viernes, abril 19, 2024
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Recordamos a tres grandes de la literatura

En su aniversario luctuoso recordamos a William Shakespeare, Miguel de Cervantes y Garcilaso de la Vega.

El 23 de abril se celebra el Día Internacional de Libro, esto a partir de la «coincidencia» en la fecha de muerte de los grandes de las letras Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakespeare y de «Inca» Garcilaso de la Vega; sin embargo este dato es un tanto impreciso.

Esto porque durante mucho tiempo se ha dicho que el autor de «El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha» falleció el 23 de abril de 1616, sin embargo ese día fue enterrado en el Convento Trinitario tras un largo día de velatorio en su casa, ya que su deceso se registró el 22 del mismo mes.

En tanto que, Shakespeare si murió el 23 de abril pero de acuerdo con el calendario Juliano, el cual se basa en el movimiento del sol para cuantificar el tiempo, razón por la que cuenta con 10 días más que el calendario Gregoriano, el cual ya era usado en España en 1616.

Y en el caso de Inca Garcilaso de la Vega, diversas fuentes y estudiosos, coinciden en que en realidad se desconoce la fecha exacta de su deceso, aunque se ha delimitado entre el 22 y 24 de abril de 1616, rango que fue aprovechado para asignar el 23 de abril como el día de su muerte, a fin de hacerlo coincidir con la celebración de los libros.

Por esto en Revista Única recordamos a los grandes de las letras y hablaremos de datos que quizás desconocías de estos autores empezamos con el ingles William Shakespeare:

1. Se casó con una mujer embarazada bastante mayor que él.

A los 18 años, Shakespeare se casó con Anne Hathaway, ocho años mayor que él y a la que había embarazado. Además de esa primera niña (Susanna), tuvieron luego mellizos: otra niña (Judith) y un niño llamado curiosamente Hamnet. Una de las pocas cosas que se sabe de la relación entre Shakespeare y Hathaway es que acostumbraban a vivir separados.

2. No existe ningún descendiente suyo.

Hamnet murió de niño en 1596 y sólo una de sus hijas le dio una nieta, que murió sin descendencia en 1670. En cambio, Shakespeare tenía siete hermanos.

3. Su tumba está maldita.

Shakespeare está enterrado en la Holy Trinity Church de Stratford-upon-Avon, bajo un epitafio que dice: “Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar en el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos”. Además, una leyenda afirma que en su tumba se hallan las obras inéditas que se sabe que escribió pero que no han llegado a nuestros días.

4. Su obra más corta es La comedia de las equivocaciones.

Se representa en menos de hora y media, mientras que Hamlet, su obra más larga, requiere cuatro horas.

5. Todos sus papeles femeninos están escritos para hombres.

Esto se debe a que en aquella época era ilegal que las mujeres actuaran en obras de teatro. Esta sequía de actrices se mantendría hasta el periodo de la Restauración.

6. No se sabe cuál es la forma correcta de escribir su apellido.

En ninguna de las seis firmas que se conservan deletreó Shakespeare su propio apellido como lo hacemos hoy, pues escribió ShakespeShakspeShakspere y Shakespear.

7. Inventó un total de 1.700 palabras y expresiones.

O, por lo menos, fue el primero en escribirlas en inglés. Entre ellas se encuentran vocablos de uso tan común como amazement (asombro), arrogance (arrogancia) assassination (asesinato), bloody (sangriento), generous (generoso), road (camino) y suspiscious (sospechoso). También aparecieron por vez primera en El mercader de Venecia la expresión “No es oro todo lo que reluce” y el nombre Jessica.

8. Se cree que sus padres e hijos eran analfabetos.

Shakespeare asistió a una pequeña escuela local, donde aprendió a leer y escribir, además de latín. Sin embargo, esto no era costumbre en aquella época, y los indicios apunta a que su familia, de origen humilde, era analfabeta por lo menos en gran parte.

9. Macbeth es la obra más representada del mundo.

Se calcula que tienen lugar un promedio de seis actuaciones diarias; es decir, el equivalente a una representación cada cuatro horas en alguna parte del mundo.

10. Nadie sabe qué hizo entre 1585 y 1592.

No hay registros sobre Shakespeare desde el bautismo de los mellizos hasta que empezó a triunfar en Londres. La mayoría sugiere que estudió Derecho, que viajó por la Europa continental, que fue profesor de colegio o que se unió a una compañía de teatro a su paso por Stratford.

