Las relaciones extra o prematrimoniales no están prohibidas o penadas en Egipto, pero sí censuradas socialmente. Marruecos, Libia, Jordania, Kuwait, Bahréin, Qatar, Emiratos, Omán y Yemen sí prevén penas de cárcel. En algunos países como Arabia Saudita los castigos impuestos pueden ser físicos.
En Egipto, una pareja en la que al menos uno de los dos sea local no puede hacer una reserva de hotel sin presentar el acta matrimonial. Lo mismo ocurre con las visitas de miembros del sexo opuesto en residencias particulares. El omnipresente bawab, el portero y a la postre guardián de la moral del edificio (e informante de la policía), se encargará de velar por las buenas o por las malas de que no haya encuentros sexuales.
Los vecinos pueden denunciar los hechos a la policía o tomar la justicia por su mano. Dependiendo del vecindario (la clase social a menudo sirve de velo que tamiza la moral), acabarán a palos o instalarán cámaras para usar en contra del o la inmoral. Pudiendo provocar su arresto o expulsión del inmueble. En muchos contratos de alquiler se incluye una cláusula que especifica que el ejercicio de la prostitución en la vivienda es motivo de cesión del mismo. Una herramienta útil para deshacerse del inquilino o inquilina que no se avenga a respetar la moral que impere en el vecindario.

La ley que pena la inmoralidad se aplica también para castigar la homosexualidad en Egipto, o en Jordania, donde no está prohibida abiertamente, pero donde vuelve a existir una disociación entre la realidad social de puertas adentro y de puertas afuera. Está prohibida y penada en Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Yemen (pudiendo conllevar pena de muerte o flagelación), Libia, Marruecos o Qatar, entre otros. La aplicación depende del país y sus circunstancias. En algunos, como Irak, la inestable situación política no da como para legislar, pero se conocen milicias que persiguen y castigan a los homosexuales. La presencia del autoproclamado Estado Islámico tanto en Irak como Siria o Libia, abren un período de excepcionalidad al respecto también.
El suicidio de la activista de derechos LGTBI egipcia Sarah Hegazy en el exilio en Canadá, coloca en el debate la doble moral, además del uso de ciertas leyes para penar lo que no está abiertamente penado, pero sí condenado socialmente. Hegazy padecía síndrome de estrés postraumático y depresión tras haber sido encarcelada y torturada durante tres meses. Su crimen fue ondear una bandera arcoíris durante un concierto del grupo libanés Mashrou Leila. En las semanas que siguieron se encarceló a más de 75 personas.
El código penal marroquí castiga hasta con tres años de cárcel a quienes mantengan relaciones homosexuales. El artículo 489 habla de “actos contra natura con individuos del mismo sexo” y en 2017 casi 200 personas fueron procesadas.

El artículo 178 de la Ley contra delitos cibernéticos de Egipto promulgada en 2018 estipula el castigo por la creación y administración de cuentas de redes sociales que incitan al libertinaje con penas de prisión de hasta dos años y una multa de no menos de 5.000 libras egipcias (unos 300 euros).
Una joven influencer denunció recientemente haber sido agredida sexualmente por dos amigos en un vídeo de Tik Tok en el que aparecía con la cara magullada. Finalmente, y tras haberse retractado, fue detenida. La lincharon en redes sociales por su estilo de vida y vestimenta. Una vez más la doble moral.
El último Barómetro árabe de 2019, reflejaba una aceptación mayor de los asesinatos por honor (muerte de la mujer para salvar la honra familiar) que de la homosexualidad. Si bien los porcentajes son bajos, en Argelia y Marruecos el 27 y 25% ve bien los asesinatos de honor mientras solo un 26 y 21%, respectivamente, acepta la homosexualidad.

En Sudán dicha cifra desciende hasta el 17%, y aún peor es en Jordania y Túnez, ambas con un 7% y los Territorios palestinos, un 5%. El dato de Líbano, uno de los que se considera más abierto en la región no deja de sorprender: tan solo el 6% de los encuestados considera aceptable la homosexualidad. El Barómetro árabe es una red de investigación con sede en la universidad de Princeton (EE UU) con información que se centra en actitudes y valores sociales, políticos y económicos de los ciudadanos comunes en todo el mundo árabe. Y aglutina el mayor depósito de datos disponibles públicamente sobre las opiniones de hombres y mujeres en la región.
Con información de esglobal.org