve días y son bastante comunes en la Iglesia católica y también en la Congregación de las Misioneras de la Caridad. Sin embargo, este rezo promovido por la Madre Teresa consistía en recitar diez «Memorares» en un solo día, de forma rápida, con el propósito en mente.
Un «Memorare» es una oración de intercesión a la Santísima Virgen, comúnmente atribuida a San Bernardo de Claraval, que la Madre Teresa hacía con frecuencia. En algunos países es conocida también como «Acordaos».
Monseñor Maasburg explicó que la Madre Teresa siempre oraba diez «Memorares» porque “daba la colaboración de los cielos tanto por sentado, que siempre añadía un décimo Memorares de inmediato, en acción de gracias por el favor recibido”.
Esta “Novena de emergencia” tenía una cosa en común con las novenas de nueve días e incluso con las de nueve meses: la confianza abogando por la ayuda divina, como hicieron los apóstoles durante nueve días junto con “María, la madre de Jesús, y las mujeres” (Hechos 1:14) a la espera de la ayuda prometida por el Espíritu Santo.
La Madre Teresa utilizaba esta oración constantemente para pedir por la curación de un niño enfermo, antes de conversaciones importantes, para solicitar la ayuda celestial cuando las provisiones se acababan, etc.
El presbitero Brian Kolodiejchuk, postulador de la causa de canonización de la Madre Teresa, señaló en una ocasión que la santa enseñaba que el Memorares “expresa de manera efectiva su confianza en el poder de la intercesión de María como mediadora de todas las gracias”.
“Fluye desde el amor y la confianza que tenía en María; era una forma sencilla de presentarle sus peticiones. La rápida respuesta que recibía era su inspiración para recurrir a la Madre del Cielo cada vez con mayor confianza a través de las palabras del Memorares”, añadió.
La oración es la siguiente:
“Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio y reclamando Vuestro Socorro, haya sido desamparado por Vos.
Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las Vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos.
Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas ante la necesidad, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén”.
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