11. Su profesión era en realidad la de actor.

Así figura en documentos recogidos entre 1592 y 1603. Se sabe que actuó en una obra de Ben Jonson y que acostumbraba a hacerlo en las suyas. Eso sí, dado que era un hombre atareado, escogía papeles secundarios como el de fantasma en Hamlet y el de Adam en Como gustéis.

12. Muchas películas están basadas en obras de Shakespeare.

Los ejemplos más conocidos son West Side Story (Romeo y Julieta), El rey león (Hamlet) y Ran (El rey Lear), una de las obras cumbre del japonés Akira Kurosawa.

13. Algunos investigadores afirman que no escribió sus obras.

Hay quien dice que muchas las escribió gente a la que contrataba, otros dicen que fue un pseudónimo utilizado por algún otro escritor como Francis Bacon e incluso hay quien sostiene que nunca existió tal persona, sino que se trata de una figura ficticia bajo la que se aglutinaron distintos escritores. En cualquier caso, las pruebas de que existió y escribió las obras que se le atribuyen son más sólidas que dichas teorías.

14. Repartió su herencia de forma extraña.

Shakespeare hizo mucho dinero al ejercer también de empresario en el mundo del teatro, y decidió cederle la mayor parte de su patrimonio a su hija Susanna y una parte muy pequeña a su hija Judith, mientras que su mujer tuvo que conformarse con su “segunda mejor cama”. Las razones por las que lo pudo haber hecho son sólo especulaciones.

15. Más de 60 personajes mueren en sus tragedias.

Muchos de los personajes de sus obras podían llegar a desenlaces fatales esto por las personalidades que muchos tenían.

En cuanto a Miguel de Cervantes los datos que puedes desconocer son los siguientes:

1. Su partida de bautismo se salvó de milagro.

Durante la Guerra Civil Española, la iglesia de Alcalá de Henares donde bautizaron a Miguel de Cervantes fue asediada. Por suerte, poco antes, el cura de la parroquia había rescatado su partida de nacimiento y la había guardado en una caja de galletas metálica que un amigo soldó y metió en un pozo, donde permaneció encerrada durante tres años.

El documento quedó intacto y muy pocas veces ha salido del Ayuntamiento de Alcalá de Henares, pero ahora se expone en la muestra De la vida al mito.

2. Sólo existen 11 autógrafos reales del autor (pero no dedicados a sus fans).

En la exposición en la Biblioteca Nacional de España y Acción Cultural se exhiben —por primera vez— los once autógrafos que se conservan de Miguel de Cervantes en España (hay otros tres en Estados Unidos robados del Archivo General de Simancas en el siglo XVIII). Según explica Lucía Megías, son documentos fechados entre 1582 y 1598, vinculados a la vida profesional de Cervantes como comisario general de abastos y recaudador de impuestos.

Además, se exponen también cuatro autógrafos falsos que añaden fantasía al mito del autor; entre ellos, un billete que Cervantes habría escrito a Juan de la Cuesta —primer impresor del Quijote— para que entregara un ejemplar del mismo al portador del papelito.

3. Cervantes persiguió el sueño americano.

Así lo demuestra uno de los autógrafos (verdaderos) que reúne la muestra. Como explica el comisario, se trata de la carta que Cervantes envía al secretario del Consejo de Indias, Antonio de Eraso, contándole que sigue esperando la «merced» que le procure un puesto vacante en América, mientras se entretiene «en criar a Galatea», que se publicaría en 1585.

4. La imagen que conocemos de Cervantes es inventada.

«No tenemos otro retrato que el que él mismo se hizo en el prólogo de Novelas ejemplares», señala Lucía Megías, y fue a partir de ahí cuando surgieron las representaciones. Estas son las palabras que utilizó el escritor para describirse:

«Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha».

De ahí que el primer retrato impreso del escritor, firmado por William Kent en 1738, se titule Retrato de Cervantes Saavedra «por él mismo». Y de ahí también que Carlos Reyero, asesor de la exposición De la vida al mito, opine que el rostro de Cervantes se ha creado «a gusto de la sociedad». «La imagen del Cervantes hombre no existe, pero sí la del Cervantes personaje y mito», recalcó Lucía Megías.

