Es una enfermedad relacionada al trastorno alimenticio y se caracteriza porque quien la padece no es consciente de la problemática en el sobrepeso y continúa con los malos hábitos, “no estoy gordo, estoy fuerte y saludable”, éste es de los pensamientos más comunes de personas con Megarexia.
Cuántas veces hemos escuchado: “estoy super sano” cuando su base en la alimentación es la comida con altos índices de calorías y grasas como pizzas, hamburguesas, papas fritas, entre otras que son perjudiciales a la salud.
Lamentablemente la Megarexia es un padecimiento menos conocido a la anorexia o la bulimia; sin embargo, comienzan a surgir estudios y especialistas que están investigando más sobre este tema en sus causas y efectos, pues también es un problema de salud mental.
La persona Megaréxica tiene sobrepeso e inclusive obesidad, tienen exceso de grasa en el cuerpo, lo cual incrementa el riesgo de padecer enfermedades graves como hipertensión, diabetes, cáncer, problemas de circulación, padecimientos cardiacos, entre otros.
Entre sus orígenes está la malnutrición; sin embargo, también se le pueden atribuir cuestiones genéticas, sociales y hasta ambientales y obviamente problemas psicológicos y alteraciones en la personalidad.
La Megarexia es un término que se desarrolló en 1992 por el doctor Jaime Brugos, autor del libro Dieta isoproteica, esto según la revista muysalud donde se establece que “requiere un manejo multidisciplinario por diversos especialistas. El plan de tratamiento debe ir encaminado a identificar y solucionar la causa detonante del problema mediante la guía de un especialista en psicología. Las terapias conductuales suelen ser de gran utilidad en el control de los trastornos alimenticios”.
Datos de la Asociación Americana de Psiquiatría, el 85 por ciento de quienes tienen obesidad a nivel mundial tiene este trastorno. Asimismo, se resalta que por cada persona anoréxica registrada existen al menos diez megaréxicas y que con sobrepeso y con obesidad, se ven y consideran esbeltos.
Para un tratamiento, es fundamental el apoyo familiar y por principio el paciente acepte y se concientice que tiene un problema de salud, ya que además del sobrepeso puede desencadenar consecuencias graves en la salud que lo pueden llevar a la muerte.
Hoy en día, nuestra alimentación no es la más adecuada en la mayoría de las personas, lo anterior si tomamos en cuenta los estilos de vida por el trabajo, las prisas, el estrés, la economía, la vida sedentaria, entre muchos factores e inclusive los del ámbito emocional.
Recordemos que las inestabilidades emocionales llevan a desencadenar desórdenes alimenticios que provocan incluso a devorar o quitarnos el apetito.
Y es que la ansiedad, depresión, angustia y otros sentimientos llegan a calmarse con la comida, con lo cual no se hace conciencia del daño que se provocan.
¡A cuidarse!
