Revista Única te cuenta la historia de San Ramón Nonato, patrono de las mujeres embarazadas y protector contra los chismes.
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Este 31 de agosto por tradición se festeja a san Ramón Nonato, es un santo de origen español y que pertenece a la Orden de los Mercedarios.
Ramón nació el 2 de febrero de 1200 en Portel (Cardona, Cataluña, España), en circunstancias extraordinarias. En una casita de campo y fue descendiente de las nobles familia de los Fox y Cárdenas, llegó al mundo de forma milagroso, porque fue extraído del vientre de su madre cuando ella estaba muerta, de ahí su nombre de «No-Nato» no nacido.
Los padres de Ramón soñaban con la llegada de un hijo. Cerca del pueblo había una ermita dedicada a San Nicolás de Bari donde, frente a la imagen de la Virgen con el Niño, la futura madre acudía buscando consuelo y esperanza de gestar esta nueva vida.
La Virgen escucha sus ruegos y la vida comienza a germinar. Volviendo un día de la Ermita a su casa muere. Ramón Folch, el Vizconde de Cardona estaba de cacería, y al ver a la mujer tendida en el suelo, sin vida, se inclina sobre el cuerpo y como por inspiración divina, extrae su daga y rasga el vientre de la mujer, naciendo así el niño.
A los pocos días fue bautizado Ramón, que era el nombre del Vizconde de Cardona en agradecimiento por su intervención, quien lo elige como ahijado.
Infancia.
Es curioso pero los planes de Dios no son nuestros planes. Tampoco son los planes de los padres. En diferentes ocasiones, ellos buscan su propio egoísmo en lugar de buscar el bien de sus hijos. Así el padre de Ramón lo envió a Barcelona para que hiciera amistad con la gente rica, e hiciera carrera y posteriormente fuera su orgullo y su sostén.
Barcelona.
Al llegar a Barcelona, Ramón se entregó a una vida de profundo estudio pero además se dedicó a la vida de piedad. Para ello, en lugar de hacer amistad con ricos, se preocupaba de los libros y de los necesitados. Al enterarse, su padre le mandó volver a Portell y allí le encargó el cuidado de unas ovejillas.
Entonces hizo amistad con otros pastores, pero como el demonio no duerme, pronto algún envidiosillo lo acusó con el amo de las ovejas de que abandonaba al ganado. El amo le creyó y así cierto día siguió a Ramón de lejos para ver si era verdad.
El jovencillo Ramón se retiraba a un lugar solitario, y, puesto de rodillas, realizaba oración. Pero el amo se emocionó al ver al joven con alas de ángel, que cuidaba de su rebaño y lo alimentaba en los mejores pastos. Las ovejas cuidadas por Ramón eran las que más lana y leche producían. La envidia de los demás se convirtió en admiración y respeto.
En ese tiempo se puso al servicio total de la Virgen María y bajo su amparo. Un día, mientras cuidaba de sus ovejillas, le habló así:
«Madre mía, tú sabes que yo no he tenido la dicha de conocer a mi madre en la tierra, pero te conozco a Ti y te amo ¿no querrás suplir a mi madre de la tierra?» – Y la Virgen María le contestó: «Sí, sí, hijo mío, acepto con gusto ser tu madre…»
A los oídos de Ramón llegaron los prodigios que obraba en Barcelona un joven llamado Pedro Nolasco (quien posteriormente sería Santo) que trataba de fundar una Orden para redención de los pobres cautivos, que, caídos en manos de los sarracenos, eran llevados a las mazmorras de África.
Así que se marchó a Barcelona y se encontró con él y se puso a su servicio y bajo su dirección espiritual.
Ya en Barcelona se entregó a hacer obras de caridad por las calles y en los domicilios particulares. Sobre todo, dejó huellas de su gran caridad para todos los enfermos que se encontraban en el Hospital de Santa Eulalia.
Cuenta una antigua biografía que: «Era de caridad incandescente, que amaba las letras y aprovechaba mucho en ellas. De pueblo en pueblo iba llevando la Buena Nueva del Evangelio; todos los caballeros nobles le respetaban; todos los pobres le amaban y todos seguían sus huellas…
Martirio.
Es elegido por los Mercedarios como redentor, para el rescate de los cautivos.
En el año 1236, en Argelia, ante la gran cantidad de cautivos, decide quedarse como rehén en lugar de ellos, mientras sus compañeros conseguían el dinero para su rescate. Al compar el sufrimiento, la prisión y el mal trato que padecían los cautivos, Ramón comienza a consolarlos, a darles ánimo, a hablarles de ese Dios que nunca nos olvida.
Y así su prédica y aliento no sólo llama la atención de los cristianos cautivos, sino también de sus captores, con lo cual comienzan a interesarse por su predicación, llegando a convertir a algunos de ellos. Esto enfurece a los jefes principales y le ponen un candado en la boca para que deje de hablar, sólo se lo sacaban para que pudiera comer.
A pesar de ese tormento continúa predicando. Los Mercedarios logran reunir el dinero suficiente para liberar a Ramón y regresa a España.
El Papa Gregorio IX lo nombra cardenal en el año 1239. A pesar de este título el continuo con su vida de humildad y ayuda a los más necesitados. Posteriormente es invitado a trabajar con el Papa a Roma, por lo que el humilde Cardenal decide ir caminando hasta esa ciudad pero en el camino muere el domingo 31 de agosto de 1240.
Para que no hubiera disputas sobre donde iba a ser enterrado, se propuso poner sus restos sobre una mula ciega, considerando que donde se detuviera sería el lugar que el santo había elegido para quedarse. Luego de detenerse brevemente en dos parajes, finalmente llega a la ermita de San Nicolás, lugar donde sus padres soñaron y anhelaron su nacimiento.
San Ramón es patrono de los partos, los niños, las embarazadas, parteras, obstetras, recién nacidos, la fiebre y personas falsamente acusadas. Por esto es costumbre ver junto a la imagen del santo candados para cerrar la boca de los acusadores. Así que si te ves envuelta en un chisme no dudes en acudir a san Ramón Nonato.
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