También se dice que el pintor Juan de Jáuregui retrató a Cervantes en su tiempo, pero no se ha podido confirmar la autoría del famoso retrato:

5. En realidad, Cervantes no era manco.

Por mucho que lo apodaran el manco de Lepanto, a Miguel de Cervantes no le cortaron la mano en la batalla de Lepanto (1571), sino que se le quedó el brazo izquierdo tullido por tres arcabuzazos, tal y como cuenta José Manuel Lucía en su libro La juventud de Cervantes. Una vida en construcción.

6. El Quijote cruzó el charco al poco de publicarse.

En España se publicó en 1605, en 1606 ya había ejemplares en las principales capitales de América Latina. Allí se convirtió enseguida en personaje de las celebraciones populares, como en 1607, en la ciudad peruana de Pausa, cuando en una sortija caballeresca —un torneo a caballo en el que hay que meter una lanza a través de un anillo—alguien se inscribió bajo el nombre de caballero de la triste figura.

7. Pero Cervantes no es sólo el Quijote.

A Cervantes le pasó lo contrario que a Saturno, apunta el asesor de la exposición Javier Gomá. «El hijo ha devorado al padre», dice, en referencia al hecho de que, en general, se recuerda mucho más al Quijote que a su autor. Además de novelas bizantinas, pastoriles, picarescas y sátiras, Cervantes escribió poesía y teatro, y renovó el género de la novela.

En palabras de Gomá, si hubiera que citar a los españoles más importantes de la historia, Cervantes sería el primero, «junto con Velázquez, Goya y Picasso». El alcalaíno es «El español verdaderamente universal», sostiene; «a veces en el origen se encuentra también la excelencia».

8. Nunca fue rico, y menos tras la irrupción de Lope de Vega.

Por un lado, Cervantes no pudo evitar endeudarse por los quinientos escudos en oro que tuvo que pagar como rescate por su cautiverio en Argel (1575-1580). Por otro, los derechos de sus obras no le reportaron grandes beneficios y, aunque estas fueran bien acogidas en un principio, todo cambió cuando irrumpió «como un huracán» Lope de Vega y su Arte nuevo de hacer comedias, eclipsando de esta forma la obra de Cervantes, cuenta Lucía Megías.

9. Fue un inglés quien dio relevancia al Quijote.

El Quijote siempre estuvo infravalorado por ser considerado un libro cómico y con poco fondo. Tuvo que llegar un inglés, Henry Fielding, en el siglo XVIII, a reivindicar la obra cervantina como digna de ser imitada como novela moderna, como modelo de sátira seria y moral.

10. No murió el 23 de abril de 1616, sino el 22.

Si bien el libro de difuntos de la Iglesia de San Sebastián señala que «en el 23 de abril de 1616 años murió Miguel de Çerbantes Sahauedra», Francisco J. Martín Perellón, historiador y archivero del Ayuntamiento de Madrid, precisa que Cervantes falleció el 22 de abril, pues el registro indica cuándo fue enterrado.

Cervantes murió a los 68 años en la casa alquilada de Madrid donde vivía, en la esquina entre la calle del León y la calle Francos, ahora llamada Cervantes.

11. Tuvo que estallar una guerra para que España reconociera a Cervantes.

La Guerra de África (1859-1860) y, sobre todo, la crisis del 98, son los dos momentos históricos en los que Cervantes —y Don Quijote— empieza a ser reivindicado como figura nacional, como imagen mítica de lo español.

12. No fue muy afortunado con la fecha de su muerte.

El día de su sepelio coincidió con una procesión de la Santísima Virgen de Atocha para rezar por la lluvia, ya que Madrid llevaba meses sumida en una fuerte sequía, según narra Lucía Megías en La juventud de Cervantes.

Además, tres siglos después —en 1916—, el conde de Romanones tuvo que posponer las celebraciones cervantinas debido a la Primera Guerra Mundial, por lo que se suspendieron la mayoría de las actividades programadas, incluida una exposición en la Biblioteca Nacional.

13. Cervantes, viajero póstumo.

Se pueden ver homenajes a Cervantes en todo el mundo, desde la escultura en mármol de Carlos Nicoli erigida en La Habana en 1905 hasta la del parque de la Amistad en Moscú, pasando por la que el Ayuntamiento de Madrid regaló a la ciudad boliviana de La Paz. Aun así, las evocaciones a Don Quijote y Sancho son bastante más numerosas que las que honran a su autor.

14. Planeta Cervantes.

Desde el 15 de diciembre de 2015, Cervantes da nombre a una estrella, gracias a una votación popular avalada por la Unión Astronómica Internacional, que también bautizó como Quijote, Rocinante, Sancho y Dulcinea a los cuatro planetas que orbitan a su alrededor.

15. Es más actual de lo que creemos.

«Cervantes no es una pieza de anticuario», afirma Javier Gomá, «sino una figura con influencia actual, cohesionadora, que genera consensos. Es sinónimo de armonía mágica, alguien que nos educa a ser libres juntos». Tan convencido está Gomá que, en la inauguración de la exposición De la vida al mito, animaba a leer a Cervantes en el Congreso; es más, a que los diputados «celebren unas jornadas en torno a él».

Esa misma línea sigue Ana Santos Aramburo, directora de la Biblioteca Nacional, que pide «que cuando se acaben las conmemoraciones del centenario el 31 de diciembre, quede algo. Y, sobre todo, que se lea a Cervantes, que se lee muy poco». Básicamente, que este gran desconocido deje por fin de serlo.

Finalmente Inca Garcilaso de la Vega y las curiosidades de su vida:

Nació en América del Sur y murió en España; su padre fue un conquistador español y su madre, una princesa incaica. El Inca Garcilaso de la Vega representa el mestizaje de dos culturas que eclosionaron con la llegada de Francisco Pizarro. Su obra es el testimonio histórico del Virreinato de Perú y él está considerado como el padre de las letras del continente americano. Murió un 23 de abril de 1616, como dos grandes autores de la literatura universal, Cervantes y Shakespeare.

1- Su nombre de nacimiento es Gómez Suárez de Figueroa: Al ser su madre nativa peruana, estaba considerado hijo ilegítimo. Tuvo que luchar mucho por ganarse el derecho a usar el apellido de su padre, Garcilaso de la Vega, y luego, al cabo del tiempo, como escritor, añadió el apelativo Inca, con el que firmó a partir de 1563. Reunió en una misma firma sus dos herencias culturales y las mostró con orgullo a un público que no veía con buenos ojos a los mestizos.

2- Vivió en Perú hasta que se trasladó a España con 21 años. Fue militar y participó en varias campañas militares hasta que empezó a interesarse por la religión, la historia y la literatura. Aunque le pidió permiso al rey Felipe II para volver a Perú y se lo concedió, nunca regresó.

3- Su obra más conocida es Comentarios reales, dividida en dos partes. La primera, Historia general del Perú, se publicó en Lisboa en 1609 y la segunda, Comentarios, vio la luz un año después de su muerte. El primer tomo, que relata la historia prehispánica de Perú, la escribió para “cumplir la obligación, que a la patria y a los parientes maternos, se les debía”. La segunda parte, sin embargo, es una defensa de su linaje y una visión histórica del imperio incaico y de la conquista española. Aunque se haya puesto en duda su veracidad y su exactitud histórica, Comentarios reales se considera, desde el punto de vista literario, una obra clave de la civilización andina y un punto de partida de la literatura latinoamericana.

4- Falleció en Córdoba el 23 de abril de 1616. Murió tras una larga enfermedad y quiso ser enterrado en la Capilla de las Ánimas de la catedral cordobesa. Sobre su tumba se puede leer este epitafio, que él mismo redactó:

«El Inca Garcilaso de la Vega, varón insigne, digno de perpetua memoria, ilustre de sangre, perito en letras, valiente en armas, hijo de Garcilaso de la Vega de las casas ducales de Feria e Infantado, y de Isabel Palla, sobrina de Huayna Cápac, último Emperador de Indias. Comentó La Florida, tradujo a León Hebreo y compuso los Comentarios Reales. Vivió en Córdoba con mucha religión, murió ejemplar; dotó esta capilla, enterróse en ella; vinculó sus bienes al sufragio de las ánimas del Purgatorio.»

5- El 25 de noviembre de 1978, el Rey Juan Carlos viajó a Perú y depositó, en la Catedral de Cuzco, una arqueta con parte de las cenizas del Inca Garcilaso de la Vega como gesto y símbolo de la unión entre las dos culturas:

«Al entregaros hoy estas cenizas del Inca Garcilaso de la Vega, como Rey de España y en nombre de mi patria, quiero hacer patente esa nuestra solidaridad mestiza y el compromiso que ello representa. Más que de una dimensión biológica, se trata además, y sobre todo, de una vigencia cultural. Garcilaso, símbolo real de esa evidencia, queda, así en América como en España, como testimonio ejemplar.»

Con información de 20 minutos, Iberlibro, Huffpost y BBVA.

Imágenes Pixabay

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